Capítulo 9

2222 Words
Me miro en el espejo y sonrío, me gusta el resultado que veo. Llevo un vestido primaveral color verde que es suelto y muy bonito, unas zapatillas bajas blancas, mi cabello trenzado de un lado y un maquillaje suave. Ahora agradezco que Lorenzo me saque a pasear, de no ser así estaría como loca buscando información y mi cerebro necesita un descanso. Necesito sentirme una adolecente normal por un día y no una chica que está siendo perseguida y a la que posiblemente mataran en cualquier momento. A Elliot no lo he visto en todo el día, claro, solo en la mañana cuando fue a la universidad y yo al instituto, luego de eso no. Elliot me agrada bastante, no solo por ayudarme, en pocos días se ha comportado como si verdaderamente le importo y eso me hace sentir bien. Ya estoy aquí Leo el mensaje y tomo la bolsa con las cobijas. Salgo y Alicia camina junto a las niñas. Ella al verme arreglada de esa manera me mira con mucha curiosidad. —¿Vas a salir?—pregunta extrañada. —Lorenzo me vino a buscar—respondo con una sonrisa. —Ya Shane me dijo que salen. Grus quiere hablar con él—Grussyn Collins. Un gran hombre y esposo de la mujer que ahora me regala una sonrisa espléndida. —Le diré a Lorenzo que se prepare, ya me voy—beso su mejilla y bajo las escaleras. No me fijo y choco con un cuerpo fuerte. —¿Estas bien?—la voz de Elliot me hace levantar la mirada. —Si... Pero trata de no hacerlo nuevamente, me duele la nariz—él me da una sonrisa hermosa y se fija en mi vestimenta. —¿Vas salir?—asiento—¿investigación?—niego y levanto la bolsa. —Una cita—él me da una sonrisa divertida. —¿Con Shane?—frunzo mi ceño y niego. —Con mi novio... Lorenzo—él abre los ojos y la boca. Me quiero reír de su reacción. —No sabía que ustedes estaban juntos—le sonrío. —Me está esperando, hablando luego—salgo y veo el carro de Lorenzo estacionado frente a la casa. Él sale y se ve muy guapo. —Estás hermosa—me dice mientras deposita un dulce beso en mis labios. Creo que me debo acostumbrar a todo lo dulce. —Tú estas muy guapo—me guiña un ojo juguetón y disfruto de estos momentos. —Vamos, ya quiero comer—me abre la puerta del carro y subo de copiloto. Me abrocho el cinturón y le veo dar la vuelta al asiento del piloto. Enciende el auto y abandonamos el lugar. —¿Cómo van los entrenamientos?—pregunto mirándolo. Una sonrisa aparece en su rostro. —Excelentes, le ganaremos a los BKI, nuestro equipo es el mejor y Shane definitivamente es el mejor capitán que puede tener un equipo—me dice sin dejar su sonrisa maravillosa. Toco su brazo. —Sé que se llevarán la copa—él asiente. —El año pasado nos ganaron con trampa—murmura doblando en una calle. —Todos nos dimos cuenta, pero ellos saben muy bien jugar sucio—comento pensativa. —El fútbol se disfruta, pero ellos solo piensan en hacer trampa, detesto a esos sujetos—asiento en comprensión. Hablamos de temas triviales mientras nos acercamos a un hermoso parque con unas vistas increíbles. Al llegar el me ayuda y caminamos buscando un lugar donde sentarnos. Acomodo todo cuando lo encuentro el lugar ideal. Él me ayuda y nos sentamos encima de las cobijas que descansan en el hermoso césped. Hay un árbol hermoso que nos cubre del sol. —Qué día tan lindo—comento mirando alrededor, hay más parejas cerca del lugar. —No tanto como tú—me río por lo cursi y cliché que es esa frase. —Busca una frase que no esté tan rayada—le digo mientras él me enseña el ejercito de comida que trajo. —Traje gomitas, sé que te encantan—lo miro maravillada. —Muchas gracias—la tomo y me deleito con una, saben deliciosas. —No sabes cómo te amo—casi me atoro y le miro. —Sabes que aún no siento eso por ti—susurro dejando a un lado de funda de gomitas. —Pero sé que puedes llegar amarme—susurra mirándome a los ojos. —Estoy muy rota... —Deja que sane tus heridas y ayude a que visualices tu futuro, aunque mi corazón se rompa en el proceso—retengo una lágrima y lo abrazo. —No quiero que te rompas, eres demasiado bueno como para quererlo—digo aferrándome a él. —No todo lo que se quiere en esta vida se tiene—eso lo sé. —¿Qué tal si comemos todo esto?