Hay algo triste y hermoso en su mirada. Tiene un alma infantil, así como si fuese a quebrantarse por el más mínimo factor que altere su vida actual. Ahora me tiene a mí, poco a poco recupera la confianza de una madre alarmada y las cosas con el mundo exterior están yendo de maravilla. Sentada desde una esquina en el instituto me puse a observar en silencio a Cristóbal. Sus ojos están buscándome, pero dudo que me encuentre, jamás estoy aquí, jamás sola, de modo que la gente se conglomera a su lado para unirlo a conversaciones que seguramente no son de su interés. Y pensar que antes de Estela él era esto que estoy viendo, y más. Pensar que un día fue el rey, el miedo para él no era miedo, sólo era riesgo y el riesgo era sinónimo de aventura. Ahora perderme es un riesgo, ahora podría hac