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1981 Words
Procura no estar sola en casa, a  Él le gusta que lo estés... El chisme de que Héctor había desaparecido se había regado por todo el pueblo y preparatoria, todos murmuraban cosas, diciendo que las desapariciones volvían. Diciendo que ahora no estarían seguros. Camila y Nicole estaban sentadas en el auditorio de la escuela, junto con todos los demás, escuchando el discurso del director. Nicole no sabía de la leyenda, nadie se la había contado, la única que la sabía era Camila, ella estaba pensativa, ajena a la conversación, hasta que el director dijo unas palabras que la hicieron volver a la realidad de inmediato: —Nos sumaremos todos a la búsqueda de Héctor, es parte de la preparatoria y parte de nosotros. Iremos al bosque junto con algunas personas del pueblo y el alguacil. Así que eso es todo, salgan en parejas a buscarlo y no se separen. Los demás estudiantes se empezaron a poner de pie, buscando la salida. Adrien y Chris se encontraban al final del auditorio de brazos cruzados. —Es muy raro la desaparición de Héctor —le había comentado Chris, pero Adrien no contestó, él creía tener la respuesta. Carmen apareció en su campo de visión. —Hola, chicos, ¿vienen con nosotras? —les preguntó ella. Camila y Nicole venían a pocos metros. —¿Quienes? —le inquirió Chris. —Oh, con... —se giró para atrás haciéndole seña a Camila y Nicole para que se acercaran. Estas las miraron con el ceño fruncido, llegando hasta donde ellos—. Camila y Nicole, iremos al bosque y creo que no es seguro que vayamos sin protección, ¿no, Chris? Camila miró a Adrien, este la estaba viendo pero no dijo nada. —Por supuesto, Verónica no irá así que... Creo que podemos ir los cinco. —se reincorporó, mirando a su amigo— ¿Adrien, que dices? Camila se llevó un mechón de cabello detrás de su oreja mirando para otro lado, no quería soportar la mirada de Adrien, tan penetrante y misteriosa. No le había hablado hoy, pensó. —Esta bien. Vamos. Carmen sonrió, enroscando su brazo con el de Chris, empezando a caminar a la salida. Nicole y Camila los siguieron, mientras Adrien iba detrás. En silencio. Afuera estaba un poco frío. Los demás chicos ya se iban adentrando al bosque. Para las hermanas Clear era todo nuevo, nunca se habían adentrado al bosque desde que habían venido. Observaban todo con sumo detalle. Al estar dentro, la aura se volvió fría y oscura. Chris y Carmen iban platicando animadamente más adelante. Nicole iba en medio mirando y tomando algunas fotos. Camila se iba quedando atrás, observando cada esquina del bosque, un poco temerosa por lo que pudiera llegar a ver. No había olvidado el espectro que miró anoche en el bar. Para ser sincera, no quería recordarlo. En ese momento la piel se le erizó. —Te ves pálida —comentó Adrien, poniéndose a la par de ella. Camila lo miró. —Yo... Hmmm... Solo hace mucho frío —respondió, mirando al frente. Adrien le dio una mirada rápida, de perfil, pensó en que era muy bonita. —Aquí nunca es verano —murmuró él. —¿Que crees que le haya pasado a ese chico? —preguntó ella. De pronto sentía que iban muy alejados de los demás. Adrien se tensó por un momento. —Probablemente se emborrachó y vino a parar al bosque. Hacen mucho escándalo por esto. Camila dudó un poco. Se notaba despreocupado o... Ocultaba algo. Y ella quería saberlo. Lo observó en silencio, debatiéndose en si preguntar más, estar cerca de él le daba una especie de calor... Se sentía como en su hogar, se preguntó porqué sentiría eso, porqué con él. —¿Eras su amigo? —quiso saber la chica. —No —respondió casual. —Entiendo. El crujido de las hojas cecas ser pisoteadas era lo único que se escuchaba. Nicole, Carmen y Chris iban muy adelante, dejándolos solos a ellos dos. No se sentían incómodos estando juntos, al contrario, les gustaba estar así. —¿Te gusta el pueblo? —habló