Amor Psicopata.

Capítulo 4

Narrador.*

Michael se encontraba sentado en la esquina de su habitación, sus manos estaban sobre su cabeza mientras negaba una y otra vez deseando que la voz que habitaba en su interior guardara silencio y lo dejara en paz.

— Mátalos, vamos, salpica de sangre las paredes de esta casa. — Gritaba una y otra vez.

Solo podía aparentar la mandíbula y jalar con fuerza sus cabellos rubios arrancando un poco de él en lo que negaba, no lo desea, no quería causarles daño.

Tenía dos años viviendo con ellos, era más que obvio que les había tomado cariño, podía controlar la voz que tenía pero el hecho de que se haya debilitado por el amor lo hacía difícil.

— Ellos... Son buenas personas. — Susurró con la mandíbula apretada.

La voz soltó una carcajada que lo hizo mirar fijamente la pared, deseaba callarla más que nada. Se puso de pie y caminó a paso lento hasta estar frente a ella.

Sin pensarlo dos veces estrelló su cabeza contra esta esperando a que el silencio lo acompañará.

— Cállate, silencio, no quiero que hables. — Gritó sin dejar de golpearse la cabeza una y otra vez.

La puerta se abrió de inmediato, Michael no le tomó importancia, solo quería que esa voz se fuera.

Sus padres se acercaron rápido a él, lo tomaron en brazos alejándolo de la pared.

— Tranquilo Michael. — Pidió su padre intentando calmarlo.

La ansiedad y desesperación lo consumían por completo, sin darse cuenta su pequeño puño se estrello contra el rostro del hombre al que le había tomado cariño y con confianza le llamaba padre.

— ¿Qué vamos hacer? — Preguntó la mujer asustada.

— Llama a James, lo llevaremos con él, creo que Michael pasa por algo más. — Dijo con seriedad.

Lo tomó en sus brazos bien, se sentó en la cama intentando calmarlo.

— Tranquilo Michael, no pasa nada. — Le susurró acariciando sus cabellos.

Michael se mantuvo tranquilo, logrando que la voz se quedará en silencio.

La mujer regreso y se acercó a ellos revisando al pequeño.

— Amor, mira como te has dejado la frente. — Dijo tocando con delicadeza.

En lo que el amigo de muchos años de Jaime llegaba ellos se encargaban de curar las heridas que él mismo había hecho.

Su madre pasaba el algodón por su frente con delicadeza en lo que su padre lo sostenía e intentaba que la crisis no volviera a presentarse una vez más.

En unos minutos la puerta fue tocada, Jaime tomó al pequeño en sus brazos y bajaron a la primera planta, abrieron la puerta dejando ver a un hombre de cabello oscuro y ojos de igual manera.

— ¿Qué pasa?, Amy se escuchaba muy preocupada. — Dijo entrando y mirándolos a los dos.

Sus ojos pararon en Michael, quien sólo desvío la mirada.

— Queremos que le hagas estudios a Michael. — Pidió Jaime.

Se quedó en silencio y solo se le quedó mirando, no sabía que decir.

— Es solo un niño, no puede tener algún trastorno... Bueno si, ¿Saben quiénes eran sus padres? — Preguntó con cierta incomodidad.

Los dos se miraron y luego a Michael quien se sentía mal, quizás se habían cansado de él y lo devolverían al orfanato, cuando todos los resultados apunten al hecho de que está loco se van a deshacer de él. Lo que justamente pasaba por su mente en el precisó momento era que tenía que irse lo antes posible, no quería terminar en un hospital psiquiátrico tan pronto.

— No, pero tampoco nos interesa, queremos que esté sano, no sé, receta algo, verifica su mente, haz estudios y ayúdale por ello eres psiquiatra. - Dijo el hombre mirándolo fijamente.

— No es tan sencillo, necesitan llevarlo con psicólogos, especialistas... Después podré verlo yo para saber que es lo que tiene exactamente. — Dijo yendo al sofá.

Lo siguieron y se sentaron esperando a que les indicara que todo iba a estar bien con su hijo. Michael al escuchar todo lo que decían no podía evitar sentir algo que ninguno de sus familiares biológicos había podido experimentar... La empatía y el deseo de ser ayudado.

— Esquizofrenia. — Susurró bajo y sin mirar a nadie.

Los tres adultos a su alrededor estaban en shock.

— Es genético... Creo que mi padre era quien lo tenía, mamá se veía sana. — Susurró mirando al doctor.

