El viento golpea mi piel ya que el casco cubre mi rostro. La noche está muy fría y agradezco haberme puesto una chaqueta al igual que Shane agradece. Escucho música y mi elección del momento es una de Shawn Mendes Treat you better. Conduzco con su voz encantadora en mi oído.
El lugar que han conseguido está lejos de aquí por lo que paro por combustible para la moto. Shane aprovecha y compra algunas cosas en un pequeño puesto que hay.
Cuando todo está listo seguimos nuestro viaje. Quiero quitar mi casco y sentir el viento golpear fuerte mi rostro dándome ese toque de paz y libertad.
Algunos cuarenta y cinco minutos después llegamos al lugar abarrotado de personas que disfrutan de una noche con cielo limpio.
Dejo la moto a un lado y miro a Lorenzo hablar con una chica que está siendo muy, demasiado amigable con él.
—¿Son celos lo que veo en tu mirada?—pregunta Shane a mi oído al seguir mi mirada, ruedo los ojos.
—No—doy vuelta quedando cerca de su rostro—confío en él—susurro con tranquilidad.
Lorenzo nos ve y le dice algo a la chica, ella asiente y camina hasta nosotros. Shane le sonríe y yo también. Me da un beso y abraza a su amigo.
—Me voy por unas bebidas, ¿quieres algo pichón?—pregunta mirándome.
—Tráeme una soda—él asiente y se aleja.
Miro a mi novio que por alguna razón no se ve contento. Me pregunto que tendrá, pero el solo me observa en silencio. La música es fuerte y alegre, tanto que me provoca ganas de mover mi cuerpo, pero Lorenzo sigue en silencio, tanto que me estoy hartando.
—No vas a correr—cuatro palabras, doce letras que me provocan ganas de reírme como lunática loca mientras lo miro en silencio.
Mi dedo índice queda atrapado entre mis dientes. Retengo las ganas de burlarme de él. Luego solo lo miro incrédula mientras enarco una ceja. Él realmente está hablando en serio, por lo que todo toque de diversión o burla desaparece de mi expresión dando paso a la incredulidad.
—Estás jugando, ¿verdad?—su silencio me confirma que no.
—Es peligroso—susurra y le miro.
—Te diré algo y escúchame—lo miro molesta—eres mi novio, entiendo eso, pero no me puedes prohibir algo. ¿Crees que porque te dije que si me vas a controlar?—le pregunto muy molesta—hacía esto antes de estar contigo, lo he hecho durante años, voy a seguir corriendo, voy a seguir investigando y tú no te vas a meter en eso—le digo muy molesta.
—¿Entonces no me hagas caso?—pregunta con la mandíbula apretada.
—Ya he dicho—alzo mis manos.
—Entonces las carreras o yo—jamás pensé que él diría algo como eso. Lorenzo me mira serio. ¿Cómo me puede hacer esto?
—Entonces estoy soltera nuevamente. Pensé que me conocías lo suficiente como para saber que amo correr, que es mi vida. Pensé que no me juzgarías. Eres un idiota y cuando te des cuenta del error que acabas de cometer... Será muy tarde Lorenzo—le digo molesta.
—Espera, Dios, diablos—me dice mirándome—discúlpame, no sé qué estaba pensando, perdóname, por favor, no me dejes, te amo—lo miro y suspiro.
—Ahora no quiero hablar contigo—él asiente y se aleja.
—Al parecer la discusión fue fuerte—me sobresalto y miro a mi mejor amigo con sorpresa.
—¿Qué haces aquí?—pregunto mirándolo.
—Quería venir por fin a una carrera y verte en acción—lo abrazo y él a mí—no quieres hablar en este momento, ¿cierto?—se refiere a Lorenzo por lo que asiento, por eso lo amo, me conoce muy bien.
—Te quedaras cerca de Shane, no quiero que te pase algo—él hace una mueca.
—Shane es mi rival—lo miro confundida—quiere robarme el puesto de mejor amigo—río a carcajadas mientras miro como Shane aparece con mi soda.
—Eres el único—le digo a Marcus besando su mejilla.
