Jane
No estoy acostumbrada a tomar las cosas con calma o ir por el camino fácil y desinformado, por lo que seguí pensando en aquel hermoso hombre y sus sensuales ojos durante unos días. Estoy pasando nuevamente aquella fase de la adolescencia en la que veíamos a un chico incluso pasar rápidamente en el tren, autobús, bicicleta o cualquier medio de transporte y nos jurábamos a otras mismas que el chico había quedado prendado. La sonrisa de Luthor me había dejado prendada y soy una hermosa mujer morena, de baja estatura con curvas encantadoras, él un guapo hombre soltero quizá en los finales de sus treinta o tal vez principios de sus cuarenta, lo importante es que el tipo es como una copa de buen vino… pero quiero la botella entera.
Pasé la noche de fiesta con mis amigos y en la mañana muy solidariamente se lavaron el trasero y las lagañas para acompañarme en mi tempranera jornada de sábado. Mis amigos había decido llenar el restaurante en la mañana por lo que me senté a desayunar con ellos. Tammy se acariciaba la barriga, le observé a ella y a su esposo, Samuel quien le miró con cierta adoración, mi amiga Mercy jaló mi cabello con fuerza y le di un golpe en el hombre mientras posaba mi mirada en ella.
—¿Eres estúpida? —pregunté.
—Estás perdida desde ayer—Dijo. — ¿Cuánto llevas sin follar?
—No sé, unos días… Conocí al amor de mi vida—Todos me miraron serios y se quedaron en silencio, tomé un sorbo de mi taza de café y luego de beberlo les di una encantadora sonrisa. —Él aún no sabe que estamos enamorados, viajaremos por el mundo y que seré adorable con nuestros perros adoptivos, pero… yo sí.
Todos comenzaron a burlase y reír, comentaron sobre mi inmadurez mientras Mery reía a carcajadas y yo le acompañaba, las únicas solteras permanentemente en nuestro grupo de amigos éramos nosotras y aquello era aburrido; Sophy estaba en busca del amor, uno que le permitiese continuar adquiriendo éxito personal, Mercy prefería tener algunas aventuras (con hombres casados), yo simplemente tenía ciertos amigos que se encargaban de satisfacer mis necesidades como Javier el cual sonreía a mis amigos y les preguntaba sobre el servicio, le miré con aquel cabello enloquecedor n***o, la piel oscura, las manos encantadoras Vaya manos, sí que sabe amasar el pan, él está deliciosos, imagino que nada puede ser complicado con Javier es encantador, responsable, comprometido y cariñosos. Sophy carraspeo y le miré.
—Javier, es mi chef en jefe… Está soltero, es muy bueno en la cama dicen las cinco camareras que despedimos con el corazón roto y es excelente amasando pan, pies, espalda...
—Tetas— terminó Mercy la frase y él asintió. —Ella es Sophy, no es de tu tipo porque suenas infiel y te has follado a Jane.
—No—respondimos al unísono.
Él se dedicó a conversar con Sophy la cual se mostró encantadora, les miré un par de segundos, Javier se despidió un poco después y yo de mis amigos para continuar trabajando. Las últimas en partir fueron las solteronas porque no tienen hijos, esposos, gatos y perros que les lloren, maúllen y ladren.
Me acerqué a ellas y les conté sobre Adam Luthor, el inolvidable hombre de los ojos azules y el cabello dorado, podía sentir mis manos en su pecho de nuevo e imaginar que mis dedos rodeaban cada una de las hebras de su cabello. Les pedí a ambas un poco de información, Sophy, la más robusta, cabello corto y clara de piel, trabaja como periodista, mientras Mercy tiene un cuerpo asesino y trabaja como azafata por lo que ambas teniente acceso a información, ninguna de las dos tenía una excusa real para seguir soltera sin embargo era perfecto para mí porque éramos las únicas tres de nuestro grupo con 27 años y la alucinante responsabilidad de estar solteras, vivir de la soledad y tranquilidad, además de las citas ocasionales que acababan con mis amigas escucharan todo sobre mi salida, ambas rieron fascinada.
