Capitulo 51 - Lucia

2486 Words
Se ve tan guapo dormido, tan sexy me provoca comérmelo cómo solía hacerlo antes, pero está tan frágil y molesto que me preocupa, se está conteniendo tanto con su rabia que un día va a explotar y temo sea peor. Si le digo que fue Emilia la que alteró los resultados puede decir que Lucrecia lo dijo para perjudicarla, ¿por qué le debe tener tanta confianza?, me doy vuelta y miro al techo, cada vez que pienso que esa idiota tiene ventaja sobre el me enfurece. Sebastián dijo que ellos aún se veían después de la universidad, me mintió, el coraje me hace sentarme volver a moverme en la cama. - ¿Qué piensas tanto que no te duermes? - lo miro y está con sus ojos cerrados, respirando tranquilo, ¿Será que alucine? Me vuelvo a mover- sirena ¿qué sucede? - Pensé que dormías. - Lo intento, pero entre mis pensamientos y los tuyos es imposible ¿Que te tiene tan inquieta? - Aún te veías con Emilia después de la universidad, me mentiste la tenías de amiguita s****l como a Lucrecia. - Sirena sabías mi historial de mujeres antes de casarnos, y también sabes que eso es historia después que te convertiste en mi esposa. - Pues tus ex regresaron después de casados, las odio. - se ríe. - no es gracioso. - Gracioso es que estés perdiendo el sueño por ellas. - No pierdo el sueño por ellas si no por tu culpa - volta su cara y me mira. - ¿Y por qué por mi culpa? Soy el que está molesto y aun así estoy intentando dormir ya que no me dejas salir de aquí. - Porque tus ex son locas, psicópatas, obsesivas que no entienden que eres un hombre prohibido y vinieron a fastidiarnos en nuestro matrimonio casi perfecto. Ya era suficiente con tu madre. - estoy enojada. - ¿Lucia quieres pelear ahora? Porque estoy conteniéndome mucho para evitar cometer homicidio. - Pensándolo bien no me importaría que las mataras excepto que es un delito y terminaríamos presos. - ¿Terminaríamos? - Obvio, alguien tiene que ser sumamente inteligente para que no te atrapen y esa debo ser yo. - se ríe y amo esa sonrisa. - por lo menos te saque una sonrisa. - Qué te puedo decir tú tienes la capacidad de hacerme enojar y hacerme feliz en el mismo momento. - Te odio Ziegermman, ¿por qué tienes que ser tan guapo y sexy? - se ríe a carcajadas. - ¿Me odias por ser guapo y sexy? - afirmó - Si, ¿cómo se supone que te olvide?, es que no tienes ni un defecto. - A ver, soy impulsivo, controlador, terco, vengativo, cruel, arrogante, no acepto un no por respuesta y me creo intocable; esos son defectos. - Se te olvido decir que me desesperas, que no sabes escuchar, dejas la cama desordenada, no pones en orden la ropa, la toalla mojada las dejas siempre en el closet, se te olvida la educación de vez en cuando y tienes una obsesión con la ropa interior femenina. - Corrección mi obsesión es con tu ropa interior y con respecto a lo demás he mejorado en mi educación. - Yo te veo igual. - Bueno - cierra sus ojos nuevamente - ahí tienes muchos defectos para odiarme. Me acerco a él, huele tan rico - dejas que tus exnovias y tú madre se metan conmigo - abre sus ojos y me mira - dije eso en voz alta. Rayos, no quería decirlo. Vuelvo al lado de la cama y miro al techo, legua floja e impertinente, ya sabes de dónde lo saco tu hija. Siento su mano entrelazar con la mía - lo siento, por no defenderte cuando mi madre te atacaba con lo del niño, por no darle un alto a sus comentarios pensé que no necesitabas alguien para que te defendiera - lo miro y está con sus ojos cerrados. - Se defenderme, pero sería bonito tener tu apoyo si tengo la razón; sé que una madre es algo importante y que debes amarla y respetarla sin embargo hay momentos que uno debe poner límites. - ¿Como llego a convencerte de que te fueras? - ¿No te parece que has tenido mucho por un día, para hablar de tu madre otra vez? - Tu mencionaste el tema. - Ahora lo cambio, duérmete. - le ordenó y sonríe. Llevo tanto tiempo viéndolo dormir, si supiera todo lo que las víboras le han hecho quién va a controlar su ira. Y vengo yo a echarle más leña al fuego con Benjamín, Giuseppe y Gaby. - Gabriel...