Capitulo 30- Lucia

4282 Words
Estoy que ardo del coraje, de rabia, de deseo ¿Cómo se me ocurrió besar a Gabriel y de esa manera? Aunque por ver las caras de esas dos valió la pena, no sé cómo saqué el coraje y el cinismo para decir lo que dije. Pensé en un momento que Gabriel me tiraría a la piscina cuando dije que lo manejo a mi antojo luego me di cuenta de que se estaba divertido con el espectáculo. - Idiota. - ¿Cómo? - me interrumpe Giuseppe. - estás distraída. - No, bueno si es que había quedado en ver a Santiago el día de hoy en el parque porque ayer no pudo y de ver a la niña jugar. - Amor, si quieres nos vamos y así comparto un rato con ella. - No es necesario, ya estás aquí y no te voy hacer ir hasta allá para luego regresar, además quiero que la niña también comparta con su primo, con Santiago y mis amigos, y si está contigo va estar pegada a ti; no te molestes. - No me molestan en lo absoluto, nos veremos mañana. - Claro, ya te prometí que te iba a llevar a conocer uno de los mejores lugares que tienes está ciudad - le doy un beso y salgo de la sala. Veo a Rafael y va hacia mí - señora. - ¿Las mujeres se tomaron su copa? - Si, aunque estaban algo molestas. - ¿Ellas se ven muy seguido o no te has dado cuenta? - Siempre que las veo están separadas y las pocas veces que hablan no son nada amable entre ellas. - ¿Esa mujer vienen con un niño? - Ninguna de las dos se ha presentado con ningún niño. - A partir de ahora cada vez que esas dos mujeres estén aquí quiero que me digas que hacen, con quién se ven, todo. No las pierdas de vista. - Si señora así va a ser, gracias. ¿El señor? - Se fue hace un buen rato. - Bien, por cierto, el evento es genial, contrata a dos de los centros turísticos para que los lleven a conocer la ciudad para mañana que los médicos se inscriban, el que quiera ir bien y el que no pues ni modo. - Está bien señora. Voy al coche y veo a José detrás de mí como una cola, que estrés. - ¿Si te dijo que te vayas a descansar que yo manejo? - Puede manejar si desea, pero no me voy a despegar de usted. - Bien, vamos a la casa. Llegamos y mi mamá ya me tenía a la niña vestida, comida y hecha una princesa. - Está hermosa mamá - Tengo buen gusto - no puedo dejar de ver un par de grandes juguetes que están en la sala - Dudo que eso lo haya comprado ¿Quién lo trajo? - ¿Específica? - ¿Mamá? - Alessio vino a vernos y se presentó con el mega peluche y la mecedora, luego vino tu suegro y se volvió loco. - ¿El señor Ziegermman? - ¿Tienes otro suegro y no me dijiste? - me dice con burla. - ¡Mamá! - se ríe - Por supuesto que él, no hay más, se presentó con esa casa de juguete, un montón de juguetes más, está una cuna que está en la habitación y la mando armar. Voy hasta el cuarto, está rodeado de bolsas de regalo. - mamá que locura. - Mi nieta se robó el corazón del abuelo, lo abrazaba y lo besaba, jugaba con él y él se dejaba. - ¿Desde cuándo está niña se volvió tan sociable? - Capaz reconoce la sangre, déjala se feliz. Según me dijo el señor Gabriel, ahí hay ropa, zapatos, pijama, juguetes, cositas personales y todo lo que necesites. - ¿Te dijo porque no le ha dicho a Gabriel de ella? - No lo ha visto pero en cualquier momento se lo va a decir. - En este momento mamá no me preocupas si Gabriel se entera si no su mamá, todavía no se me olvida la expresión en su rostro cuando me decía que estaba feliz que mi hija no haya nacido, y después que el investigador me dijo que ya había estado en Alaska me aterra que le quiera hacer algo. - ¿Tú crees que le vaya a hacer algo a mi nieta? yo no creo después de todo es su nieta también, la bruja no era tan mala al principio creo que lo que no soporta es qué sus hijos pongan a sus esposos antes de ella. - Como sea no quiero que sepa de ella. Ahora me la llevo. - ¿Hija cuál es la insistencia de ver a Santiago y el niño? - Necesito saber quién es la mamá de ese niño. - ¿Por qué? - Porque mi cabeza está volando mamá con ciertas casualidades y quiero cerciorarme qué solo sean casualidades y no algo más grave. - Ya me preocupas. - Te cuento al regresar, mamá si el desquiciado de Gabriel se le ocurre venir no lo dejes entrar