Capítulo 10

2087 Words
Es viernes. Tengo exactamente tres días sin saber de Elliot, no se ha comunicado conmigo y eso me tiene nerviosa. Las amenazan han cesado, no he investigado tal y como Elliot me dijo, estoy dejando que las aguas se calmen para ponerme en acción nuevamente. Algo sumamente extraño es que en estos días Elliot no deja de salir de mi cabeza, no puedo sacarme la sonrisa que me dedicó ni el tacto de sus manos en mi piel al abrazarme. Casi puedo pensar que me gusta, pero eso sería imposible. Tengo un novio al cual quiero respetar. Lorenzo no se merece esto de mí, no cuando me da su amor, su comprensión y su dulzura. Hago una pequeña mueca con mis labios por el rumbo que mis pensamientos llevan. Ya debo estar enloqueciendo realmente. Recuesto mi cabeza en las cómodas almohadas que están en mi cama. Lorenzo me ha llamado y se ha disculpado por su comportamiento. Me hice la enojada y luego le perdoné. Sé que está lo suficientemente preocupado como para gritarme y ordenarme cosas, si el caso hubiera sido contrario reaccionaria igual, así que lo mejor es ponerse en sus zapatos y saber lo que pasa con él. —Isa—abro los ojos que hasta ahora soy consciente que mantenía cerrados. Shane está frente a mí con una sonrisa. —¿Pasa algo?—me incorporo y él entra sentándose en mi cama. —¿Vas a correr hoy?—ni me acordaba que ya tienen un nuevo lugar para las carreras. Travis no ha dado señal de vida desde la última vez que lo vi. Luis, el hermano de Lorenzo, está furioso y lo anda buscando por soplón. Siento lástima de él, antes se podría decir que era una persona muy especial para muchos, ha cambiado bastante. He estado hablando mucho con Luis, porque él me está informado todo sobre las carreras, es un buen tipo, aunque hay momentos donde le sale lo mujeriego y no puede evitar un intenso coqueteo conmigo que me encargo de dejar de lado, no me interesan los mujeriegos y en todo caso no me interesa para nada él. —Claro que iré—le digo con una sonrisa—sabes que los viernes son mis días favoritos—él asiente. —Andas muy pérdida últimamente—me susurra—quiero otorgarle el premio a Lorenzo, pero no es con él. ¿Pasa algo que deba saber?—pregunta y muerdo mi lengua. Shane y yo somos como el complementarias del otro. Nunca nos hemos mentido u ocultado algo. Siempre hemos sido muy sinceros entre sí, ahora estoy en una encrucijada sobre decirle o no. No sé cual vaya a ser su reacción y tengo miedo de que en su plan de protegerme estropee todo lo que he logrado hasta ahora. Cuando quiere Shane puede muy ser muy sobreprotector. —Elliot—susurro y él no parece sorprendido. —No me digas que engañas a mi mejor amigo con mi hermano—me dice horrorizado. —¡No!—casi grito—estamos en proceso de llevarnos bien—le digo con tranquilidad—no hago lo que no me gustaría que me hicieran, además de que Lorenzo es una persona muy especial, jamás me haría algo como eso—murmuro mirándolo, él esboza una sonrisa. —Creo que si puedes llegar amarlo—me acaricia el rostro—solo espero que él te valore como lo valoras a él. Ustedes son personas importantes en mi vida, no quiero que nadie salga mal en esta relación—besa mi mejilla suavemente—te amo tanto—mi corazón se detiene—mi pichón—hace tanto que no me demostraba que le importo con palabras. Shane es más de hechos, es una de las tantas cosas que me gustaron y siempre me van a gustar. Lo abrazo envolviéndome en su aroma. A pesar de que las cosas no funcionaron para nosotros en aquel momento donde lo amaba locamente, me siento agradecida de siempre contar con el apoyo de Shane, es una pieza en mi vida que nunca