Capitulo 21 -

3620 Words
Todo este día parece de mentira, estoy cansado de tanto problema, pero Lucia es el mayor de todos, tenerla aquí y con esa estúpida idea del divorcio. Escucho la puerta y es Emilia. - Hola, ayer intente hablar contigo, pero te habías ido. - Tuve un día muy pesado entre reuniones y algunos asuntos personales. - Kevin me dijo algo sobre la demanda y la idea que le planteaste, es bueno usar ese argumento. - No es mentira, no eres ingeniera y no es válido el acuerdo. - Aunque yo pierda credibilidad – la miro sin decir nada – lo sé, fue mi culpa todo este problema, al final te fuiste de viaje tu mamá me lo dijo. Me dolió mucho que no me lo dijeras, aunque entiendo que estabas molesto por lo sucedido. - Emilia, necesitaba estar solo, pensar y resolver algunos asuntos. - Me imagino, llegaste y tampoco me llamaste. - Estaba ocupado, pero ya estoy aquí y ya podemos resolver lo de la demanda ¿o quieren otra cosa? - No, estamos ajustando detalles para enfrentarnos a ellos y retiren la demanda. - Me parece bien. - Con permiso – entra Nicandro a mi oficina. - Pasa. Emilia, cuando tengan todo listo me avisas o a Sebastián para finiquitar con los japoneses, no quiero trabajar con ellos así que el plan es que retiren la demanda y que paguen solo los honorarios hasta ese día, pero por ningún motivo trabajaremos de nuevo con ellos. - De acuerdo, los dejo solos entonces; ¿cenamos esta noche? - Estoy ocupado después – sale de mi oficina y miro a Nicandro quien me entrega la carpeta. - Esperaba este informe anoche. - Lo siento señor, pero debía cerciorarme de otras cosas, no hubo nada inusual en la oficina del señor Salvador ni visitas inesperadas; fue a los juzgados y estuvo tratando de buscar información sobre una anulación en su nombre, pero hasta ahí. - ¿eso quiere decir que no fue el quien lo introdujo? - Bien, igual que lo sigan vigilando ¿con respecto al otro asunto? - Se hizo lo que ordeno, la señora se esta quedando en su antiguo departamento, al parecer vino sola, ayer llego a altas horas de la noche después de estar con sus amigas en la casa de la señora Gody. - Daina… ¿ya sabemos cuándo llego al país? - En el aeropuerto está registrada su entrada, pero por avión privado y costo mucho conseguir esa información - ¿Avión privado? – ¿quién demonios está ayudando a Lucia? - ¿Cuándo? - Hace aproximadamente una semana. - ¿No dice de dónde venía? - No señor, esta mañana al cambio de guardia aún no había salido de casa ni tampoco el señor Santiago. - Se quedo a dormir en su casa, seguro se van a poner al día. Esta bien, ve a descansar y que la sigan observando. Una vez sale de mi oficina me concentro en la reunión con los argentinos que vienen esta tarde, pero antes de eso voy a hacer una visita. - Hola Gabriel te esperaba hace rato. - Hola Alessio, espero no molestar ¿así que me esperabas? - Si, no eres de los que me visitan a menos que sea por asuntos de negocios y este no es ese el caso ¿verdad? - ¿Desde cuando estas ayudando a mi mujer? - Directo como siempre, tu exmujer es mi amiga y cada vez que me necesite ahí voy a estar para ella y mejor yo que otro ¿no te parece? - Siempre has sabido donde estaba, me viste sufrir y estar desesperado y no me dijiste nada. - Gabriel los problemas entre Lucia y tu los tienen que resolver entre ustedes, sin terceros ya es hora de que los dos dejen ese orgullo y se sienten hablar. - ¿No pudiste pensar cuando se fue? ¿Qué amigo hace eso? - ¿Qué querías que hiciera Gabriel?, ¿la dejaba a su suerte y que no supiéramos donde estaba? Además quien te mando a irte. - ¡Yo no sabia donde estaba! Y no se dónde ha