ve que te conozco y tiene una cierta debilidad por él. - Ay que blasfema, pero con ese carácter que se gaste niño yo no lo voy a detener, si entra y ve lo que es evidente yo no confirmare ni negare nada. - ¿Quiere que se entere que tengo una hija y nos las quite? - Ay usar a mi nieta no es algo bueno, ya vete a ver qué Santiago te debe estar esperando. - Con quien cuenta uno. – me sonríe con esa picardía. Salimos y nos fuimos caminando hasta el parque algo que no fue del agrado de José. Cuando llegamos Santiago nos esperaba sentados en un banco y el campeón jugando. - Hola ¿llegó tarde? - Un poco, ¿cómo te fue? - Lidiando con problemitas. - Está princesa como está de hermosa, vestida así se parece más a ti, pero no puedes negar que tienes los genes de un Ziegermman. - Lo sé, si hubiera pedido que saliera a él tal vez sale como yo. - Sería igual de hermosa, pero para no querer hijos se nota que el que trabajo en ese proceso fue él. - recuerdo ese momento y si definitivamente fue él quien se destacó. - Si en ese momento me deje hacer. - No quiero saber – me rio - ¡Campeón! ven a conocer a tu prima. - viene corriendo. - Hola, tía. - Hola, pero tú sí que estás guapo mira ella es tu prima, es más chiquita que tú. - Hola, soy Lewin ¿y tú? - mi niña sonríe y ve el parque, luego me mira. - Si ve a jugar con tu primo, me la cuidas - le digo a él y se la lleva, mientras nos volvemos a sentar. - Quién diría tú y yo sentados en un parque viendo a nuestros hijos jugar, que dicha. - El mundo tiene sus vueltas, pero me agrada. – mira hacia a un lado y ve a distancia a José. - ¿Ese pegoste? Aún no te deshaces de él. - Salió demasiado recto y fiel a Gabo, me preocupa es que sabe de la niña y le vaya a decir por más que mamá y yo lo amenazamos. - Prepárate porque en cualquier momento te llega con el reclamo y ahí si le daré la razón. Me quedo viendo a los niños y se asemejan un poco, ambos tienen los ojos claros y del mismo color, son blancos, diferencia es que su cabello es rubio y el de mi princesa es castaño claro. - ¿Embobada con los niños? - me dice. - No me canso de verla, está creciendo muy rápido, quiero verla crecer. - Lo hará, aún tenemos tiempo para que estés bien ¿Que dice el médico? - Todo va bien, el medicamento está haciendo su función, pero no me puedo descuidar, aunque parece que el corazón está fuerte en comparación hace un año. - Agradezcamos que el donante tuviera corazón de hierro, porque ve que sobrevivir a un embarazo y estar tan bien. - Si, aunque aún Ricardo me regaña por eso, lo debilite en el embarazo, pero ahí tienes a mi princesa, es mi mayor tesoro. - Si, ellos se vuelven nuestra vida, aunque no todos los padres son así. - lo miro y está pensando. - ¿Quién es su mamá? - Otra vez con el tema, ya te dije que no teníamos que hablar de ella. - Si me lo dijiste, pero estaba pensando y yo creía que tendría la edad de mi hija, que cuando me dijiste que eras padre el niño tendría unos meses de nacido, pero se ve que es más grande. - Si es mayor que mi sobrina. - Me dijiste que cuando yo me fui fue que te enteraste de que eras padre, ¿qué edad tenía cuando te enteraste? - Que importa eso Lu, estamos con ello y es lo importante. - Se parece mucho a ti, aunque es más rubio, ¿su mamá es rubia? - Lucia cambia el tema. - ¿Por qué no me lo quieres decir? ¿Temes que la arrastre por quitarte al niño? - No quiero hablar de ella eso es todo. - Está bien, tolero a cualquier loca mientras no me salgas diciendo que es de la descerebrada de Lucrecia. - lo miro respira profundo, y mira a otro lado, diablos ¿será? - De todos los nombres que existen le vienes a poner justo ese - me dice cambiando el tema. - Se lo que haces, evades el tema. - miró a mi hija - en mi defensa no se lo puse yo, sino mi madre, estaba en coma cuando eso paso. - ¿No se lo pudiste cambiar cuando volviste a la vida una vez más? - Me gusta ¿Por qué te molesta que mi hija se llame como su madre? Lucia, a mí me encanta. - Si claro, Lucia... Gabriela Lucia. Original - nos reímos. - Es bonito el nombre, le hace honor. - Y así cómo para que él no se enteré, igualita a él y con su nombre, original. - volvemos a reír. - Bueno, pero no podía hacerle ese desaire a mi madre después que escogió su nombre y ya todos la conocían así. - Sabes que te conozco y sé que te encanta que tenga ese nombre. - Prometo que si tengo otro lo llamo diferente. - Muy graciosa, deja tu invento que con una ya te arriesgaste suficiente así que no tientes al diablo. - Es que el diablo es muy guapo y hace hijos hermosos, la prueba esta jugando con tu hijo. - Papá, mira...