Capitulo 3

2511 Words
Leila. —No quiero ir. —Tenemos que salir un poco Lei, —Mmmjjjj. —sin ganas me paro a ver que tiene de ropa para salir—. Esta pollera me gusta. —Póntela. —¿Y a dónde vamos a ir?. —A una fiesta de un amigo, asi que si quieres ir con zapatillas ve, total esas pegan con todo. —son unas bajitas negras que si, combinan con todo. —Bueno, y esta campera. —Me la iba a poner pero póntela, asi salimos de una vez por todas. —me suelto el pelo pasándome un cepillo asi no mas, total, mas lacio no lo puedo tener, ni freez se me hace—. Vamos, que vamos a llegar tarde. —¿Tarde para qué?. —Para una pelea. —¿Eh?. —sin creer lo que dijo y porque no me dice mas nada, vamos donde el supuesto amigo que tiene, nunca me creo eso pero bueno, allá ella donde se mete, a mi no me gusta pero no puedo decir mas nada—. Wou, que casa, ¿Dónde conociste a ese tal amigo?. —Fue al pelotero hace un tiempo y nos vimos dos o tres veces. —No me gusta esto Fabi, tienes que tener cuidado con quién te ves. —No seas mojigata, disfruta la vida nena. —estaciona su autazo que se lo regaló su ex de casi sesenta años, pero bueno, viejo verde y ella aprovechadora—. Ven, no te alejes. —¿Y si me quiero ir nos vamos?. —Dos horas, nos quedamos dos horas y nos vamos. —Esta bien, solo no tomes que no sé manejar. —entramos a la casa de la mano, me da nervios porque no conozco a nadie y todos nos miran sonriendo y haciendo gestos asquerosos. —Ven, allá esta mi amigo. —cuando lo veo lo recuerdo, un asqueroso que cuando fue nos decía cosas a todas—. Holas Robert. —Hola preciosa, pensé que no venias. —se dan un beso asqueroso y me mira—. ¿Amiga para compartir?. —No, ella no se toca, nada, de ninguna manera. —Pero... —Dije que no. —Bueno esta bien, ven, aun no comienza la pelea. —agarrándola con fuerza vamos al patio de atrás y lo veo, un muchacho le esta vendando las manos y esta sin remera y pantalones cortos y vendas en los pies—. Ahi esta, aposté una buena plata por ese, el rubio. —¿Pelea bien?. —No tiene derrotas, pelea cuando quiere, no sigue un patrón, pero cada vez que pelea gana. —veo al otro peleador y siento que se me aprietan las tripas, es mucho mas grandote. —Wou, que excitante. —¿Esto te excita?. —¡Siii, me encanta!. —la suelto rodeando la ronda porque se comienzan a manosear y llego casi al frente de él. —Dale Gonza, aprieta bien. —Están apretadas, no tienes que perder la movilidad de la mano hombre. —No la pierdo. —quedo de pie viéndolo—. Pero no quiero que se me aflojen en medio de la pelea. —Ahi, ahí quedaron bien. —alza la cabeza viéndome—. ¿Qué haces aca?. —ATENCIÓN TODOS, ¿YA HICIERON SUS APUESTAS?. —todos gritan y el me mira hasta que sonríe—. EL GANADOR SE VA A LLEVAR MEDIO MILLON, ESPERO SEA UNA BUENA PELEA. —¿Se conocen?. —el chico que le ponía la venda nos señala a los dos. —Si, bueno, de vista, aunque la voy a invitar a salir. —sonrío como tonta. —Y yo acepto la cita. —Bueno, entonces después de la pelea hablamos bien. —Espero. Comienzan a pelear y no lo tolero, nunca me gustó la violencia y ver los puños, las patadas y todos festejando no me gusta, salgo de la ronda empujando a todos y llego al auto de Fabiana sin poder subir porque ella tiene las llaves y tengo miedo, mucho miedo, sin decir deseos de irme, que tonta, no debí aceptar salir con ella sabiendo como es, es su vida y que haga lo que quiera pero siempre esta haciendo amigos nuevos de dudosa procedencia, como este tipo que no se quién es o qué hace para tener esta casa. —Hola bonita. —un tipo me sonríe de lado—. ¿Estas ocupada?. —Si, estoy esperando a mi novio. —¿Y dónde está que no viene con tan hermosa mujer?. —Ahi viene. —se gira y viene el chico con las vendas llenas de sangre mirando a todos lados—. AMOR, ¿CÓMO SALIÓ LA PELEA?. —llego corriendo hacia él que asiente. —Te esta molestando. —No, solo que me preguntó y le dije que venias como si fueras mi novio. —Bien. —el tipo se va sonriendo y yo recién ahi me alejo. —Ahora si, fuera de joda, ¿Cómo fue la