Emma
— ¿Cómo era ella? —caminamos fuera del estudio —, veo las fotos por la casa, cada una de ellas y no puedo evitar pensar en cómo era.
— Grandiosa —sonrió —, era demasiado buena y comprensiva para este mundo —lo miré —, amorosa, bondadosa, siempre pensaba en los demás, en su mesa siempre había platos de más por si alguien decidía llegar de improvisto y si no lo hacían, lo guardaba y repartía en las casas del que no fue —sonreí.
— Me hubiera gustado crecer con ella —observé mi foto de bebé, con ella.
— Vivió para conocerte, para verme formar mi familia —acomodó mi cabello —, el abuelo también, ellos se quedaron para verlas, él las disfruto más —lo sabía, algunas cosas las recordaba, pocas.
— Lo recuerdo más —los ojos de mi padre se llenaron de lágrimas —¿Los extrañas? —afirmó.
— Ca