- le grita mí sobrino desde lo más alto del parque. - Es ágil. - Si, le encanta hacer cosas peligrosas. - Como su padre a esa edad. - Tú me hacías hacer esas cosas porque eras muy atrevida. Ojalá la tuya no salga así porque morirás, pero de un susto. - Matará al padre, que le encanta tener el control de todo y no creo que lo tenga sobre ella. Observa. Miramos a los dos - ¡Gaby no te vayas a subir al tobogán! - me mira sin entender - ya vas a ver. Unos minutos después vemos cómo sube unas escaleritas que van al tobogán. - Obediente te salió. - Dile que no haga algo y es como si le dijeras lo contrario. - En eso si salió a ti. - Y en otras cosas más. Santi, volviendo al tema que no te agrada, ¿Es Lucrecia? - ¿Qué cosa? Prometimos no hablar de ella jamás en la vida ¿por qué la mencionas? - Curiosidad y estoy recordando ciertas cosas, así que coinciden las fechas ¿Si es ella estás seguro de que es tuyo? - Lucia no quiero hablar de Lucrecia, por favor. - cambio el tema y está vez está serio. Entonces no es ella. - Papá un helado - dice mi sobrino corriendo dónde nosotros. - Yo lo llevo tu cuídame a mi pequeña. - No es bueno que coma dulce. - Santi es uno pequeño, tú te comías una bolsa de caramelos solo y aquí estás, sano. - Alcahueta. Tráele uno a Gaby. - No tiene edad para comer esas cosas aún. - Me llevo a mi sobrino a comprarse un helado y aprovecho de hablar con él. - ¿Quieres mucho a tu papá? - Si, es el mejor. - ¿Y a tu mamá? - arruga la cara. - Ella me regaña mucho. - Mm, sabes que no se, ¿qué edad tienes? Aunque me hago una idea. - me muestra cuatro dedos, todo coincide - ¿y como se llama tu mamá? - Tía puedo volver con Gaby y papá. - Claro príncipe - cuando volteó me llevo el susto del año Gabriel está con Santiago y mi hija en sus brazos. Me va a dar algo, cuando siento a Lewin esconderse detrás de mí mirando hasta donde están ellos. - ¿Campeón que sucede? - Podemos quedarnos un rato más aquí tía. - mira asustado a dónde están ellos. - ¿Conoces al hombre con quién está tu papá? - afirma se me acelera el corazón. - ¿De dónde? - se queda callado - ¿Es amigo de tu mamá? - afirma. Demonios es Lucrecia - dime una cosa príncipe y queda entre tú y yo, ¿Tu mamá se llama Lucrecia? - me mira con miedo no dice nada. Maldita bruja la voy a matar, me levanto y ahí está mi hija en brazo de su padre, Santiago me ve a lo lejos y no sé qué hacer. Por un lado, tengo a un niño que podría ser o no ser hijo de mi mejor amigo y del hombre que amo, con las ganas de matar a esa desgraciada; y por el otro tengo a mis amores uno en brazo del otro ¿Que le estará diciendo? ¿Será que ya se enteró? - Tía - me jala del brazo. - él no puede verme. - ¿Por qué? - se queda callado - está bien amor, no te preocupes, aquí nos quedamos. Veo a cómo Santiago toma a mi hija y ella parece aferrarse a Gabriel, se ríen y luego se despiden viniendo hacia donde estamos. - Me muero de un infarto. - me digo, tomando a mi hija de los brazos. - Que no te dé porque estamos con los niños. - ¿Qué te dijo? Te menciono algo de Gaby. - Piensa que es mía, se enteró hace poco que tengo un hijo así que lo dedujo. - Que irónico. - el piensa que su hija es de Santiago y cree que el de Santiago es de él, bueno si lo que pienso es verdad. - ¿Qué cosa? ¿Que su hija le diga papá frente a mí? - ¿Se lo dijo? - Casi caigo en el acto, menos mal pensó que me lo decía a mí. - ¿Qué hace aquí? - se queda callado - ¿Qué? - Dijo que venía a buscar a su hijo. - Qué casualidad. - Estás extraña - suena su celular - es Zoé. - Otra casualidad - están hablando y pone cara de pocos amigos. - Está bien, estamos en la heladería del parque - cuelga de mala manera - Déjame adivinar, quiere que le entregues