desecharía. Lo amo, ya no como interés romántico, pero Shane es como mi alma gemela, una persona que me complementa por completo. No sé qué sería de mi si algún día lo perdiera y la sola idea de que en algún momento a él le deuda pasar algo me aterra. —Yo también—susurro—yo también—repito lentamente. Un ruido nos hace separar y ambos miramos confundidos a Lorenzo quien se encuentra parado en la puerta un poco avergonzado. —No quería interrumpir—susurra sonrojado mirándonos a ambos con mucha pena. —Entra, hablaba con Isa—la sonrisa un tanto incómoda me confunde y luego soy consciente de los pensamientos de Lorenzo. Uno de mis ex diciendo que me ama y yo correspondiendo. —Pasa Enzo—susurro y él me mira con un brillo especial en los ojos, me doy cuenta que es la primera vez que le llamo así—hablaba con Shane—digo acomodándome mejor. —Me di cuenta de eso—me da un beso en los labios y mira a Shane—¿te importaría dejarnos solos un momento?—le pregunta—me gustaría conversar con ella—él asiente un tanto confundido y besa mi frente. —Piensa en lo que hablamos—me dice sonriente—sabes que estoy para ti, ¿bien?—asiento y él sonríe. —Lo pensaré—lo veo alejarse y cerrar la puerta. Me giro hacia Lorenzo quien me observa curioso—¿pasa algo?—pregunto un tanto complicada. Él se ve nervioso y me pasa un sobre—¿qué es?—pregunto abriéndolo. —Lo encontré hoy al salir de casa—abro el sobre. Dile a tu chica que siga así o tú pagarás las consecuencias Retengo todo el oxígeno que puedo en mis pulmones, lo miro preocupada mientras el juguetea con sus dedos. ¿Cómo es posible? He dejado de investigar durante estos días para evitar esto. ¿Por qué me sucede esto? Él no tiene nada que ver en esta disfunción que es mi vida. Solo es mi novio. Mi dulce novio que ahora es amenazado. Dejo el papel en la cama y me acerco hasta sentarme en su regazo. Lo miro y luego le acaricio el rostro. Sus ojos me observan sin rodeos, su preocupación es más que evidente. —No dejaré que nada te pase—le susurro mirándolo fijamente—no mientras pueda evitarlo, nada malo te pasará—susurro mirándolo fijamente a los ojos. —No eres una heroína Isabell—contesta agarrando mi espalda y abrazándome—deja a un lado todo eso, por favor—suspiro no puedo, no le puedo hacer esto a mis padres. —No puedo, es importante para mí—alzo su rostro y lo beso. Suavemente, despacio y dulce, tal y como él besa. Sus manos me sujetan con fuerza y yo me dejo sujetar. Me deposita despacio en la cama y me besa quedando yo bajo su cuerpo y él sobre el mío. Sus manos acarician debajo de mi blusa y abro los ojos. —Isabell—Lorenzo se aparta se inmediato y yo estoy sonrojada hasta más no poder. Elliot se encuentra en el umbral de la puerta mirándonos con desaprobación—en esta casa no—nos dice y mira con desagrado a Lorenzo. Sé que Elliot es maduro y me lo ha demostrado bastante—sus hormonas para otro lugar—suspiro y le miro. Días sin verlo y se ve guapísimo. —Me voy Isabell—dice Lorenzo tenso mientras le da una mirada nada agradable a Elliot. —Está bien—me besa y aprovecho para decirle bajito—esta noche hay carreras y voy a ir—él me mira enojado. —Hablamos de eso luego—dice serio. Lo veo alejarse y salir. Suspiro mirando a Elliot. Él me sonríe y abre sus brazos. Me lanzo a ellos de inmediato donde su aroma masculino me abraza, me acacia y se adentra lentamente. —Te extrañé—susurra depositando un beso en mi frente—nadie es tan mandona ni tan loca para que deba preocuparme—suelto una risita infantil. —Yo me siento encerrada—susurro. —¿Has investigado?