—Invítame cuando tu mamá lo conozca ¿sí?
—Es que te ha mandado a la boca del lobo. Porque cariño, ese es tu lobo feroz.
—Espero que sea feroz—Dije y besé la mejilla de ambas. —Este es un secreto pandilla—Mis amigas rieron y se pusieron en pie para salir del restaurante.
Me quedé todo el día trabajando y fui como siempre la última en salir, vi a Javier ponerse su gorro y subir a su motocicleta me invitó a dar un paseo y acepté. Después de pasar algunas horas en su apartamento y gozar del calor de su cuerpo admití que esa era la última vez.
—¿Quieres vino? —preguntó.
—No, me voy a casa.
—¿Por qué tan temprano?
—Tú tienes libre, yo tengo que ir a trabajar—Le di un beso sobre el hombro y acaricié su cabello —Javier, mi amiga está interesada…—Él asintió.
—En casarse y todo el teatro.
—Pues sí, yo estoy interesada en alguien más.
—Bien por ti, no soy celoso.
—Bien por ti, esta fue nuestra última vez. Espero no sea incómodo en el trabajo—comenté y salí de apartamento me dirigí a la calle, tomé un taxi que me llevó rápidamente a casa y en cuanto llegué y abrí la puerta me encontré un sobre con imágenes de mi presa.
Tomé asiento en el sofá y lo revisé todo con detalle. El sobre contenía una interesante en una veloz recopilación de datos sobre la vida de Adam Luthor en notas de cotilleo. Adam Luthor se había divorciado escandalosamente de su esposa y una batalla fuertísima por la custodia de su hijo, la cual tras mucho esfuerzo y por petición del niño Adam ganó, así como una esposa problemática; alcohólica y drogadicta de la cual acabó divorciado de una manera más amistosa. Lo demás eran exitosas publicaciones para el sector vinícola, actividades que organizaba para su empresa, colecciones de vino impresionantes y galardonadas.
Es el rey del vino.
Mainvillage tiene hermosos terrenos que se han llenado de hoteles turísticos, playas divinas, tierras fértiles en las cuales se produce café o vino, son las bebidas que más se producen y de muy buena calidad por lo que ser galardonado más de cinco veces al mejor productor del año significa que el señor Adam Luthor está en un particular nivel.
Adam.
Después de la gala benéfica, llegué a casa y tiré la camisa a la basura, fui a revisar que mis hijos estuviesen en la cama y por cosas que aún no puedo explicar no encontré a Patrick ni a Adrian, me cambié de ropa y esperé a que la policía o los dos decidiesen aparecer, pero ni una o la otra sucedieron. Tener adolescentes es definitivamente un problema y mis opciones comienzan agotarse.
Me han resumido a dos opciones¿Los mato a golpes o los envió a un internado?
El teléfono finalmente sonó a las tres treinta de la mañana, tomé las llaves del auto y me dirigí al hospital, tardé casi treinta minutos, después de casi chocar un par de veces logré llegar. Me encontré con Patrick sentado mirando por la ventana, el médico me dijo que no parecía estar muy bien pero se negaba a ser atendido y por otro lado su hermano tenía una intoxicación con alcohol. Me acerqué a mi hijo menor y apreté su hombro, noté sus pupilas dilatadas y solté un cansado suspiro.
—¿Patrick, estás drogado?
—Todo depende… ¿Eres un policía?—Dijo y luego rio. —Hola, Adam.
—Te van a atender y te van a hacer un doping. Si estás drogado me lo van a decir, cuando lo hagan vas a sentir la adrenalina de haber sido aniquilado a golpes por tu padre.
—Tu vida es muy triste; tienes un padre alcohólico, una exesposa drogadicta y ahora tienes dos hijos iguales que ellos.
