Capitulo 16

2714 Words
Bajo molesta y triste al mismo tiempo, Gabriel, aunque solo compartía conmigo sus proyectos no me dejaban inmiscuirme en sus asuntos, y la única vez que lo hice y fue por un error no me hablo en semanas, y a la desabrida, no solo sabe de sus proyectos, sino que toma decisiones sobre él, lo mete en problemas y la defiende. Que diferencia, mis lagrimas empiezan a salir sola, recordando las palabras de su madre, cuando dijo que tarte o temprano él se daría cuenta que no somos nada compatibles. - ¿No hay manera de bajarme de este barco?. Observo el piso de abajo y veo a Nicandro con las Anna, Valery y José disfrutando de la piscina, Gabriel le daría un infarto en este momento con lo intolerable que esta. - ¿Qué creen que hacen? – le escucho decir a Gabriel después de unos minutos que los veo divertirse. - Disfrutan del día, se lo merecen. - Yo no les p**o para que disfruten del día, si no para que hagan su trabajo. - Y no veo que no lo estén haciendo, las muchachas han hecho limpieza, han servido la comida, han estado pendiente de todo durante todo el día al igual que los muchachos que parecían ventilador con traje viendo a todos lados. - Ese es su trabajo. - Y merecen divertirse de vez en cuando, no porque tú eres un maniático controlador y obsesivo del trabajo, ellos deben serlo y no han dejado de cumplir con sus obligaciones. Y ultimadamente se están divirtiendo porque yo se los ordené y punto ¿tienes alguna objeción? – me volteo y me tropiezo con una barrera de músculos, sus músculos. Sus ojos se fijan en mi rostro y luego en mis manos que están sobre su pecho, las retiro inmediatamente evadiendo su mirada. Que duro y suave esta, sentí que me que me quemaba las manos, que mi corazón corría a mil por horas y mi cuerpo se derretía. - Te dije que no tenias derecho a dar órdenes. - ahí esta el hombre mal humorado y mandón. - Si, si como sea, igual los vas a dejar divertirse mejor ve a trabajar. - No me digas que hacer, es mi barco y mi personal, tu eres una intrusa que se metió sin ser invitada. - ya lo sé. - Señor – nos interrumpe el capitán – disculpen no quería interrumpir. - No interrumpes nada – le dice Gabriel – dime. - Con permiso – los dejo mientas entro a la habitación no sin antes escuchar que mañana nos detendremos en un puerto a recoger algo que Gabriel pidió. Me acuesto un rato en la cama tratando de que esta sube y baja de sentimientos se tranquilicen, esto de odiar y desear a Gabriel al mismo tiempo no es fácil; no debí volver, no debí enfrentarme a él, no estaba lista. No se en que momento me quede dormida hasta que escucho mi celular, me despierto asustada, increíble tengo señal, contesto sin ver porque me imagino que es mi madre, pero me llevo una gran sorpresa. - Hola hermosa, mi jefa favorita. - Hola, me alegra escucharte. - Me alegra escuchar eso, ¿Cómo has estado? - Bien, con ganas de regresar. - Y nosotros que regreses, el centro marcha de maravilla, pero haces falta sobre todo a esa muñequita que tienes por hija, a tu madre y a mí. - A mí también me hacen falta, incluyéndote, nadie me hace reír como tú. - Eso me alegra, así decides regresar rápido. - Si por mi fuera estaría camino a casa, pero debo resolver este asunto. - ¿Cómo vas con eso? si me necesitas solo dime que agarro el primer vuelo y llego a donde estes. - Giuseppe y sus ocurrencias. - Descuida puedo encargarme de eso, y tengo amigos que no durarían en ayudarme además quien mejor que tu para cuidar mis grandes tesoros e intereses. - No sabia que era tan importante. - Guiseppe tú sabes que, si lo eres, que haría yo sin ti. - Mejor no lo averigüemos, mejor regresa pronto – se escucha entre cortado. – te tengo una sorpresa. - Hola, hija, estoy llamándote desde hace horas y tu celular nada que lo agarras. - Lo siento, estoy sin señal, no sé ni como callo esta llamada, pero me alegra escuchar tu voz me hacía falta. - ¿Esta todo bien? Te siento rara, tu corazón, tus medicinas. - Si, por eso no te preocupes estoy tomándome el tratamiento al pie de la letra, solo he tenido un día de montaña rusa y me hacia falta escucharte y saber de ustedes. - A nosotras también nos haces falta, ¿ya resolviste el problemita? - En eso estoy, es más difícil de lo que creí; no se si hice bien en volver, tal vez debí dejar que los abogados se encargaran y si quiere la anulación pues que salga como desee, igual no pierdo nada. - ¿Como que no pierdes nada? ¿No dijiste que necesitas que firme el divorcio con tu clausula para que no perdamos a la chiquita, para que no nos la quiten? - No se puede perder algo que no se sabe que se