pelea?. —Gané, ahi viene mi amigo y nos vamos, ¿Tú estás sola?. —Ando con mi amiga que no sé donde está. —¿La morocha de vestido platinado?. —Si, ¿la viste?. —Si, la recuerdo del pelotero, se estaba dando duro en la piscina, no creo que deberías volver con ella. —Esta bien, ¿en qué andas?. —En moto. —Ya tengo todo amigo, ah, —el chico aparece dándole una mochila al rubio y él se acomoda su mochila hacia adelante—. Apareciste, te me perdiste ahí dentro, no te encontraba. —Se va con nosotros. —Bueno. —veo como se saca las vendas y se pone zapatillas y remera. —Vamos. —A todo esto, ¿Cómo te llamas?. —Sebastián, ¿tú?. —Leila. —Bueno Leila, aunque suene estúpido no tienes que tener miedo con nosotros, él es el novio de mi prima asi que ni siquiera va a mirarte y yo soy bien webon. —no entiendo eso pero el otro chico se rie con ganas. —Nadie me preguntó, pero soy Gonzalo. —Un gusto. —llegamos a una moto donde se sube bien en la orilla—. ¿Y tu moto?. —No tengo, entramos los tres, sube. —Si. —sintiéndome una tremenda imbécil por confianzuda, me subo y Sebastián atrás. —¿Vas bien?. —Si. —Vamos Gonza. —lo envuelvo al tal Gonza y ya tengo miedo, Sebastián me envuelve a mi y cuando veo que vamos al centro de la ciudad como que me calmo—. ACA GONZA. —frena en la plaza central donde nos bajamos enseguida, Gonzalo saca de la mochila un tosco de plata y cuenta—. No me cagues mierda. —Aaajjj dale. —le da un fajo y sigue contando—. Ahí, dos cincuenta. —Yo hago todo y te llevas la mitad. —¿Qué hacer todo?, yo te consigo las peleas y las mejores apuestas, cierra el culo mejor. —le da un golpazo en la cabeza y él otro se rie con ganas. —Bueno me voy, nos vemos amiga. —Chao. —Sebastián se guarda la plata en la mochila que anda trayendo—. Bien, listo, perdón pero me tengo que lavar la cara. —Te ayudo. —le tiro agua con la botella que saca de la mochila y se lava la cara, detrás del cuello y las manos—. Tienes las manos lastimadas. —¡Ay mierda!. —se las mira con cara preocupada—. Las tengo que esconder ahora. —¿Haces esto para vivir?. —No. —¿Entonces?. —Ahora no quiero hablar de eso, en otro momento te cuento porque hago esto. —se endereza sonriendo y es muy guapo, alto, delgado pero con músculos trabajados sino, no pelearía y ganaría—. Bueno, recién son las once, hay cosas abiertas, ¿comemos algo?. —Dale, me dio hambre después de todos los nervios que pasé. —¿Alguien te agredió?. —No, nadie gracias a Dios. —cruzamos la calle y yo lo sigo a donde va—. Solo que no me esperé que mi amiga se olvidara de mi, ver una pelea, y subirme a una moto con dos desconocidos a ir a no sé donde, porque me calmé cuando vi que veníamos realmente al centro. —Si, entiendo, aunque varias veces llevamos a chicas como tú, ósea, las acercamos, una fue tu amiga que dudo que lo recuerde. —lo miro con un poco de asco y se rie a carcajadas—. Noooo amiga, no me pongas en ese papel, yo solo voy a pelear y que me den la plata, y las que van ahí precisamente no son mujeres decentes, te excluyo porque vi tu cara, y tu amiga tiene un repertorio que no, gracias, pasó. —abre la puerta de un lugar de comida rápida—. Solo las alcanzamos a que tomen un taxi y ya, es jodido que anden solas. —¿Y cómo es que llegaste a alcanzarla?. —Iba caminando por la ruta, ósea, no debería decir esto pero iba descalza y re pasada, cuando paramos pensó que queríamos... Ya sabes, la subí como pude y le revisé la cartera, vi la dirección, la subimos a un taxi y la llevó, el chofer nos mandó foto cuando la dejo en su casa. —No me contó nunca eso. —Dudo que lo recuerde. —nos sentamos en una mesa y la verdad que estoy muy nerviosa, nos atienden enseguida asi que pido una hamburguesa, las mas económica y sencilla—. Bueno Leila, ¿Qué edad tienes?. —Veinte, ¿tú?. —Igual, veinte. —¿Haces algo más que esto?. —Si, estudio ingeniería. —Wou, que shock. —Es un pasatiempo no mas. —se pasa una servilleta con cuidado por las manos. —Medio loco el pasatiempo. —Ayuda a mi proceso, ¿y tú?. —No, no puedo ir a la universidad