estado; es increíble que no me lo dijeras y yo soy un ciego por no darme cuenta de que has sido tu quien la ayudaste a irse. Solo tuve que atar cabos cuando me dijeron que llego en avión privado. - Por lo menos dejas de ser ciego esta vez. - ¿Qué significa eso? - Gabriel siéntate y respira – como si fuera fácil – podemos hablar con calma. - ¿Ahora si quieres hablar? Siempre has estado detrás de mi mujer. - ¡Oye! Soy un hombre felizmente casado así que voy a ignorar lo que acabas de decir. - Alessio aléjate de mi mujer. - Eso no se va a poder, primero es la amiga de mi esposa y segundo es mi amiga y deberías agradecerme que la haya estado cuidando todo este tiempo. - ¡Se supone que yo soy quien debe cuidarla no tú! - Pues no la cuidaste muy bien cuando decidió irse – este hombre quiere que lo mate. – mira, yo no sé lo que sucedió con ustedes, pero me imagino que debe ser algo muy grande para que Lucia me haya llamado en el estado en el que estaba y pedirme que la sacara del país. - Debiste llamarme en ese momento. - Lo hice y tu respuesta fue que estabas de viaje y no querías ser molestado y después ella no quería saber de ti. - ¿Qué llamada? - Mientes. - Gabriel. - Tu sabes muy bien que yo jamás pondría los negocios por encima de Lucia - Yo solo sé que Lucia estaba muy mal y no quería ni que te mencionara y eso hice, no me iba arriesgar que le pasara algo malo. - Supongamos que te creo ¿Por qué no me lo dijiste después? - Porque es asunto de ustedes, ella me pidió que no te dijera nada y no la iba a traiciona, trate de convencerla muchas veces para que regresara y hablaran hasta que me entere que tenias un hijo y deje de insistir porque una infidelidad no es algo que ella perdone. - ¡Yo no le fui infiel y ella lo sabe! – respiro profundo - Igual no debiste meterte. - Si no me hubiera metido ella no estaría aquí - ¿Cómo así? – no me mires así, un divorcio se puede resolver con abogados fácilmente en cualquier país, pero me costó mucho hacer que volviera. - ¿Por qué querías que volviera? La querías tener cerca. - Gabriel, estas buscando un golpe; la he visto por dos años y a ti también, los conozco tal vez no tanto a ti como a ella, pero si lo suficiente para saber que son deprimentes e infelices separados, y eso me enferma. - Entonces debiste decirme donde estaba. - No te lo dije y ahora te la traje ¿te vas a quejar? Porque si es así nada me cuesta sacarla otra vez del país. - Ni te atrevas ¿quieres morir? Ve que estoy haciendo un gran esfuerzo para no partirte la cara. - Yo hice un esfuerzo muy grande para no partirte la cara cuando me enteré de que la engañaste. - ¡Que no lo hice! ¿Por qué me tengo que justificar contigo? - Es cierto no lo tienes que hacer, no es conmigo con quien deberías estar hablando; si se quieren divorciar porque tu estas con Emilia y ella… - ¿Ella con quién? ¿Con ese tal Giuseppe? - ¿Sabes de él? – ósea que es cierto - Y es hombre muerto por atreverse a tocar a mi mujer. - Cálmate. Entre ellos no hay nada que yo sepa, y no es porque él no haya querido – es necesario que me diga eso – pero no es un mal partido, está bien económicamente, tienen mucho en común, y tienes la característica de lo que le gusta a mi chica Latina. - ¿Cómo sabes tu como les gusta? - Porque te veo a ti – otro con su sarcasmo – los celos te van a reventar el hígado. - Y yo voy a drenar mi rabia contigo. - Lo mejor para ustedes dos es que se divorcien en mutuo acuerdo, rápido y después de aclarar todo así pueden seguir con su vida. - ¿Y quien te dijo a ti que yo me quiero divorciar? Esa mujer es mía y lo va a ser hasta el día en uno de los dos esté muerto y después