Adrik antes de llegar al club, había recibido una llamada. Contestó de inmediato pensando que se trataba de Magno, luego de haber discutido con Marco y haber dejado la casa principal e irse sin escoltas, pero escuchó a una mujer hablar. —¡Hola Alonso! Contestaste a esta hora. ¿Qué haces? Te gustaría salir un rato. Adrik recordó esa voz. —¿Tania, no es así? —Sí, mi amor. ¿Entonces te gustaría ir a beber algo? Sería increíble que fuéramos a pasarla bien, pero juntos. —Suena bien, pero no estoy en Santorini. —Es una pena. Dime algo, ¿te interesa mi amiga? ¿La que acaba de mudarse a mi casa? —¿Por qué lo preguntas? —Bueno porque salimos a dar una vuelta. Estamos en un club por Atenas. ¿Estás ocupado? Si estás cerca, ya lo sabes, estamos por aquí. —¿Me dices que tu amiga está co