tiene y si así fuera no creo que le importe mucho. - ¿Estas segura que estas bien? - Si, solo que te amo y quisiera estar con ustedes. - Pronto mi pequeña noso… tam…- que rabia no se escucha bien. - No te escucho bien se está perdiendo la señal, alo , alo . – se cae la llamada- ¡demonios! Siento un golpe afuera de la habitación y salgo sin ver nada, que raro, por lo menos hable con mi madre. Veo la hora y es pasada de las diez de la noche, me pregunto si el amargado del marinero seguirá trabajando. Me cambio de ropa y me pongo algo mas abrigado, está haciendo más frio. Bajo al área de la cocina y está el capitán, las muchachas y lo muchachos sirviéndose de comer. - Señora buenas noches, ya le iba llevar algo de cenar. - Gracias Anna, pero ¿por qué comerán aquí? Vamos al área de la piscina la mesa es mas grande y cabemos todo. - Señora esa es el área de los señores. - dice José. - ¿Y yo que soy?, no te preocupes, a ver Anna vamos a llevar todo afuera, cenamos bajo las estrellas. Llevamos todo hasta la mesa – Anna ¿el señor comió? - No quiso comer nada, dijo que estaba ocupado – esta viendo como le salva el pellejo a su novia. - Mm, bueno el se lo pierde más comida para nosotros. Empezamos a cenar, los muchachos me ponen al día incluso José, me cuenta desde cuando trabaja con Gabriel, como es su trabajo y otras anécdotas que me hacen reír. Hasta que todo se vuelve silencioso subo mi mirada y todos están serios, no necesito darme vuelta para saber que tengo a Gabriel detrás de mí. - Veo que sigue la diversión, y usan lugares que no les corresponde – los cuatro se paran de un sobresalto y se disculpan. - No volverá a pasar señor – dice José. - Eso espero no les p**o para que estén divirtiéndose. - Están cenando ¿es que tampoco pueden? – me volteo a enfrentarlo. - Te dije que ya tú no tienes derecho… - Yo tengo todos los derechos que se me de la gana de tener – me levanto para quedar a su altura – que tu no quieras comer y estes enterrado en tu trabajo no significa que los demás también tengamos que estar tan amargados como tú. - Lucia… - Ellos se van a quedar cenando aquí porque así yo lo ordene, porque se lo merecen y si no te gusta te das media vuelta y te encierras en cual quiera de las otras áreas, pero no vengas a dañarnos el momento porque la estamos pasando bien. - No te atrevas a desobedecerme. - ¿Cuándo he sido obediente? - Mejor nos retiramos – dice Anna. - He dicho que se quedan a disfrutar de la noche y la cena – les digo y se que están entre la espalda y la pared porque nos respetan a los dos – ¿te vas a atrever a dañarles la cena porque estas de mal humor? – me mira desafiándome. - Cenen tranquilos, Anna puedes subirme algo. - No puede, está ocupada – le digo y se puso mas molesto, me volteo a la mesa agarro un plato y le sirvo algo de lo que está en la mesa- toma, cena esto y si no quieres sabes donde esta la cocina puedes ir a prepárate algo, ahora déjanos terminar de comer en paz. - Tu no puedes comer esto – me dice y luego mira a Anna. - Yo se lo que puedo y no comer, ahora vete con tu amargura a otro lado. Se me acerca tanto que me susurra al oído – te estas pasando de la raya, y te va pesar. - Adiós. – se va y todos me miran en especial José que esta sombrado. – vamos siéntense a comer. - Señora va a tener problemas con el señor. - me dice Nicandro. - Nicandro que te dije con respecto a lo de señora, sabes que me irrita y con respecto al señor no se preocupen que yo me encargo de él, cenemos. Seguimos cenando y después de un buen rato es que se sintieron más cómodo y se divirtieron. Gabriel no bajo más pero tampoco quiero que se desquite con ellos, así que decido ir a la habitación y luego hablar con Gabriel. Entro al baño y me sorprendo al verlo ahí como dios lo trajo al mundo, control, respira. - No sabía que estabas aquí. - me volteo para no verlo. - ¿Por qué te volteas?, después de todo no tengo nada que no me hayas visto antes. - Eso es pasado ahora no podemos vernos de esta manera, esta mal. – corazón cálmate, intento salir y Gabriel me detiene cerrando la puerta. - Ahora muy callada, hace unas horas te atreviste a desafiarme y desobedecerme ante mi personal. - Fuiste muy grosero y antipático – me volteo enojada- ellos no tienen la culpa de tus problemas para que los trates como esclavos. - Ahora soy un troglodita, llegas a mi barco como intrusa, reclamas, das ordenes, me insultas, me haces perder autoridad sobre mi personal y yo soy el mal educado. - Gabriel ellos te respetan y te tienen tanto miedo que es imposible que pierdas autoridad ante ellos. - Yo no lo creo, cuando hacen lo