al niño, aún te queda una hora con él. - Al parecer su madre quieren que regrese al instante, no puedo meterla en problema. - Papá - me dice mi hija señalando al parque, me río dándole un beso. - Te amo, pequeña - esperamos unos minutos y llegó Zoé corriendo - ¿Estas bien? - le pregunta Santiago y me aparto un poco porque si resulta ser cierto, ella no puede saber que tengo una niña. - Si, pero la señora quiere que regresemos ahora mismo a la casa. - Zoé agarra a Lewin mientras Santiago le da un beso y se despide. - Te amo campeón. - Chao, papá, chao, tía y prima. - menos mal Zoé no mira a los lados solo su celular que está sonando. - Debemos irnos. Zoé agarra al niño y se va - Que día tan extraño - me dice. - No tienes idea, toma lleva a mi bebé que estoy que tiemblo - le digo mientras se adelanta, necesito respirar porque no sé si tiemblo de rabia o del susto. Llegamos a casa de Lewin y Gabriela se pone a jugar con los juguetes de Lewin. - Estás muy callada de hace rato, ver a Gabriel con la niña te dejo impresionada. - Si, no sé cuántas emociones pase de un momento al otro, ¿qué te dijo exactamente? - Nada del otro mundo, se acercó me saludo vio a la niña y pensó que era mía, y ella dijo Papá y se les fue a los brazos. Creo que reconoce muy bien a su padre, Lucia es la misma estampa no sé cómo no se dio cuenta, aunque se la quedó mirando un buen rato. - Voy al baño - me hecho agua en la cara a ver si me calmo un rato, me tomo el medicamento porque siento que el corazón va a millón y veo el cepillo de Lewin. - estoy loca, pero debo saber la verdad. Tomo el cepillo de Lewin y el de Santiago, es que si está bruja es la mamá de ese niño a uno de los dos está engañando y no creo que sea precisamente a Santiago. - La odio. Salgo de ahí, cargo a Gabriela - Santi nos vamos, la niña ya tiene hambre y tengo que hacer otras vueltas. - Pero espérame y te acompaño. - No, tranquilo. Te quiero. - Creí que íbamos hablar de Benjamín y su proyecto. - Benjamín, claro. ¿Qué tal si mañana nos vemos y lo conoces? Es bueno, que conozca gente aquí, aunque el proyecto apenas está en planos y hace unos días es que llevaron los materiales. - Claro, tú me dices. - Bien Adiós. Despídete del tío Gaby. - Chao - me asombra que hable. - Chao mi pequeño Dulce. - Otra palabra más al repertorio. - Vamos a tener que juntar más a nuestros niños. - No lo dudes, nos vemos luego. Salimos de ahí y José nos sigue hasta la casa, mi bebé sale corriendo apenas ve a mi madre. - Que bella está mi muñeca, ¿Te divertiste en el parque? - Papá...- me mira - Nos topamos con Gabriel, Santiago estaba con ella y creyó que era de él, pero aquí la marinerita se les fue a los brazos cuando lo vio diciéndole papá, según Santiago pensó que se lo decía a él. - Inteligente mi princesa, reclama su lugar. - Si, eso parece - me siento en el sofá, respirando profundo. - ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? - Un poco de taquicardia es que hoy tuve una iluminación y estoy que mató alguien si lo que me dice mi instinto es verdad. - Comparte con la clase. - la miró. - Creo que la madre del hijo de Gabriel es la misma madre del hijo de Santiago. - ¿Cómo es eso posible? ¿Se metieron con la misma? Lo volvieron hacer pensé que habían aprendido la lesión con la bruja...Oh - mi mamá se tapa la boca sorprendida - ¿Es lo que estoy pensando? - Puede ser madre. - ¿De dónde sacaste esa idea? - Me empezó a dar vuelta cuando Santiago me dijo que se enteró cuando yo me fui, pero creí que tendría la edad de Gaby porque Santiago nos mandaba fotos de cuando era más pequeño, pero cuando lo vi, luego el investigador me dijo que el niño de Lucrecia tenía una niñera, además de eso Santiago está reacio en decirme quién es su madre y la bruja conociéndola es extraño que no grite a los cuatro vientos que tiene un hijo con Gabriel - Eso si es extraño, ella siempre fue muy informativa. - Y ahora que lo pienso, cuando me la encontré en el restaurante y le mencioné a Santiago se puso nerviosa, me dijo que si él me había dicho algo. Asumí que era hablar de ella, pero tal vez se refería al niño. - Esto es un enredo, pero si es así, uno de los