—Sí, mi vida es una pesadilla. ¿Sabes cuál fue la pesadilla de tu abuelo y de mi exesposa? Ambos me tuvieron a mí Patrick, así sea para arrastrarles por el suelo y sacarles del cerebro la sustancia que sea que se metan.
Los médicos atendieron a mis hijos y me pregunté dónde estaba mal mi relación con ellos y seriamente qué está pasando conmigo, ¿por qué todos a los que amo prefieren autodestruirse que seguir conmigo? Busqué a Patrick y él me miró con cierto arrepentimiento.
Entonces ahora eres un heroinómano.
—No, solo estaba probando y Adrian se salió de control.
—Patrick no tenías permiso de salir. Eres un estúpido por querer probar, los Luthor no probamos porque somos adictos. Ni siquiera deberías intentar casarte.
—Bien, lo lamento.
—Bien, lo harás—Respondí y besé su cabeza, luego le di un abrazo y pretendí que solo tenía 6 años y su única preocupación era encontrar los zapatos que escondió a su hermano. Mantuve a mí no tan pequeño hijo entre mis brazos y le acaricié la cabeza con cariño.
Quizá aquellos a los que amo simplemente necesitan un poco más de amor. Adrian un poco más de rudeza con ello, por lo que, después de dejar a su hermano en casa volví solo a echarle la broca. Aquella semana decidí cambiar la estrategia de dictador, por lo que, decidí tomarme el rato con aquel par. El año se estaba casi terminando y estábamos solos en casa por lo que me tomé el trabajo más suave y los llevé a nuestra casa de playa.
—Adrian.
—¿Qué Patrickito?
—Esto es un castigo—dijo con cierto tono de misterio.
—Seguro nos amarrará con nuestras hormonas en el corredor para que podamos ver a mujeres pasearse en tanga.
—Nos ahogará en la noche. ¿Le crees tan bueno?
—No tenemos chef este fin de semana, así que más les vale querer cocinar.
—Ahh, papá—Dijeron al unísono.
Aparqué frente a la casa unos minutos antes, nos les dejé salir sin advertirles:
—Cocinaré yo, de una vez les digo si se escapan les ahogaré en serio y vivirán con sus abuelos, lo prometo, y ese hombre no es 1/3 de amable que yo.
—El buen Adam.
—Duerme, Patrick.
—Sí, papito.
Me divertí con ellos toda la semana, en años no éramos completamente ellos dos y yo, se sentía bien, mis hijos se la pasaron increíble, en el día logré que practicáramos varios deportes en el agua, a Patrick le gusta el surf y tiene bastante habilidad mientras que Adrian disfrutó de ir a bucear, yo me caí hasta decir basta y los dos se rieron un poco más de lo necesario sin embargo parecía estar funcionando.
No podíamos vivir en la playa ni en el agua así que en cuanto volvimos Patrick se dedicó a hablar con su novia durante demasiado tiempo, preparé la cena y no parecía querer dejar de hablar con Nissa, le advertí un par de veces más
—Patrick deja el teléfono.
—Voy—Le quité el teléfono.
—Hola, Nissa, que descanses, Patrick está loco por ti. Sí se ha portado genial. Adiós cariño. —Dije antes de cortar.
—Eres un pesado.
—Tu mamá odiaba usar el teléfono—dije y me dio un aplauso. —Yo no soy un fanático.
—¿El teléfono existía cuando ustedes salían? —preguntó Adrian algo sorprendido sonreí divertido.
—Sí y los condones—Ambos rodaron sus ojos—Cuando se me olvidó bum salieron ustedes, vaya pesadilla.
—¿Recuerdas que estás hablando de nuestra madre?—dijo Adrian.
—Además, el condón se te olvida cada vez que ves un par de tetas.
—¿Por qué no podemos ser una familia? —pregunté y los dos asintieron.
—Sí, comamos.