—Aquí tienes—me pasa la soda Shane—no sabía que los ñoños venían a lugares como estos.
—Shane—mi tono amenazador le hace levantar las manos.
—Ya—me hace sonreír.
—Ti estarás a cargo de él esta noche—le digo viendo que ya van a correr.
—No soy niñera—se queja.
—Y yo no necesito que nadie me cuide, estoy grandecito Isabell—dice enojado Marcus.
—Se callan ambos—digo y lo hacen—Shane te va a cuidar porque no sabes andar en estos lugares y un paso en falso y estarás jodido. Shane, tú lo vas a cuidar y no quiero que te quejes o no te ayudo con la calse de literatura—Shane me mira.
—Eso es chantaje, puro, puro chantaje—canta horrible, pero eso me hace reír.
—Ya me voy—le doy la soda que ni tome a Marcus y camino hasta mi moto, me subo en ella y acelero hasta la línea de salida. Otra chica está quitando sus prendas hasta que la número uno sale y yo acelero saliendo rápidamente. Hay alguien que conduce tan bien como yo y me está haciendo difícil que este de primera. Doblamos y lo dejo por centímetros, hay una curva y él aprovecha y me deja atrás por centímetros también. Lo alcanzo y ambos vamos en el mimo puesto. Acelero y poco más y él también. Esquivamos algunos huecos en las calles y eso me permite estar en primer lugar, un coche me despista y él me alcanza. Veo la línea de meta, pero el sujeto y yo estamos empatados. Acelero y no le miro más mi moto va a toda potencia y cruzo la línea de meta.
—¡OH DIOS, ES LA PRIMERA VEZ QUE VEMOS EMPATE EN LAS CARRERAS!—él hermano de Lorenzo, Luis habla al micrófono.
Shane sonríe negando, al parecer conoce al sujeto. Quito mi casco y él tipo el suyo. Casi me caigo. Elliot me sonríe haciendo que sus ojos se achiquen.
—Tu... Corres—le digo sin salir de mi sorpresa.
—No eres la única con un historial sucio—le sonrío sin creérmelo. Nos dan mitad y mitad del dinero y él me guiña un ojo.
—¿Sabías esto?—le pregunto a Shane quien me sonríe.
—Sí, pero mi hermanito vino como un señor maduro, ¿qué te llevo a correr de nuevo Elliot?—pregunta y él no aparta su mirada de la mía.
—Digamos que quiero romper algunas reglas esta noche—sus palabras ocultan un gran misterio que quiero descubrir.
Havana de Camila Cabello se escucha y como me encanta esa canción me levanto a bailar, es muy pegajosa. Me muevo y Elliot se ríe hasta que bailo realmente y él deja de hacerlo. Hago la coreografía que tengo con algunas chicas de aquí. Derrochamos sensualidad y nuestros movimientos son hipnotizantes.
Cuando acaba busco a Marcus con la mirada y no lo veo. Shane habla con una chilla por lo que me acerco a él.
—¿Dónde está Marcus?—pregunto preocupada.
—Esta... Estaba aquí—me dice mirándome.
—¿Hace cuanto?—pregunto sin perder la calma.
—Yo...
—¡Te dije que lo vigiles Shane!—grito molesta. Lo busco y me subo a la moto dando vueltas por todo el lugar, nada de él. Me impaciento y salgo alejándome un poco del lugar. Nada, no encuentro a Marcus, le marco al teléfono y nada. Veo en la distancia una silueta y acelero.
—Marcus—grito mirándolo. Tiene moretones en la cara y lo miro horrorizada.
—Debí hacerte caso—susurra con la cara hinchada intentando darme una sonrisa.
—Te quedas definitivamente a dormir conmigo—lo ayudo a subir a la moto.
—¿Ganaste?—pregunta haciendo una mueca de dolor.
—¿Qué pasó?—pregunto subiéndome a la moto—agárrate—susurro y arranco. Voy directo a las carreras y veo a Shane con vara de frustración y a su lado Elliot que parece haber envejecido algunos años.
—Isabell gracias a... ¿Qué le pasó?—pregunta Elliot mirando a Marcus.
—Me voy a casa, ¿vienen?—ellos asienten de inmediato.