dos no es el padre. - Y me temo que ese es Gabriel, porque no tiene sentido engañar a Santiago, y eso explica porque no deja que lo vea, que le tome fotos sobre todo con él. - Es astuta la muy desgraciada. - Mamá si es verdad, yo la mato, Gabriel y yo discutimos por ese niño, él fue el detonante de todo esto. - Hija esos dos van a sufrir, me imagino que Gabriel se ha encariñado con el niño, va a sufrir mucho. - ¿Sufrir? Mamá Conociendo a Gabriel es capaz de matar a Lucrecia. Tengo que salir de dudas y comprobar que ese niño sea de Lucrecia y luego quien es el padre. - No dudo que lo logres si cuando se te mete algo en la cabeza no hay quien te lo quite. - Te dejo a la niña debo hacer algo - ¿A dónde vas? - Voy al hospital hablar con Ricardo y luego... Lo voy a pensar. - ¿Te das cuenta de que ya es muy tarde? - ¡Ajá! Tomo las llaves del carro de las manos de José y me ve asombrado. - ¿Viste al niño con el que estaba hoy? - Si señora. - ¿Es el hijo de Lucrecia? - Ya le dije que he visto ese niño de lejos, pero... Si tiene un parecido. Me voy al coche - ¿adónde va? ¿deje yo manejo? - A ver qué tan rápido puedes encontrarme. - me subo y pongo en marcha el carro, dejando de pie al pobre José. En menos de media hora estoy con Ricardo. - ¿Qué es tan urgente? ¿Te sientes mal? - He tenido taquicardias, pero es del coraje. - Te dije que lo tienes que tomar con calma. - Hay cosas que no puedo tomar con calma, te quiero pedir un favor importante y muy discreto. - A ver dime - Necesito una prueba de paternidad, ¿conoces a alguien que sea de confianza que la pueda hacer y que no diga nada a nadie? - Claro, pero a quién quieres hacerle una prueba. - le muestro dos cepillos de dientes y otra prueba. - Necesito que comparen esas tres pruebas, está es prueba G, está es S y está L. Esos son sus nombres y no preguntes. - Quieres que haga una prueba de ADN buscando parentesco de paternidad entre estás tres pruebas. - Si, quiero saber si L es hijo de S y/o hermano de G. - ¿No me vas a decir de quién se trata? - No por el momento, ¿puedes conseguir a alguien que lo haga lo más pronto posible?. - Déjame llamar al laboratorio. - Gracias. - Ahora acuéstate ahí para hacerte un electro y ver cómo estás. - No es necesario. - Lucia... Le hago caso y me acuesto esperando su respuesta, le escucho hablar con alguien y después entrar dónde estoy. - Listo, ya se llevaron las muestras. - Discreción, ¿Cuándo estarán listo? - Quince días - ¡¿Quince? No necesito menos tiempo por favor, Ricardo me urge ese resultado. - Hablaré con el pero lo máximo que puedo conseguir serían siete a diez día y no primero nada. - ¡Demonios! - A ver, vamos a revisarte. - me hace un chequeo y me encuentra un poco agitada - nada grave, pero debes relajarte Lucia, ve que no puedes sobre pasarte no subestimemos la fuerza de ese corazón. - Está bien. Una vez estamos lista salgo de la clínica, pienso en todo este desastroso día, si Lucrecia mintió, Gabriel y yo nos peleamos por nada, ay que estrés. Me pongo a manejar y sin querer estoy en la casa donde jure no volver. - Sabía que algún día te encontraría aquí. - escucho esa voz dura, varonil y fuerte. - ¿no dijiste que jamás volverías? - Necesito hablar contigo y Petter me dijo que ya habías salido del gimnasio. - Soy todo oídos, ya sabes cual es la clave de acceso. - ¿No la has cambiado? - No, aquí nada ha cambiado excepto que la señora ha estado ausente un par de años. - Podemos hablar aquí en el jardín. - Lucia no seas boba, además estoy llegando quiero tomarme algo y cenar ¿Ya comiste? - No. - Bien, entonces cenamos. Me pasa por un lado abriendo la casa, aquí estoy una vez más en en mi casa donde fuimos tan felices. - ¿Te quedarás ahí? Entro y todo se ve igual, pero se siente diferente. Camino a la sala de estar. - Ponte cómoda sabes que es tu casa, voy a cambiarme y vengo a menos que me quieras acompañar. - ganas no me faltan. - No te pases de listo, aquí te espero. - Bien. Me deja sola en medio de mi casa, recordar la última vez que estuve aquí me duele tanto. En mala hora me dio por escuchar a la bruja de mi suegra.
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