de eso en la otra vida también va a ser mía. - Entonces porque le mandaste el divorcio que por cierto fue bastante ofensivo esas clausulas. - Yo no lo mande, ni siquiera se donde ha estado todo este tiempo. - Ella está convencida que fuiste tu y que sabes donde ha estado todo este tiempo y que no las ido a buscar. - ¿Por qué tendría que irla a buscar? Ella fue quien se fue, y estoy arto de ser yo quien siempre este detrás de ella. - Es decir que si sabes donde vive. - ¡No!, pero uno se cansa Alessio. - Entonces deja de cometer errores ¿y si no fuiste tu quien fue? ¿quién mando esos papeles? - Eso es lo que voy a averiguar. - ¿Soy el único que ve que hay alguien que los quería separados y lo logro? - Sea quien sea, va a desear no haber nacido y no justifica que no me hayas dicho dónde estaba. - Ya deja de pelear conmigo, y no le digas a Lucia que yo hice que viniera porque si no; no va a confiar más en mí y si se quiere volver a ir esta vez no me va a llamar y ahí si estas fregado. - ¿Y ya no lo estoy? Todo el mundo es más leal a ella que a mi hasta mis sobrinos. - Quiere decir que algo has hecho mal y ella no. - Ella se va y yo soy el malo. - Tu hiciste algo para que se fuera, ahora te toca hacer algo para que se quede. - Lo hare no lo dudes, pero no te metas. - Si ella me lo pide no puedo hacer nada al respecto. - De verdad quieres morir. - salgo furioso de la oficina de Alessio cuando veo la hora y es tardísimo la reunión con los argentinos. Manejo lo más rápido que puedo a la oficina cuando llego busco a mi secretaria. - Señor, al fin llega. - Llegaron los argentinos. - Si están en su oficina. - ¿En mi oficina? ¿Sebastián los esta atendiendo? - No precisamente él. Entro y que sorpresa. - Buenas tardes. - Buenas tardes, Gabriel, que bien que llegaste – todos están sonrientes y mi vista solo esta enfocada en una persona. - Si señor Mateo estaba… - Tranquilo esta bella dama ya nos explicó, espero haya podido resolver tu problema. - Además, la compañía ha sido muy grata, divertida y placentera – dice Benjamín viendo lo que no se le ha perdido y la otra no quita esa sonrisa de tonta, en eso entra Sebastián y queda en shock como me imagino quede yo cuando entre. - Buenas tardes. – dice - Buenas tardes – respondemos. - Lamento llegar tarde estaba en una reunión y el tráfico esta horrible – me acerco a mi escritorio mientras Sebastián se justifica. - ¿Qué haces aquí? – Le susurro. - Vine a matarte, pero terminé salvándote un negocio; y por eso se dice gracias. - Lucia – nos interrumpe Sebastián – que gusto verte. - Hola Sebastián a mí también me da gusto verte. - Gracias por molestarte y atender a nuestros socios. - Para mí no fue molestia. - Para nosotros tampoco, si nos hubieras dicho que había semejante belleza en tu oficina hubiera venidos antes – ¿este imbécil que cree que hace? - Ay muchas gracias por ese piropo, señor Benjamín - ¿y esta desde cuando es tan coqueta? - Dígame solo, Benjamín, señorita. - Señora…- lo interrumpo – es señora. - Ah, lo siento no sabía que estaba casada. - Divorciada. - Con ganas de que su marido sea viudo – digo en voz alta sin querer. - Bueno podemos seguir hablando de negocios ¿les parece? – dice Sebastián. - Yo los dejo, para que hagan su trabajo. – dice Lucia. - No es necesario, si trabajas aquí podría quedarse después de todo ya hemos hablado algo del tema. - Ella no trabaja aquí – les digo. - Que pena, me parecía que si, como habla con tanta familiaridad del tema, lo siento señora. - Es que soy médico por eso la afinidad y dígame Lucia. - Es decir que somos colegas. - lo que me faltaba. - Pero si eres médico podría