Los chicos y yo retomamos el ritmo de la cordialidad, no es que me deje de preocupar el que dejen a sus novias embarazadas, pero no es que haya predicado yo mucho con el ejemplo, después de que cenáramos vimos una película sangrienta, las favoritas de Adrian y luego un programa de asesinatos, acaba un show e inicia el otro, mi hijo parecía encantado con el reto de descubrir quien había asesinado a aquellas mujeres y me planteé llevarle al psicólogo en cuanto regresáramos.
Las mujeres por décadas habían sido la perdición de los Luthor, sabemos producir cualquier tipo de vino y cruzar casi cualquier planta aparentemente esa capacidad no la llevamos hasta nuestro corazón porque mi padre y cada uno de sus matrimonios ha ido peor que el otro y la relación de mis padres todavía sigue sin ser entendible, papá y mamá engañándose hasta el punto de enloquecerse y acabar divorciados y él llorando porque su amante le dejó finalmente, mi madre golpeada por su amante. Es como si se hubiesen vuelto locos.
—Papá, el cabrón de Edgar y Octavio preguntan si quieres salir con ellos.
—Patrick, qué te he dicho de llamarle tío Edgar, básicamente es la única familia que tienes.
—Básicamente.
—Diles que no sé si tengo permiso.
—Oh… lo tienes Patrick y yo estamos cansados de olerte. Adiós, ¿quieres que te llevemos?
—Ja… ja. Me llevo el auto —Tomé la llamada para que mis amigos me dieran las indicaciones y luego de unos minutos arreglándome mis hijos insistieron en llevarme al centro para quedarse con el auto, les di un beso a cada uno y me reuní con mis amigos en un restaurante con forma de terraza, era nuevo una especie de Pub, me reí porque no era el tipo de lugar al que dos hombres casados y de familia hubiesen elegido.
—Con razón sus esposas me tuercen los ojos—los dos rieron y aceptaron que yo era una buena excusa, la música no estaba tan alta y ellos le describieron como un bar para treinta añeros.
—Hasta donde sé, yo soy el soltero y no tengo treinta.
—¿Cuál es la diferencia entre un cuatro y un tres?
Después de darle un sorbo a la cerveza y escuchar a mis amigos hablar del tipo de pecado que estaba cometiendo les pregunté si habían ido a visitarme y me contaron las mentiras que dijeron a sus esposas y como les engatusaron a los niños para el fin de semana. Yo miré hacía la pista y le vi, la guapa de la fiesta, pequeña y sensual agitando sus caderas en medio de la pista algo borracha. Eso lo supe por lo desinhibidos de sus pasos de baile y disfruté de aquellas gruesas piernas y de aquella pieza de baño que cubría sus pechos lo suficiente, una de sus amigas se unió al candente baile y entre ambas con sus cuerpos sudorosos y la energía que solo una veinteañera puede desprender bailaron contra el cuerpo el feliz muchacho, estaría así de feliz por bailar con Jane, sin embargo, no estaría mal disfrutar de show completo.
—¿A quién miras? ¿A señorita escote del año o a señorita de calendario?
—Las dos están para calendarizar—Dije. —Pero veo a Miss tetas del año.
—Adam, tiene veinte—Dijo Sam mientras Edgar evaluaba su probable capacidad s****l.
—¿Cuál es la diferencia entre un dos y un cuatro? —Dije. —Sam asegúrate de que mi próxima esposa no tenga que divorciarse de nadie. No entiendo por qué las casan tan temprano hoy en día. Jane White, creo que es hija del arquitecto.
—Es feroz.
—¿Y qué? ¿Sabes quién soy yo? El follador Adam Luthor—Les guiñé un ojo y ambos negaron con la cabeza antes de soltar una risotada.
Una semana más tarde recibí un encantador resumen de la vida de la menor de las hermanas White, la fruta prohibida por decir así, era una joven problemática, atrevida y muy decidida y sobre todo exitosa en la cocina. Me gustan las mujeres independientes, soltera sin hijos, tiene veintiséis y es rica por lo que mi dinero no le interesa.
¿Qué son dieciocho años?