—pregunta serio. —No—le paso el papel—pero esto le llegó a Lorenzo—él lo lee y frunce de inmediato el ceño. —Nos vigilan de cerca—asiento y él restriega sus ojos. —Se te ve cansado, ¿por qué no duermes un rato?—pregunto mirando su cara cansada. —Shane ha invitado a una amiga—le sonrío en comprensión. —Puedes dormir aquí, iba a trabajar en los poemas y no me importa—propongo y él me mira indescifrable. —¿Puedo?—pregunta y asiento. Me aparto y recojo mi laptop. La deposito en mi escritorio y le miro. Se quita los zapatos que lleva y se lanza acomodándose. Sonrío y me siento abriendo la laptop. Busco entre los documentos los poemas y trabajo en el próximo. Niña Allí está la niña ¡Oh que dulce se ve! El color de sus ojos destila con grandeza La tristeza lo rodean ¿por qué será? ¡Mira que linda se ve! El temor la abraza y la soledad la acompaña La muerte la espera Con tranquilidad sentada. ¿Por qué sufre tanto? Pobre niña de dulce mirada, Con fervor llora al cielo Ruega en silencio por un nuevo comienzo. Como quisiera abrazar a la niña de dulce mirada Enterrarle en sus pupilas seguridad Darle la mano de una confiable amistad. Su dolor se burla de ella Ella solo llora ¿Por qué presiento que deseas no estar? Niña de dulce mirada Espero que reacciones. Las facciones en tu tormentosa mirada cambian Las expresiones ya no están ¿Por qué de pronto de cierras? ¿Será que dejas de luchar? Niña de dulce mirada Mira al frente donde estoy Aunque no me vez aquí estoy Cuidándote de cerca.   Dejo de escribir y mi mirada cae en el cuerpo sobre mi cama completamente dormido. No puedo evitar levantarme del escritorio y caminar hasta sentarme en la cama y mirar a Elliot. Es hermoso. Tiene rasgos sensuales y tan perfectos que me hacen quedarme por largos minutos detallándolos. Sin que pueda evitarlo mis ojos caen en sus labios, sus bonitos labios y mis dedos dan con ellos sintiendo la suavidad bajo mi tacto. Trago en seco cuando unas ganas de sentir de nuevo sus labios contra los míos aparece. Alejo mis manos y uno de sus ojos se abre sobresaltándome. Él abre ahora ambos ojos y se queda mirándome fijamente. Yo simplemente me quedo en silencio sin saber cómo actuar. Elliot se incorpora en la cama y levanta una mano tocando mi rostro con suavidad, su tacto se siente bien. —¿Qué pasa?—cuestiona tocando mis labios. Mi respiración se pierde por esta acción. —Nada, solo… Me pierdo en sus ojos cuando observan los míos de cerca, mis labios se sienten atraídos por los suyos, pero recuerdo que estoy con Lorenzo por lo que me aparto rápido. Siento mis mejillas un poco sonrojadas. —Isabell—me llama y giro a mirarlo—sabes en que algún momento no podrás controlarlo, ¿lo sabes?—inquiere sentando en cama mirándome. —No sé de qué hablar Elliot—susurro muy apartada de su cuerpo para evitar que cualquier otro pensamiento pueda llegar. —Escúchame Isabell, sabes que te gusto, lo sabes, pero por alguna razón no quieres sentirlo—me indica levantándose de la cama para acercarse a mi cuerpo—todo en ti me llama y si en algún momento ninguno puede controlarlo más muchas personas saldrán heridas, así que piénsalo—deja un beso en mi frente—gracias por dejarme descansar un rato, tu cama es realmente cómoda—sonríe una vez más antes de alejarse y cerrar la puerta de mi habitación con suavidad. Camino para dejarme caer en la cama con tantos pensamientos en mi mente que por un momento no sé que estoy haciendo. No quiero lastimar a Lorenzo, pero es evidente que la atracción que comienzo a sentir por Elliot está avanzando a pasos gigantescos y es cierto, no sé hasta cuando pueda controlarlo más.    
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