quedarse para que sigamos hablando – dice Mateo. - Gabriel y Sebastián son extraordinarios en su trabajo y no lo digo porque sean mis amigos si no por experiencia. - ¿Amigos? – le digo a ella. - ¿Trabajaron juntos en un proyecto? - me ignora. - Por así decirlo, esta empresa hizo de un hospital en ruinas algo hermoso así que están en buenas manos para su proyecto. - Estuve leyendo que quieren hacer un edificio céntrico, pequeño de tres pisos. – interrumpe Sebastián - pero espacioso. - Correcto, queremos que tenga varias divisiones, que haya salas recreacionales algo que sea para un centro médico y la joven nos estaba compartiendo ideas. – termina de decir Mateo, no lo dudo siempre ha soñado con tener uno propio. - Podemos hacer unos folletos y mostrárselo solo denos un par de ideas de lo que quieren y si les agrada podemos hacer magia – menciona Sebastián - ¿Qué te parece Gabriel? – que voy a cometer homicidio si este imbécil no quita sus ojos de mi mujer. - Que debemos ver el terreno para ver con que espacio contamos y de ahí podemos partir con lo que desean. - Me parece genial, podemos verlo mañana a la hora que ustedes deseen y ver su primer boceto ¿Verdad Benjamín? - Si claro, nos recomendaron mucho esta firma y hemos visto su trabajo y ahora que tenemos una buena referencia no creo que nos vayan a decepcionar – respira Gabriel. - ¿Quedamos así? Mañana nos vemos en el terreno y vamos creando ideas. – menciona Sebastián. - La idea va basada más que todo a un centro pediátrico. - termina de decir Benjamín - ¿En serio? – interrumpe Lucia y la veo con ganas de matarla. - Si es que yo soy Gineco-obstetra y Benjamín es pediatra así que queremos un centro donde podamos controlar a nuestras pacientes y de una vez los niños queden en control con el pediatra. - Eso es increíble – tu sonrisa lo dice. - ¿Parece que te gusta mucho la idea? – le pregunta Benjamín - Me encanta, yo tengo un centro igual, bueno no a esa magnitud solo nos enfocamos en pediatría y lactancia por los momentos. - ¿Eres pediatra? – dame paciencia y control señor. - Lo soy. - Bueno, fue un placer conocerlos y mañana sin falta nos veremos – interrumpe Sebastián porque yo estoy que exploto. Ellos se despiden de los tres. - Me encanto conocerte – le escucho decir a Benjamín mientras le sostiene la mano a Lucia. - A mi igual – ¿cuándo se volvió tan descarada? - Me gustaría seguir hablando de tu centro y que me des buenas ideas. - Para mi será todo un placer. - Benjamín vámonos – le dice Mateo y si lléveselo antes de que lo mate. - Nos vemos entonces. - No lo dudes. Sebastián los acompaña y terminan de salir de mi oficina. - ¿Se puede saber qué demonios fue eso? - ¿Eso fueron dos médicos que quieren hacer algo grandioso y te están pidiendo a ti que lo hagas? - Muy graciosa, me refiero al coqueteo que tenias con ese tipo, “divorciada” “dime Lucia” “amigos” “a mi igual” “será un placer”. - Eso se llama educación Gabriel, y deberías darme las gracias de que los entretuve. - Nadie te lo pedio, ¿y como eso de que somos amigos? - Ni modo que les dijera que eres el idiota que quiere volverme viuda. - Viudo voy a hacer yo si sigues con esa actitud tan descarada. ¿Qué haces aquí? - Vine a que me dijeras ¿con que derecho te robas el coche de Alessio y se lo devuelves sin mi autorización? casi haces que me de un infarto esta mañana. - Te dije que se lo dieras y no quisiste, tu tienes el tuyo y no tienes porque estar usando el de alguien más. - Yo no quiero ese coche y además me pones chofer. - Si no quieres ese carro tienes donde escoger, y el chofer no está en discusión. - Nada de esto está en discusión, ¿Por