—pregunto para aliviar el ambiente. *** Tenemos toda la tarde charlando y me doy cuenta que me he relajado. Lorenzo puede ser mi más relajante distracción, no solo es un chico guapo y atento, me mantuvo toda la tarde entretenida con anécdotas e historias divertidas. —Creo que ya nos tenemos que irnos, está oscureciendo—recomiendo parando de reír. —Solo un rato más—me suplica pestañeando varias veces. —Está bien—suspiro y me acomodo. Me encuentro acostada en sus piernas mientras él está sentado haciendo una anécdota mientras acaricia mi pelo mirándome. —Hola—levanto la cabeza y veo a un niño que le cálculo algunos trece o catorce años de edad—le enviaron esto—me pasa un papel y le agradezco viendo cómo se aleja. Me levanto y me incorporo para solo yo leer la nota. Hermosa pareja hace, deja de buscar o me vas a encontrar y te aseguro que a tu novio no le gustará conocerme. Te observo, lindo vestido. Miro a Lorenzo y me levanto recogiendo todo de inmediato. —Nos vamos—le digo recogiendo todo con rapidez—ayúdame, tenemos que irnos—él me mira confuso, pero hace lo que le digo sin preguntar nada. Cuando terminamos le tomo de la mano y yo lo conduzco lejos de ese lugar, mi mirada viaja a todas las personas que se encuentran sin encontrar a alguien que nos amenace. Muerdo mis labios, pasamos por el lugar donde todo está solo. Camino más rápido. —¿Qué pasa Isa?—pregunta Lorenzo mirándome confundido y deteniendo el paso. —Hay que irnos ahora—murmuro mirándolo preocupada. —No me voy a mover hasta que me digas lo que sucede—acaricio mi cuello soltando las cobijas. —Ahora. Hay. Que. Irnos—digo palabra por palabra y él no capta que estamos amenazados. —Isabell—doy vuelta y un chico que parece de nuestra edad aparece. ¿Qué lo diferencia de nosotros?, su cuerpo tintado en tatuajes. Aretes y desprende un aire peligroso. Me pongo en alerta de inmediato. —¿Quién eres?—pregunto temerosa. Lorenzo se para frente a mí y otro chico igual a este aparece. —Solo cumplo órdenes—ambos se miran transmitiéndose un mensaje oculto para nosotros. Indago mirando al chico y casi quiero jadear cuando veo que tiene una navaja oculta en sus manos. Miro tratando de buscar algo. Lorenzo mantiene la canasta en su mano y de manera desprevenida tomo las copas que usamos esta tarde. Sacan las navajas y Lorenzo me mira preocupado. Uno se lanza a Lorenzo y el otro a mí. Antes de que pueda llegar destrozo las copas y le corto el brazo mientras él roza mi espalda con la navaja. Entierro el pedazo de vidrio y me maldice. —Perra—murmura y logra cortarme el pie. Pateo sus bolas y suelta la navaja. Le doy una patada y la navaja sale lejos. Golpeo su nariz y él me da un rodillazo que me hace caer al suelo, sube sobre mi cuerpo y sus manos se posan en mi cuello. Me obstruye el aire y yo en mi desespero pullo fuerte sus ojos y él chilla soltándome. Me levanto y miro a Lorenzo quien pelea con el otro tipo. Pateo el estómago del sujeto y tomo una piedra e imito los movimientos de Elliot ayer los cuales analicé con detenimiento. Golpeo fuerte y el sujeto cae al suelo. Reviso si tiene pulso y suspiro cuando sí. Miro a Lorenzo y este le da un golpe al sujeto. —Tenemos que irnos, están armados—digo ayudando a levantarlo. —Rápido—corro lo más rápido que puedo. Veo al sujeto que Lorenzo derribó sacar una pistola y apuntar en nuestra dirección. Me lanzo al suelo con él y la bala no nos llega. Gateo sintiendo las gotas de sudor