- no me responde - ¿Duermes? - está rendido, por fin un poco de paz, se la merece después de pasar y destrozar tanto. - Se que te duele no ser el padre de Lewin, pero eres el padre de una hermosa marinerita. Ahora debo decírtelo cuando estés despierto, espero no me odies cuando sepas que te lo oculte; le doy un beso y termino durmiéndome. -*- - Quería tenerte así, solo para mí. - Siempre fue así. - me falta el aire, pero necesito más, puedo sentir sus besos, su tacto. - ¿Me amas? - Mucho. - Te quiero escuchar gritar mi nombre. Dios abro mis ojos, estaba dormida, que horror. Este hombre ya me está poniendo mal, lo busco y no lo encuentro. - ¡Gabriel! - no hay respuesta - rayos me dormí y seguro se me escapó. Lo busco en la parte superior del barco y encontré a Valery limpiando el desastre que hizo Gabriel. - Bien día señora. - Buen día Valery, ¿Y el señor? - Se fue muy temprano con Nicandro. - ¡¿Se fue a dónde?! Lo voy a ahorcar, me va a escuchar. - No lo sé, me dijo que le deja a Xavier para cualquier cosa porque necesitaba su auto. - Ay Ziegermman, cuidado con lo que haces. - lo llamo, pero no me lleva al buzón de mensaje - ¿Cómo lo viste? ¿Va como con ganas de matar a alguien? - No, lo vi más serio, más frío con esa mirada de que hay que tener cuidado, como siempre. - no sé por qué, pero me pareció gracioso el comentario. - Demonios con Gabriel, ¿por qué no me contesta? Quiere verme enojada. ¿Y si fue a matar a esta bruja? - llamo a Nicandro nada. - ¡Ah odio a estos hombres! No ha terminado de salir el sol, mis neuronas no se despiertan ¿y ya tengo que correr por toda la ciudad a ver dónde demonios está? Veo a Xavier y le digo que me lleve a casa, tratando de mantener la calma y pensar ¿Si soy un Ziegermman idiota de mal humor, con ganas de matar a alguien a dónde iría? - ¡¿Por qué no contesta?! ¿Xavier no sabes dónde fue? - No señora, solo me dijo que estuviera pendiente de usted. Llegó a casa y mi bebé me recibe corriendo - ¡mamá! - Mi marinera hermosa ¿Cómo dormiste? - Ella plena y feliz al igual que la abuela ¿Y tú? Te esperaba más tarde, no espere que el Gabrielito Bombón te soltará tan rápido después de dos años. - Madre por Dios, hay niños presentes. - Y no tiene idea de que hablo, ¿Por qué llegaste temprano? - Porque tú Gabrielito Bombón se me desapareció y no me responde el teléfono con el humor que está es capaz de hacer una locura. - ¿Le dijiste lo de Lewin? - Mamá se puso furioso, lo había visto molesto, pero esto fue un nivel que creí que se iba hacer daño, destrozo toda mi área favorita del barco, Gabriel la puede matar mamá. - Pues se lo merece, pero si la mata tendremos a un bombón en la cárcel y eso sí sería una pena, con ese porte lo volverán nadita allá adentro. - Mamá mira las cosas que dices, esto es serio. - Y yo hablo en serio, tú crees que esos hombres no se pelearían por los huesos de ese bombón, con lo bien hecho que está. - ¡Bombón! - dice Gaby y mamá se ríe. - Si mi princesa tu papá es un bombón, al que tenemos que cuidar para que no nos lo quiten - le dice mi madre. - Vez las cosas que le enseñas. - Las mismas que a ti, solo que ella es más astuta que tú, eso lo saco a su padre. - Voy a cambiarme y voy a buscar a este hombre. - ¡¿Dónde lo buscarás?! - No sé, en la oficina no está, pero ya di orden que me avisarán si llegaba, llame a mi suegro y Sebastián para que estén pendiente. Me baño lo más rápido posible y agarró mi coche, piensa Lucia ¿dónde iría? Listo al origen de este problema. Manejo lo más rápido posible y tocó la puerta. - Señora Lucia - Zoe, ¿Cómo estás? ¿mi esposo ha venido? - ¿El señor Gabriel? - No tengo otro, si Gabriel. - No, por aquí no ha venido ni a llamado. - ¿Cómo está el niño? - Bien, un poco triste porque el señor Gabriel no lo ha venido a ver y el señor Santiago ya no lo ve con regularidad. - ¿De verdad no sabías que ellos no eran sus padres? ¿Nunca escuchaste nada? - No, señora cada vez que hablaba del señor Gabriel decía que era el padre del niño lo mismo el señor Santiago. - ¿Y no has visto a ningún otro hombre visitando al niño? - No, el solo ve a su abuelo el señor Hanz, y a los señores. - Está