Capitulo 35- Gabriel

4460 Words
Como si no fuera suficiente con que mi vida este hecha un caos, que no pueda confiar en nadie y tenga dos idiotas queriendo quitarme a mi mujer me pasa esto. - ¿Tienes una idea de quién lo pudo hacer? - me pregunta Sebastián y Petter. - Se me ocurren varias personas que he enojado, actualmente los japoneses. - ¿Al nivel de intentar matarte? - dice Petter - No es la primera vez que lo intentan en lo que va de año, lo árabes aún no perdonan que los haya destruido un poco por lo que nos hicieron hace dos años y evitar que nos llevaran a la quiebra. - Gabriel te dije que te tenías que cuidar, pero lo tomas todo por sentado - me regaña Sebastián. - Dices que Lucia no se sabe cuidar y no mide el peligro, tú tampoco. - comenta Petter mientras da órdenes. - Ya dejen de regañarme que no he tenido un buen día - me miran. - Eso es obvio estas en cama. - Me comuniqué con Víctor a ver si con sus contactos podemos ver quién lo hizo y mandé a doblar la seguridad. - dice Petter. - Gracias Petter, no era necesario que hiciera esto ¿Dónde están los muchachos? Creo que Nicandro estaba herido. - Si, pero nada grave. – menciona Sebastián y eso me alegra. - Unos que otros están herido, pero nada que lamentar. Mande a llamar a todos incluso a José, aunque está cuidando a Lucía. - justo de quién no quiero saber. - Trata de descansar perdiste mucha sangre y eres tan terco que no quieres ir a un hospital. - me dice Sebastián. - La prensa se enteraría y no quiero darles gusto a esas personas. - Casi te matan ¿y piensas en la prensa? - Este momento necesito pensar en cualquier cosa que me haga olvidar que vi a mi mujer besando a otro y con mucho placer. - me miran sin decir nada. - Voy a ver cómo están las cosas, ya escuchaste al médico, de suerte las balas no perforaron ningún órgano, pero necesitas descansar. - Petter sale de mi habitación. - Petter dile a Nicandro y José que suban a verme por favor. - ¿Es necesario que hables con ellos ahora? A penas te estás despertando de una noche difícil. - Petter estoy bien, hierva mala no muere fácil. - termina de salir y Sebastián tiene esa cara de preocupación. - oye, todo está bien. - Nada está bien Gabriel, anoche pase horas imaginando como le digo a Sabrina que su único hermano estaba muerto porque es un estúpido inconsciente. - Estoy vivo, así que respira. - Si esta vez, es la segunda vez que pasamos por esto hombre, la tercer me asusta que si le atinen. - No le daremos gustos y la primera fue un accidente – me mira sin creerme. - No puedes hablar mucho, el médico le costó sacarte las balas, pero vas a estar bien, solo debes seguir el tratamiento. Lo escucho hablar, pero solo puedo pensar en mí mujer besando ese tipo... - ¿Qué paso anoche? solo sé que Petter me llamo diciendo que alguien te intento matar, estabas herido y no le dijera a nadie. Además, que estuviste todo el día fuera de la oficina. - Estaba resolviendo algunos asuntos y me entere de algo importante, quería conversarlo con Lucia, pero ella estaba entretenida en los labios de ese doctorcito. - ¿Qué asuntos? Porque no quiero preguntar que le hiciste a cualquiera de los dos doctorcitos. - ¿Por dónde empiezo? Lucia fue a ver a Melina y le levanto algunos castigos, después fui a ver al papá de Erick y tengo a la persona que se está esforzando por divorciarme sin mi consentimiento. - ¿Qué esa sería? - El bufete de Emilia, en los papeles sale que fue ella quien introdujo la anulación del matrimonio. - Bruja te dije que no era lo que parece. - Si, al parecer tienes más ojos que yo y si eso no es poco termine de pelea con Lucrecia porque Lucia fue amenazar al niño. - ¿Lucia amenazando a un niño? Ni en sus sueños, está loca. - Eso le dije, pero dijo que no me acercará más al niño y que si la prefería a ella olvidará que existía. - Te quiere lejos de Lucia como sea ¿Que le dijiste? - Que se callara la boca porque si quería que las cosas fueran a las malas se lo quitaba y ella tiene las de perder. - Ahora explícame lo de Emilia. ¿Cómo introdujo el papel de anulación? - No lo sé, pero se cuidó bien las espaldas, costó mucho