Leila. Leila—. Hola, ¿estás ocupado?. Seba—. Hola, estoy en el local. Seba—. ¿Pasa algo?. Leila—. Me voy a la casa, no doy mas. —Para mi estas embarazada. —No digas eso por Dios. —dejo el celu en barra para sentarme, me cargo en las rodillas agarrándome la cabeza. —¿Porqué? ¿te cuidas y falló el anticonceptivo?. —No me cuido. —¿Y él?. —Tampoco. —¿Entonces cuál es la sorpresa?. —la miro con ganas de llorar—. ¿Hay que sorprenderse?. —No, obvio que no... —miro el teléfono cuando me suena—. Ay Dios, debe ser él y no sé como lo va a tomar. —Pues si lo toma mal un imbécil, si no se cuida te dejó toda la responsabilidad cuando los dos son responsables. —¿Me pasas el celu?. Seba—. ¿Qué pasó?. Seba—. ¿Estas bien?. Leila—. Me voy a tomar un taxi para ir a casa, no me siento bien. S