Epílogo

903 Words
Todos caminaban despacio sintiendo como el césped hacia cosquillas en sus pies. Alicia iba sujetada de su esposo, sentía que en cualquier momento iba a caer. No aceptaba esto, no quería, no podía. Isabell ya no estaba. Esa chica desde aquel momento se había convertido en una parte esencial de su vida. Una hija para ella. Lloraba agarrada a su esposo. —Mi niña—susurro con voz rota, las lágrimas brotaban sin control de sus ojos—¿por qué a ella?—preguntaba con voz rota. Su esposo sin saber que contestar la abrazo, tratando de que con ese gesto el dolor sea menos, pero seguía igual, seguía doliendo mucho. Lorenzo la veía llorar y se sentía devastado, el sentimiento de culpa lo albergaba y sus pensamientos lo traicionaba. Lo culpaban directamente de que la chica de fuerte actitud y corazón de cristal ya no este. Las lágrimas bajaban. Su hermano era el culpable. ¿Cómo no fue consciente de todo eso? Se sentía tan perdido, perdió dos seres amados en un mismo día, sin embargo, de su hermano no quiso nada, de ella por lo menos un cuerpo irreconocible. Elliot fue quien la reconoció por la pulsera que llevaba. Esa que él mismo le regalo. Shane lloraba, se sentía desorientado sin aquella chica, sin su colega, compañera de locuras. No podía ni siquiera ver su moto. Su pequeño pichón se marchó dejándolo con el corazón destrozado. Shane sufría mucho. Se dio cuenta ese día que la amaba y nunca dejo de hacerlo. Que por eso le molestaba un poco la relación con su mejor amigo y luego enterarse que amaba a su hermano. Pero siempre quiso hacerlo ver como celos de un amigo. Lo real era que la amaba y luego de leer como en aquella carta ella le decía lo importante que era para él, todo lo que lo amó y lo quiso... Eso definitivamente abrió más la herida. Marcus se abrazaba. Ya no tenía a la chica que se quejaba por las clases de biología, ya no tenía a la chica que le enseñará a disfrutar la vida afuera de libros y cálculos, ya no tenía a la chica que era y siempre será su mejor amiga. Nunca le dijo cuanto la amaba y eso le atormentaba. Se sentía devastado. Su pequeña tentación. Esa chica era todo lo que busco, siempre lo supo, sin embargo, nunca lo dijo. Tenía miedo de que se aleje o lo rechace, pero ahora jamás podrá siquiera saber lo que él guardaba en su corazón. Travis caminaba alejado de las personas que iban más adelante. Su familia, aunque no fuera de sangre esa era su familia y él lo sabía. Se lamentaba por comportarse como un idiota. Ahora ella no estaba para disculparse, ella ya no podría perdonar lo imbécil que fue con ella. Él desde que la vio caminar en el instituto sintió que ella era la mujer correcta para él, puede que algunos piensen que solo fue obsesión, pero se sentía muy real como para serlo. Elliot caminaba mirando sin ningún punto en específico. Era como si su alma había muerto junto a ella. La niña que siempre amo y ahora que la tuvo la perdió. Lloraba en silencio, ahora la entendía, como se sentía al perder a sus padres, al perder las personas más importantes en su vida. Él pecho se le oprimía. Ella no estaba, y cada vez era más real ese hecho. Ya no podría ver su sonrisa, ni escuchar su voz. Ya no podría oírla quejarse de ser mala en biología, ya no podría probar esos labios que lo volvían un completo adicto a ellos. Él la amaba incondicionalmente, ella era la chica que siempre quiso. Ahora no está. Viendo como el ataúd bajaba por el agujero era como ver bajar sus lágrimas. Todos lanzaron flores, él sin embargo lanzó una carta que escribió. Sus rodillas le fallaron y cayó al suelo llorando. —Isabell—el grito ahogado y dolido hizo que Shane lloré. Su hermano lloraba sin control mientras se lamentaba, lamentaba no haberse dado cuenta de que algo pasaba—¿Por qué me dejaste?—pregunta llorando—dijiste que me amabas—grita mientras llora. Mira al cielo nublando, tan oscuro y nublado como su corazón. Cinco hombres lloraban sin vergüenza alguna. Cinco hombres muy diferentes, pero que tienen algo en común: Aman a la mujer que acaba de ser enterrada. Elliot abrió el papel, ese poema que escribió dolido por la decisión que ella había tomado. La luz de mi vida llego Pero la razón se marchó. La luna está en el cielo Pero mis ojos no la ven. La noche está ausente Sin tu presencia en mi vida Ahuyentando mis monstros Que en ella habita. Quiero poder alcanzarte Pero mis pies no son lo Suficientemente rápidos Como para hacerlo. Estoy perdido sin ti No tengo noción del tiempo En mis ojos solo habita la Melancolía de aquel verso. Se dejó llevar por él dolor. Isabell descubrió la verdad, descubrió quien arrebato de su vida a sus padres, pero el precio fue su propia vida. ¿Podrán esas cinco almas aniquiladas de dolor volver a amar? Ella les enseñó tantas cosas que en ese momento ellos estaban tan muertos como ella. Como aquella chica que ahora no estaba junto a ellos. Como la Isabell que solo vivirá en sus recuerdos. Fin

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