bien. - ¡Tía!, Viniste a verme. - sale corriendo a mis brazos - ¿me extrañaste? - Si te extrañe - sonrió porque esa es la manera que tenía Gabriel de saludarme cada vez que nos veíamos. Hace un gesto triste y me abraza. - ¿Que paso príncipe? - Mis papás ya no han venido a verme ¿Hice algo mal? - No mi vida, no has hecho nada malo, tu papá está trabajando, pero te extraña mucho y Gabriel, está resolviendo unos problemas, pero te aman. - Mamá dijo que fui un niño malo porque mis papás ya no me quieren y no van a venir más - miró a Zoe y afirma. - Ambos te quieren, y van a venir a verte. - ¿Papá Gabriel está enojado conmigo porque no hablo con el? o ¿papá Santiago se enteró que le prestaba mis juguetes cuando venía? - No mi amor, no están molestos contigo tu mamá está un poquito enojada con ellos y por eso dice esas cosas, pero tú no le hagas caso más bien has lo que diga Zoe. - le doy un beso en la frente, lo abrazo ¿Que será de este niño ahora? - ve a jugar. - Señora él está muy triste, él no era muy comunicativo con el señor Gabriel, pero estaba acostumbrado a sus vistas, y preparaba sus juguetes para jugar con él. Ahora no viene y el señor Santiago tampoco lo ve me temo que le afecte. - Se que Santi lo vio el otro día. - Si, le insistí porque el niño estaba llorando. - Ya hablaré con ellos para ver lo que mejor le conviene, si viene el señor me llamas ¿Dónde está la bruja de tu jefa? - No sé, salió temprano y no ha llegado. - Cuida al niño, no lo dejes solo con esa mujer, aunque ella te lo diga, después de todo no tiene derecho a él. Me voy, aqui no ha venido entonces ¿dónde te metiste Ziegermman? Sigue sin responderme. Lo odio cuando se pone en este plan, me toca llamar a mi única opción. - Hola, chica latina te acordaste de los amigos. - Siempre me acuerdo, estaba resolviendo algunos asuntos graves. - Tu fama en la prensa besándote con tu pretendiente. - no recordaba eso. - Eso es lo que menos he pensado, ¿No has visto a Zigelmman? - Mmm no. No, no he visto a ese desde hace dos días que estábamos en una reunión del banco ¿Por qué? - Larga historia, te quiero besos a Hannah. - Besos a mi terremoto y doña Esther, veo si las visto hoy con Hannah y conoce a la niña. - Si, es hora de presentarla al grupo, llama a mamá para que los espere. - cuelgo - ¡Ah! Me desespera este hombre. Manejo casi me llevo alguien por delante. - ¡Lucia!... - ¡Sebastián! ¿Qué haces aquí y caminando? - Vine a ver si Gabriel estaba aquí. - No, acabo de salir no ha venido. Cuando lo veo le sacaré los ojos, ¿tu porque tienes esa cara de no haber dormido nada? - Ayer estuve con Erick, su papá y mi suegrito en el restaurante y duramos hasta muy tarde bebiendo. - ¿En vez de arreglar las cosas con Sabrina? - No me la menciones Lucia, a ver mejor pensemos dónde estará Gabriel. - ¿Casa de mi suegra? - Ash el demonio, bueno ni modo iremos allá porque con el genio que se gasta se le puede olvidar que es su madre. - Y así hablo con ella de una vez. Íbamos hablando en el conche. - ¿Qué sucedió anoche? – me pregunta. - Destrozo una parte del barco, estaba furioso yo creo que si no hubiera ido la mata. - Se lo merece, yo no me imagino que me digan que uno de mis hijos no es mío. - Ni yo tampoco, pero esta mañana al despertar no lo vi, se había ido y me preocupa. - Sabrá que estará pensando hacer, ¿le contaste todo? – niego - ¡Mi doc! Que esperas que la loca de Emilia se te adelante y te deje mal parada ante él; ya le han mentido suficiente no seas tu una de ellas. - Lo se Sebastián, pero en el estado en que estaba ayer no me atreví a decirle nada más. - ¿Tú que quieres hablar con mi suegra? ¿Qué hizo ahora? - No lo sé, pero algo hizo sin embargo ahora me preocupa es Gabriel. - El idiota no me contesta el teléfono y Nicandro tampoco, es como si lo que le dije ayer le entro por un oído y le salió por el otro. - Me preocupa su malgenio. – llegamos a donde mi suegra. – ¿lista para enfrentarnos al diablo? - Yo soy el diablo Sebastián ella es… quien me quiere robar el trono. - Te lleva mucha ventaja déjame decirte. Vamos
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