que tu ordenas, aunque yo no esté de acuerdo. - Porque son inteligentes y saben que es mejor tratar contigo enojados que conmigo, y apártate un poco estas invadiendo mi espacio personal. - Este barco es mío, todo lo que esta en el me pertenece y no tienes derecho a nada que está dentro de él, así que no te quiero merodeando en las áreas como la señora, ni dando ordenes porque ya no eres nadie aquí, no ocupes un lugar que ya no es tuyo. - esas palabras duelen. - ¿Ya es de tu noviecita desabrida o de la descerebrada de la madre de tu hijo? - De cualquiera menos tuyo, y respétalas si no quieres que te obligue hacerlo. - Jamás respetare alguien que no se lo ha ganado y mucho menos si tú eres quien lo exige cuando no tienes la moral. - Lucia, hablo en serio, nunca has visto mi lado malo no lo busque. - Claro que he visto tu lado malo y no una vez si no muchas veces, así que si crees que me vas a dar miedo como a los demás te equivocas; tu eres quien a mi no me ha visto por las malas ni tus noviecitas así que no me busques. - Lucia te quiero a metros de distancia de mí, de mi familia, de mi novia y de mi hijo – otra puñalada más y siento que el corazón se me aprieta y me falta el aire del coraje. - Hasta que admites que es tu novia; como si quisiera estar cerca de ustedes, si algo me caracterizo es no tratar con gente desagradable pero no soy discapacitada para no defenderme. - Lárgate de mi habitación, mantente a metros de mi mientras estemos en este barco, no te cruces en mi camino, porque no me agrada verte. - Estamos de acuerdo en algo, pero solo te pido que no te desquites con los empleados, ellos te sirven y lo hacen bien, no tienen porque pagar tu mal humor. - Tu eres la razón de mi mal humor, si no me quieres ver enojado simplemente desaparécete. - Eres un idiota – lo empujo y salgo del baño, agarro mi cartera. Después de llorar como idiota en una de las tantas habitaciones de este barco, decido dar una vuelta, a esta hora ya todos deben estar dormidos, llego a la cabina y veo al capitán dormido sobre la mesa, mientras observo los papeles y ya se donde va a parar. Es un lugar turístico es perfecto. - Señora – escucho a Nicandro. - ¿Qué haces despierto y aquí? - Es mi hora de hacer el turno de vigilancia ¿y usted? - No podía dormir y salí a dar una vuelta, pero menos mal te veo necesito un favor. Lo saco de la cabina para que el capitán no escuche. - Dígame que desea. - Mañana vamos a detenernos en la isla, Gabriel tiene algo que buscar - Si lo sé, es un regalo para…- se queda callado y no necesito más explicaciones. - Para quien sea, no importa el caso es que puedo regresar al puerto desde ahí. - ¿Se quiere bajar del yate? - Me quiero bajar desde que subí, además ya hice lo que vine hacer, lo que quiero es que mientras José se va con Gabriel tu me ayudes a buscar a alguien que me lleve al puerto, se que conoces a alguien. - Esta bien, señora puedo hacerlo, pero si el señor se entera me cortara la cabeza. - El señor y yo estamos separados, eso lo sabes, lo que menos le va a importar es que yo me baje de su barco es mas llegamos al acuerdo de que lo que queda de viaje no nos crucemos así que ni cuenta se va a dar que no estoy y nadie aquí va a decir nada. - Los líos que me mete, pero está bien, pero si le pasa algo el señor me matara. - Nicandro llevo casi dos años fuera de tu radar así que deja de preocuparte. Quedamos así. - Y he pagado muy caro eso señora, pero usted manda. - Vez por eso eres el mejor. Me voy a la habitación y solo unas horas para salir de este infierno de fin de semana, la próxima vez que vea a Gabriel debe ser para firmar los papeles y si no quiere, Maritza sabrá que debe hacer, pero no quiero tener nada que ver con ese hombre de nuevo; si algo pude darme cuenta de este encuentro que lo que Gabriel y yo fuimos una vez quedo en el pasado, que no fue un error haberme ido si no haber regresado, confirme que no sabe de la existencia de mi hija y con eso me conformo así que si quiere la anulación del matrimonio bajo esos términos está bien, después de todo estamos a kilómetros de distancia, con un gran mar de por medio, así que no nos vamos a volver a ver. Cada uno seguirá su vida y si algún día mi hija sabe quien es su padre espero sea cuando este adulta y me perdone por ocultárselo, pero es mejor eso que crecer en medio de esta mugre de sociedad y con el miedo de crecer sabiendo que su padre la cree una maldición por el simple hecho de ser mi hija. - En buena broma me vine a meter. Perdóname, hija por darte un padre tan arrogante.
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