Adrien, rompiendo el extraño silencio. Ella dudó, no le había gustado en un principio, pero eso era porque no lo conocía. O eso creía. —Me acostumbraré—respondió. —Dime, Camila... —empezó diciendo Adrien, quería preguntarle si tenía novio o algo, pero luego se arrepintió, no eran amigos así que no podía preguntar eso—. Olvídalo. —¿Qué? —Olvídalo. Adrien empezó a caminar más adelante, dejándola atrás. Aunque no quería hacerlo tenía qué, alcanzaría a su hermana y le diría que la acompañara. Camila dejó de caminar y se dedicó a observar a Adrien en silencio mientras se alejaba. No había entendido qué pasó, si estaban platicando más de lo tranquilo. Suspiró profundo y miró el cielo. —¿Qué me pasa? —preguntó en voz alta. No se entendía, no entendía que le pasaba con ese chico. Pasos a su izquierda la pusieron en alerta, pasos que se detuvieron después. Camila miró en ese dirección, extrañada, ¿qué habrá sido eso? Se preguntó. Quizás solo había sido unos de los chicos. —¿Hay alguien allí? —inquirió alzando un poco la voz. Dio pasos temblorosos hacia esos matorrales. Era una montaña de árboles caídos. —¿Hola? Nadie respondía. Las hojas estaban secas y parecían de paja, estaban todas amontonadas, sin embargo del otro lado parecía haber más camino porque se habían escuchado pasos. Camila se acercó más y más hasta estar lo suficientemente cerca. No podía ver nada del otro lado, sin embargo, no le pasó por alto la sensación de estar siendo observada en ese momento. Estaba allí, entre todas esas hojas. Del otro lado. Camila Escuchó a lo lejos, muy a lo lejos que alguien había susurrado su nombre, creando ecos en el aire. El viento empezó a soplar, haciendo que los árboles se mecieran de un lado a otro, haciendo que las hojas caídas en el piso corran por los aires. Su piel se le erizó, miró para ambos lados, tragó grueso, sintiendo su corazón querer detenerse en cualquier momento. —¿Q-quién eres? —cuestionó a lo bajo, titubeando. Sabía que algo malo había en ese bosque, algo que no había querido ver. Entra. Otra vez ese mismo susurró. Otra vez esa voz, ronca y profunda. Parecía imnotizarla, la voz la imnotizaba. Eso hacia con todos. Camila dejó de pensar, se sintió débil y con unas ganas enormes de ir allí, del otro lado. Sus hombros se relajaron, elevó su mano y empezó a apartar las hojas y troncos en su camino. Slenderman tal parecía que conseguiría lo que quería, pero antes... —¿Camila? —la voz de Adrien la hizo girar, exaltada, hacia él. Dejó de sentirse débil y volvió a la realidad. ¿Qué había sido todo eso? Adrien la observó atento, estaba más pálida de lo normal y muy desorientada, se preguntó qué habrá visto. Miró detrás de ella, el bulto de paja que había allí. Se tensó al momento al recordar que en este lugar había perdido a su hermano. —Yo... No sé qué me pasó —murmuró la chica. Adrien la tomó de los hombros con delicadeza, obligándola a alejarse de ese lugar. —No te preocupes, vamos con los demás. Camila quería decirle lo que había pasado, quería explicarle que esa maldita leyenda tal vez sea real, pero no quería que se riera de ella ni que la creyera loca. Así que decidió callar. Al llagar donde estaban todos reunidos hablando de alguna cosa, Camila se empezó a tranquilizar un poco. No quería ni abrir la boca para hablar. Solo se quedó allí de pie, sintiendo la mirada de Adrien en ella, escuchando lo que el director y los demás decían. —Nos dividimos todos y no encontramos nada. —Por el lago no había nada. —En las montañas tampoco. —Tampoco en la parte norte. —Nada en la sur. —Nada en las cuevas. —Bien, entonces es hora de volver. Cumplimos con nuestra parte. Sintió que todos empezaban a caminar, Nicole se acercó a ella. —¿Cami, estás bien? —le preguntó. —Necesitamos salir de aquí. —le dijo Adrien. Nicole asintió mientras empezaba a tomar a su hermana de la espalda, guiándola por el