La mujer a su lado estaba en shock, lo tomó en sus brazos y lo abrazo fuerte dándole apoyo.

— Pobre bebé, tranquilo, vamos hacer lo posible para que no suceda nada y que vivas una vida tranquila sin necesidad de nada de eso. — Dijo suave acariciando sus cabellos rubios.

Los hombres se miraron entre sí, se dieron una afirmación dejando claro que iban ayudar al pequeño en lo que fuese que necesitara...

Ana.*

Sonrío junto a las otras madres quienes hablan de sus hijos. La verdad es que estás reuniones al principio me parecían tontas e incluso Zack me negaba el hecho de venir... Bueno eso cambió cuando se dió cuenta que la madre de Ángel y él venían a estas cosas, me hizo venir y ahora estoy aquí, observando discretamente por la ventana para verificar que todo esté bien con mi hijo, no tiene mucha paciencia así que podría pelear con los niños y eso es algo que no me agrada imaginar.

Una sonrisa se mostró en mi rostro al ver que Zack empuja a Ángel en el columpio, son tan tiernos, aparte creo que es agradable que tenga un amigo, así sea solo Ángel...

Zack.*

Lo empujó en lo que lo escucho reír permitiendo que me agrade eso, si es feliz está muy bien.

De pronto uno de esos mocoso se paró frente a nosotros, Ángel se detuvo y se quedó solo sentado esperando a que nos dijera que pasa o el porque estorba.

— Vamos a jugar Ángel. — Dijo con emoción acercándose a él.

Ángel sonrió y le dio una afirmación, se acercó a él para tomar su mano pero la retiré de un manotazo haciendo que los dos se sorprendan.

— Está jugando conmigo. — Dije empujándolo.

Hizo una mueca y se acercó a empujarme, lo iba a tocar pero antes de que lo hiciera tomé su muñeca y lo lance al suelo.

— Te dije que no. — Dije molesto pateando su rostro.

Se quedó ahí con las manos en el rostro en lo que por mi parte me acerque a Ángel, no pude tomarlo ya que se alejó de mí dando pasos hacia atrás.

— Eres malo. — Susurró intentando irse.

Apreté la mandíbula y lo tomé a la fuerza del brazo, iba gritar pero lo miré fijamente logrando que se quedé en silencio.

Lo lleve a una parte donde nadie se acercaba y lo hice sentarse en el suelo.

— Aquí nos vamos a estar hasta que todo se termine. — Ordené verificando que no viniera nadie.

No respondió, eso me hizo mirarlo, hice una mueca al ver como sus lágrimas bajan por sus mejillas en silencio. Me agaché a su altura retirando sus lágrimas.

— Shhh. Tranquilo, no te haré nada, nos estaremos aquí. Podemos jugar tú y yo. — Dije tomando su rostro entre mis manos.

— ¿De verdad? — Preguntó con inocencia.

Le di una afirmación y me acerque a él besando su mejilla, eso lo hizo reír y a mí permitirme ver la luz que habita en su rostro, sus ojos, todo él es la luz que mi oscuridad necesita.

— Terminarás haciéndole da...

Silencio, no es verdad, podré manchar mis manos con la sangre de cualquier persona, pero antes veré correr mi propia sangre que la suya...

Jack.*

Espero información que debió haber llegado hace meses, pero al parecer son bastante imbéciles para hacer las cosas bien.

La puerta se abrió y ese tipo camino hasta mi escritorio mostrando un sobre.

— No hemos encontrado a su mujer e hijo, pero tenemos la dirección de la casa de su hermana. — Informó con seriedad.

Hice una mueca por eso, a mi no me sirve de nada saber de la zorra de Isabel, menos sabiendo que Max ha salido de prisión, una vez que él esté cerca de ella acercarme solo es estúpido. También me enteré de que dio a su hijo en adopción, al enterarme de todo eso no pude evitar soltar una carcajada, es tan agradable ver como no todo es perfecto como él cree, poner los pies en el suelo no le harán daño al maldito.

— ¿Qué quiere que hagamos señor? — Preguntó con seriedad.

— Sigan buscando. — Dije sin más.

Me dio un asentimiento y salió de mi oficina. Antes Max decía que era un inservible y que no tendría nada, pero hoy lo tengo todo, dinero, mujeres y lo que quiero, la parecer las drogas dejan más dinero que los asesinatos y para mí mucho mejor, continuaré en esto y cuando menos lo piensen habré superado a Max...

Espero que les guste.

Gracias por leer.

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