por ahora, hice un cuatrimestre de maestra inicial pero tuve que dejar. —¿Problemas económicos?. —Si, somos muchos hermanos y mis papás no pueden pagar, soy la cuarta de nueve hermanos. —Fua, bueno, nosotros somos seis. —Bastantes igual. —Si, pero sigue contándome. —Bueno, tuve que dejar y conseguí ahi en el pelotero que es de un tio, no me quería dar trabajo porque decía que no quería a la familia en el negocio, pero lo convencí y estoy ahi. —¿No planeas seguir estudiando?. —Si, pero mas adelante, y no hablemos de eso que me pone loca pensar en los estudios y la vida en si, me pone muy mal. —A mi igual, la primera vez que alguien concuerda con lo que siento. —¿Te sientes asi también?. —Si, pienso en que va a ser de mi vida si no tengo un buen trabajo, en si voy a poder comprarme una casa, si voy a poder vivir bien, si voy a poder estar tranquilo, un montón de cosas pienso. —Es feo vivir asi, porque te haces la cabeza en todo. —Encima no puedo evitar compararme con mis hermanos, el mayor a los veintiuno ya tenia un titulo y haciendo un master, mi hermana se recibió con dos hijas y mi otro hermano se recibió con dos hijas y su mujer embarazada. —¿Pero vas bien? ¿o vas cambiando de carrera?. —No, la llevo al día. —¿Entonces porque te comparas con ellos si vas bien?. —me mira enseguida y yo alzo los hombros—. Ósea, vas al ritmo que iban tus hermanos también, aunque no sé qué estudiaron. —Mi mamá me dice lo mismo cuando me ve obsesivo con los estudios. —Permiso. —no van ni dejando las cosas que él va sacando y comiendo con ganas. —Disculpa, me muero de hambre. —No hay problema. —tomo jugo viendo sorprendida como abre enorme la boca dándole una mensa mordida a la hamburguesa. —Mm que rica se ve, —Bonisima. —alza una mano viendo su celular, lee limpiándose la boca—. Mami, estoy comiendo con una amiga, termino y voy. —¿Tienes que irte? podemos decir que nos envuelvan. —No no, terminemos y te llevo a tu casa. —como lo mas que puedo, pero comemos poquito en mi familia, tantos que nos acostumbramos a comer poco la verdad. —Me llené. —¿De verdad? ¿o es porque me debo ir?. —No, me llené, deberás imaginar que al ser tantos en mi casa no comemos mucho, si compran mucha comida no habría dinero para nada mas. —¿Cuántos kilos de carne compran por ejemplo?. —Mmm, con un kilo mi mamá hace cuatro comidas. —¿Eh?. —Si, no como mucho, esta hamburguesa es demasiado para mi. —Bueno. —Toma, no es falta de respeto comer, si yo no lo voy a hacer y capas la tiran. —Bueno, p**o y vamos. —aun comiendo paga y salimos de lugar, lo sigo sin saber a donde ir o que va a hacer—. Bien, tomamos un taxi, te llevo primera. —Gracias, no tengo nada de dinero. —No te aflijas, es una cita que yo pedí. —Media rara. —Si, muy rara, aunque espero tengamos otra. —No tenemos que poner de acuerdo no mas. —abre la puerta del taxi asi subo primero, lo quedo viendo cuando cierra pero rodea subiendo el otro lado—. ¿Qué te pasa? —Crei que me ibas a dejar arriba del taxi sola. —Ah no, te dije que te llevaba. —doy la dirección de mi casa y ahi vamos—. ¿Me das tú número?. —Si. —me manda un mensaje con un emoji y ya lo agendo—. Bueno, nos vemos entonces. —Si, que te vaya bien. Parada en la vereda de mi casa miro sin creer que fue la cita mas loca que puede haber, y la mas riesgosa, porque como puede ser que me suba a una moto con dos hombres que no conozco, me podía haber pasado de todo, y aun peor, no sé nada de Fabiana, según Sebastián estaba drogándose en la piscina con ese tipo que si, le creo totalmente que estaba haciendo eso, solo que no fui a comprobar, pero sé que mañana me va a mandar mensaje diciendo que quedó preocupada donde no me encontraba, ya me lo sé de memoria el chiste. . . Bueno chicas, esta historia la queria hacer hace muchisimo y la verdad que fueron pasando cosas ajaja, pero llego mi inspiracion y espero salga lo que quiero que salga. A penas tenga novedades las informo por mi IG. Besitos!!! . .
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