qué te comportas así? - ¿Así como? - Invadiendo mi vida. - ¿Yo invado tu vida?, tu eres la que volvió, se metió a mi barco, a la escuela de mis sobrinos y ahora a mi empresa ¿Quién esta invadiendo la vida de quién? - Siento que te odio. - ¿No llevas haciéndolo desde que te fuiste por una discusión tonta? - ¿Tonta? ¿Te pareció tonta? Ya quisiera ver si yo te hubiera dicho la mínima cuarta parte de lo que tu me dijiste a ver como lo tomarías. - No es el lugar para hablar de eso. - Por supuesto que no, porque tengo la razón y eso te molesta. Gabriel, no te metas en mis asuntos así que quédate con tu carro, tu chofer y déjame en paz, solo crúzate en mi camino si es para decirme que firmaste. - Sigues con eso. Dejemos claro algo, no voy a arriesgarme que un delincuente que cree que seguimos juntos se aproveche por tu insensates y me quiera sacar dinero así que vas a tener guardaespaldas te guste o no. Se acerca a mi con ganas de pegarme, pero se detiene, mirándome con rabia. - No te mato porque mi libertad vale mucho más que tu muerte. - Algo que estamos de acuerdo. - Déjame en paz. - Tu eres la que está aquí. - Haces ver como si fuera yo la que te sigue. - ¿No es así? No me sorprendería encontraste en la casa un día. - Ni loca vuelvo a pisar esa casa, me fui para no volver. - no la beses Gabriel, aguanta. - Si no querías volver pudiste mandar a tus abogados a resolver nuestro divorcio. - me separo de ella y me siento en la silla antes que se de cuenta lo que aun provoca en mí. - Eso hice, pero tu como siempre queriendo controlar todo, y que todo sea a tu manera no firmas e inventas esos motivos absurdos de la anulación. - ¿Dónde has estado viviendo todo este tiempo? - ¿Estamos hablando de un tema y sales con otro? – si porque hasta que no tenga respuesta sobre ese tema no lo quiero mencionar. - Responde. - No lo sé, dímelo tu si me pudiste mandar los papeles del divorcio hasta allá no creo que ahora de repente se te haya olvidado. - Si supiera donde has estado estos casi dos años ya te hubiera traído a casa. – me mira sin creerme. - ¿Me quieres hacer creer que el hombre que averiguo hasta la tela de la ropa interior que uso antes de decirme su nombre no sabe donde estado? Eso no te lo crees ni tu. - Para empezar eso no salía en el informe, supe que te encanta el encaje después de la primera vez que lo vi y segundo, te escondiste muy bien esta vez. - Entonces tu abogado tiene un mejor detective que tú. - ¿Me vas a responder o no? - No - ¿Quién te ayudo a salir del país? - Eso tampoco te importa. Su teléfono suena y cierra la llamada, pero pude ver su nerviosismo, vuelve a repicar y vuelve a colgar. - ¿No piensas contestar? - Eso es evidente, ¿Qué tengo que hacer para que me quites a tus espías fastidiosos de mi espacio? - Nada porque eso no va a pasar, ¿has visto a tu médico? – recuerdo su enfermedad y están irresponsable consigo misma que capaz ni se ha hecho control. - A no, no, no. Ni te atrevas a volver a querer controlarme Zigelmman porque te ahorco, así que mantente a metros Gabo. - No me llames Gabo y es Ziegermman. - Yo te llamo como a mi me da la gana y tu te aguantas, y estoy hablando en serio, no te metas. - No me meto, ni siquiera me importa solo fue curiosidad. - El gato murió por curioso ¿quieres ser un gato? - Me gusta mejor ser un lobo, cazan mejor a su presa. - Pues busca tu presa por otro lado. - No, me gusta la que veo. - Yo no quiero ser cazada, y te puede ir mal en esa casería. - Ya lo veremos. - Gabriel podemos… - sentimos que abren la puerta, en eso los dos volteamos a ver a Emilia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD