Lenet respiraba con dificultad pegada contra el colchón. Seguía embrocada tomando aliento. «Es fuerte, demasiado fuerte y siento que mi vientre duele… Pero por vez primera el dolor no me provoca sufrimiento» Sintió como ferozmente sus piernas fueron haladas. Quedó necesariamente al pie de la cama por tremendo tirón. Con facilidad su cuerpo dio vuelta, Adrik la tomó con sutileza del cabello y del cuello para obligarla a quedar de pie. Ella no pudo hacer nada, sentía la fuerza de él tirar de su mano cerrada en un puño sosteniendo su cabello y la otra enganchada a su garganta. Lenet contemplaba a un hombre de quien su expresión era ahora divertida. Su cuerpo no estaba bañado en sudor como el de ella, sino que lucía fuerte dispuesto a todo, como si su vigor no supiera de otra cosa que oto