camino a su casa. Por suerte habían caminado mucho y su casa no estaba lejos. —¿Qué le pasó? —inquirió Nicole a Adrien. —No lo sé, la encontré en el bosque y... Ya estaba así Y era verdad, si tan solo no la hubiera dejado sola ella no estaría así, pensó y se odió en ese momento. No podía creer que la había dejado sola en el bosque. Caminaron unos metros más, para después estar frente a la casa, entraron con las llaves de Nicole. Sentaron a Camila en el sofá, Adrien se sentó a la par de ella con preocupación. Camila no hablaba, solo observaba a ningún punto en específico. Estaba como en shock. —No entiendo nada —dijo Nicole, sentándose frente a ellos. Adrien pasaba su mano por su frente y cuello para comprobar si tenía fiebre o algo. Jesse apareció en su campo de visión con Bea en brazos. —Oh, hola, volvieron rápido de la escuela —les dijo ella, en eso notó a Camila—. ¿Qué le pasó a Camila, Adrien? —Miró algo y se asustó —explicó este. Conocía a Jesse, eran amigos pero nada más. Era su vecina en uno de los departamentos que alquilaba. —¿Susto? ¿Donde? —En el bosque —respondió Nicole—. Nunca la había visto así, siempre era tan fuerte y valiente que me imagino que tuvo que ser algo súper escalofriante para que la pusiera así. —Camila, ¿me escuchas? —Jesse empezó a darle suaves palmaditas en su mejilla. Camila parpadeó un par de veces. —Yo... —respiró profundo—. ¿Porqué no estamos en la escuela? —cuestionó poniéndose de pie. Adrien la imitó. —Camila, ¿como te sientes? —le sobó el cabello. Camila lo miró extrañada. —¿Bien? —Hey, Cami, dinos que miraste en el bosque —pidió Nicole. —Nicole —la sentenció. —No, es cierto, no tienes que ocultárnoslo. Adrien y yo sabemos de sobra quién vive en el bosque. No te juzgaremos por qué nos lo cuentes —habló Jesse. Parecía sincera—. Admito que también me siento observada en las noches. Incluso cuando estoy aquí cuidando a Bea. Era sorprendente la confianza con que lo dijo. Adrien no quería ir allí, no quería escuchar sobre Slenderman. No debía. Pero se trataba de Camila, de su seguridad. Tenía que hacerlo por ella sin saber porqué. —Camila, puedes confiar en mi —hizo que lo mirara. Su mirada tranquila hizo que Camila respirara profundo resignada, se sentó. Adrien también lo hizo. —Cuando Adrien se fue yo... Creí escuchar unos pasos a la par mía —empezó diciendo—. Pensé que era uno de los chicos así que me acerqué... Pregunté pero nadie me respondió, pero luego... —se detuvo— Sentí frío. La piel se me erizó. Escuché un susurró en el aire que decía Camila. Después de eso no pensé más, quedé como en una especia de trance. La voz me decía que entrara. Estaba decidida a hacerlo pero luego Adrien llegó. Adrien tenía las manos apretadas, si no hubiera llegado quizás Camila también estuviera desaparecida en este momento. —No jodas —susurró Jesse. —Entonces te asustaron —confirmó Nicole sin creérselo—. Espera que mamá lo sepa. —No se lo vas a decir, Nicole —la amenazó su hermana. Nicole rodó los ojos. —Perdóname —murmuró Adrien. Camila lo miró—. Por dejarte sola. No volverá a pasar, se dijo así mismo. —No tienes ninguna responsabilidad conmigo —respondió ella. Jesse y Nicole los observaban expectantes, tal vez porque pensaban que el amor estaba en el aire. —No, pero muy pronto la puedo llegar a tener —bromeó, sonriendo. Era la primera sonrisa que Camila le notaba, y era linda. —Adrien, ¿desde cuando no sonríes así? —chilló Jesse sorprendida. Adrien la ignoró. —Supongo que no irás a clases, ¿no? —le inquirió este. —Oh, sí iremos —respondió poniéndose de pie—. Nicole, nos vamos. Apenas estaba comenzando el día, tenían mucho que hacer. Adrien las llevaría al colegio y las traería de vuelta. El gran Adrien Hoffman, príncipe de la noche, estaba empezando a caer por Camila Clear. Y no sabemos si eso sea bueno... O malo.
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