Conduzco despacio y le llamo a la mamá de Marcus, ella me dice que no hay problema en que él se quede a dormir conmigo.
Al llegar a la casa de los Collins bajo y le ayudo. Los chicos bajan de la moto y me ayudan. Es temprano aún. Ellos entran despacio y para mi mala suerte las luces están encendidas lo que significa que todavía están despiertos. Suspiro y ellos se adelantan a entrar. Ay un grito por lo que entro de inmediato. Una chica, bueno, una mujer está abrazando a Elliot y me pregunto mentalmente quién es. Los Collins se abrazan y lo miran con amor. Entonces caigo en cuenta, esta debe de ser su novia.
Es alta con un pelo rubio, tiene un cuerpo de infarto, curvas, tengas y un buen trasero. El cabello corto a la altura de sus hombros.
—Juliet—dice él saliendo de su shock. Mientras ella sonríe mientras lo besa repetidas veces.
—Amor, disculpa no haberte puesto al tanto, pero tenía que venir a verte, me voy a quedar una temporada aquí—ella sonríe—tu mamá me ha arreglado una habitación, es tan dulce y...
Dejo de escuchar y le hago seña a Shane que me ayude a subir a Marcus, este me mira en silencio y asiente. Lo subimos tan rápido que Marcus nos maldice bajo lo que causa que ría.
—Voy a decir hola y vengo contigo—él asiente—¿necesitas algo?—pregunto preocupada.
—Agua y calmantes—asiento y me llevo un susto al ver a Shane de pie afuera de mi habitación.
—Juliet es linda—murmura y lo miro suspicaz—pero creo que no es la mujer indicada para mi hermano, ella es muy perfeccionista para él. Él necesita una mujer que lo empuje a cometer locuras, a enseñarle lo que es romper reglas—lo miro confusa.
—¿Por qué me dices esto?—pregunto extrañada.
—Eres tan ciega a veces—me da un empujón—hay que bajar—asiento y a paso apresurado bajo.
—Juliet, ella es Isabell—la chica me mira y le paso la mano, ella la estrecha y me ds un apretón de muerte.
—Elliot me ha hablado bastante de ti—entorno los ojos hacia ella.
—¿En serio?—pregunto y miro a Elliot.
—Claro, la niña que cuida—me molesta, me molesta que me ves como una niña y no comprendo el porqué.
—Lástima que de ti no lo haya hecho—le sonrío hipócrita y sus labios se convierten en una fina línea recta—tengo que descansar, buenas noches—doy la vuelta, pero luego miro a Juliet—bienvenida—le doy una última mirada y me voy a la cocina. Consigo lo que necesito y subo a mi habitación. Marcus esta sin camisa, tiene varios hematomas que se ven dolorosos.
Le limpio en silencio la sangre que tiene y luego le paso los calmantes y el vaso con agua. Le unto una pomada para que se le baje en todo el rostro y abdomen.
—¿Qué ocurrió?—pregunto, él me mira.
—Me alejé un poco y luego solo recibí golpes. Me dijeron que te mande un mensaje—traga seco y me mira, veo el miedo en su mirada—la próxima vez no será una advertencia, que iban a desaparecer a alguien que amas—cierro los ojos, esto se complica mucho—ahora necesito que me digas que pasa con Lorenzo—suspiro.
Le explico todo lo que le he ocultado. Como me siento, todo respeto a mi vida sin tapujos y como es.
—Lorenzo... No quiero que le pase nada, pero no quiero que trate de controlarme—termino de contar y él asiente.
—No lo amas—me dice serio de repente. Suspiro y le miro.
—Juro que intento amarlo—confieso.
—Si no es pasionalmente peligroso y pones a duda tus principios y moral, lamento decirte que no es amor. Tú lo quieres, pero solo como amigo. No puedes cambiarlo, aunque quieras—me acaricia—es mejor dejarlo ir que hacerlo sufrir y engañarlo en falsas esperanzas.
—Gracias—nos acostamos abrazados, porque siempre será un hermano para mí. Mi mejor amigo siempre tiene las respuestas a mis preguntas y confusiones.