Emma
— Por dios, esa cara —April parecía entretenida.
— ¿Escuchaste algo de lo que dije?
Estaba segurísima de que había hablado claro, digo ella había escuchado todo lo que yo tenía para decirle y yo no había omitido ningún detalle.
— Sí, escuché —chasqueo la lengua —y me pareces tan tierna, es que no entiendo cómo alguien con tu coeficiente intelectual puede hacer algo como eso.
Levanté mi puño para golpearla y lo detuvo a medio camino, su ceja se arqueó y me miró un segundo antes de entrecerrar sus ojos. Sabía que no tenía que hacer algo como eso, pero vamos, ella simplemente me estaba buscando.
— Primero, no vuelvas a hacer eso o tendré que pegarte y no quiero pegarte, te quiero —suspire —. Segundo, no es malo que seas así, es solo que me das ternura, como un bebé.
—