bajar de manera rápida por mi espalda y frente. Lorenzo me sigue y al llegar al coche subimos y escapamos. Me coloco el cinturón de seguridad y se le coloco el de él. Me dejo caer de manera pesada en mi asiento. Lorenzo aprieta con tanta fuerza el volante que sus nudillos se ponen blancos. —Lorenzo... Mi susurro es nervioso y preocupado. Él despega por un momento la vista de la carretera y me mira, vuelve a mirar al frente y revisa a través del espejo si alguien nos sigue. —Quiero que me digas que pasa y me hables con la verdad—dice enojado—quiero saber todo Isabell—muerdo mi labio nerviosa. —Yo... He seguido investigando—él me mira con evidente preocupación—me han llegado notas sobre dejar de investigar. Esta es la segunda, solo que al parecer mandaron a alguien a darnos un susto—él suspira mirando al frente. Quiero saber quién es él o la hijo de puta que quiere arruinar mi vida. ¿Me siguen?, solo ese es el modo que puedo tener para saber dónde encontrarme. ¿Cómo sabían que estaba allí?, quiero descubrir todo, no quiero dejar ningún cabo suelto, pero tengo miedo de que eso sea más fuerte que yo y me derrumbe en el proceso. —¿Elliot te ayuda?—pregunta haciendo que salga de mis pensamientos y me concentre en él. —Él ha estado ayudándome—le digo en un susurro bajo, él solo asiente y sigue conduciendo. —¿Por qué no pediste mi ayuda?—pregunta y el tono dolido en su voz me hace sentir mal—¿por qué me lo ocultaste?—pregunta dolido y solo miro por la ventana, no quiero ver su expresión. —Porque se con mucha certeza que ibas a evitar que deje la investigación desde que me enviaran la primera advertencia—le digo de manera brusca, solo trato de defender mi postura. —¡Claro que lo haría!—grita de pronto haciendo que salte en el asiento—te estas exponiendo a un peligro desconocido—dice molesto—claro que evitaría todo esto, estuvieron a punto de matarnos, tu estas herida y me dices esto. Si hicieron esto y mataron a tus padres son muy peligrosos y tu solo... Solo deja que el peligro se acerque a ti de esa manera—cierro los ojos—quiero que dejes la investigación—me dice de pronto deteniendo el coche en casa de los Collins. —No lo haré—le miro—estamos hablando de mis padres, y si tengo que hacer lo imposible por descubrir quienes me lo arrebataron, créeme, lo haré—sus ojos mieles me demuestran la ira y la frustración que mi decisión le hace sentir, pero me transmite toda la preocupación de que algo malo pueda pasarme. —¡Tus padres están muertos Isabell!—me grita con una furia que no conocía en él—ellos no volverán a la vida porque los vengues, ya nada los devolverá—susurra. Un movimiento fuera del coche nos saca de nuestras miradas y se trata de Elliot. Lorenzo baja del coche y yo también. Un grito queda ahogado en mi boca al ver como Elliot cae al suelo, consecuencia del puñetazo que Lorenzo le proporciona. —Por tu culpa, ¿no piensas en su seguridad?, ¿cómo le ayudas?—miro a Lorenzo enojada. —No soy una niña que necesita que la cuiden—le recuerdo y me cruzo de brazos enojada. —Si no eres una niña no te comportes como tal, es tu seguridad la que está en juego Isabell—me dice y Elliot se levanta. —No quiero que un niñato como tu vuelva a pegarme—la voz de Elliot es pacífica—si la ayudo o no es mi jodido problema—pasa por mi lado mirando a Lorenzo—creo que es un poco tarde y deberías irte—susurra con desprecio. Lorenzo nos da una última mirada y se marcha preocupado. Suspiro y Elliot me mira tratando de darme una sonrisa. Sonrisa que no llega al ver la sangre seca en mi pie. —Te explico adentro—susurro. —Tendrás que decirme todo, mañana tengo que ir de viaje—susurra con pena—no sé cuántos días voy a durar—asiento comprensiva. Creo que serán días largos.
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