encontrar ese documento. - ¿Qué le dijiste? - Aún no la enfrentó, quiero saber cómo obtuvo mi firma y si sabía o no dónde estaba Lucia. - Nadie lo sabía. - Eso lo estoy empezando a dudar. - Pues ten cuidado, Emilia tiene algo que no me da confianza, aunque como profesional sea buena. Está obsesionada contigo, es peor que Lucrecia y si no le das un alto, te veo mal. - Lucia se lo dio, debiste ver sus caras. - No lo dudo, mi doctora enojada es digna de un premio ¿Quién de los doctores tiene la cara rota? - Ninguno, pero fue Benjamín; y es mi doctora. - Tal vez le robó un beso y llegaste en ese momento. - No, ella le respondió el beso y con ganas – pensarlo ya quiero matarlo - A Lucia le gusta este tipo y lo peor es que no puedo negar que es un buen partido, tiene un aire a mí. - ¿Tú crees? - Guapo, adinerado, profesional, egocéntrico con actitud de lo que quiero lo consigo, y lo que quiere es a mí mujer y ella no le es indiferente. - ¿Por qué no lo mandaste al hospital? - Estoy trabajando en mi autocontrol, mi papá dijo que la tenía que reconquistar y no fue a golpes, pero estoy haciendo un gran esfuerzo. Aunque tal vez deba dejarla vivir esa sensación, sus pretendientes, sentirse admirada y que se peleen por ella porque fui su única experiencia en todo, y sería bueno que compare. - Espera, creo que las balas te han afectado pero el cerebro ¿Me estás diciendo que vas a dejar que otro hombre tenga a tu mujer? - solo pensarlo me enferma. - ¡No!, dije que viva la experiencia de tener pretendientes, citas, que se sienta admirada por otros, hasta ahí, además Lucia es una mujer difícil para entregarse alguien a la ligera, no lo sabre yo. - Conoce a uno de ellos hace un año, también tiene ventaja. - Otro buen partido, adinerado, familia prestigiada de médico, profesional, guapo y que también pelea lo que quiere. ¿Por qué se los tiene que buscar así? - Porque tiene buen ojo. ¿Entonces la vas a dejar tranquila? - En estos momentos creo que es lo mejor, pero no haré que se olvide de mí. Tocan la puerta, son los muchachos. - Nicandro ¿Cómo te sientes? - Solo fue un roce ¿Usted? - Buen susto, pero todo bien. Quita esa cara José. - Me alegra verlo vivo señor. Debí estar ahí. - No, estas justo donde están mis intereses ¿Lucia? - No sabe nada, pero está preocupada por lo que le haya podido hacer al señor Benjamín. - Linda, preocupándose por el doctorcito, ni una palabra de esto a la señora, está pendiente si te llama para ver a Melina nuevamente del resto no la sigas. - los tres se miran. - ¿Quieres quitarle la seguridad? - dice Sebastián. - ¿justo ahora? - No, solo quiero que se sienta libre; además con lo que acaba de pasar prefiero que no llame la atención. Así que con dos muchachos es suficiente, que no los conozca y que estén como civil, que no parezcan todo menos guardaespaldas. - Si señor. - Que les pasen los informes y luego me avisan. - Como ordené - se retiran. - Ayúdame a levantarme - le digo a Sebastián. - ¿Estás loco descansa? - No puedo, hoy es el evento anual financiero no puedo faltar, además es un desplante a los chilenos y nos ayudaron una vez. - Si, pero creo que entenderían la situación. - De esto ni una palabra Sebastián, ni a Sabrina. - Faltantes el año pasado, Sabrina y yo podemos volver a ir por ti. - ¿Qué excusa le darás a papá? ¿Que estoy enfermo? De aquí a la noche voy a estar bien, lo que necesito es hablar con Víctor. Por ahora no quiero a Emilia metida en mis asuntos. Ahora ¿Cómo vas tu con Sabrina? - No la entiendo, ahora me salió con que está tranquila, que haga lo que quiera, pero el día que me descubra agarra sus maletas, a los niños y se larga; y que no reclamé. ¿Puedes creerlo? - Quién entiende a las mujeres, yo a veces creo que Lucia aún me ama y por el otro me corre de su casa con un tipo medio desnudo en su sala y el día siguiente se besa con otro. Y eso suena horrible no pienses mal de mi mujer. - No lo hago, yo creo que te quiere dar celos, lo que significa que aún siente algo por ti, pero tiene un temperamento más complicado que el tuyo. - Eso es verdad, necesito saber que paso ese día que dice que me vio con Emilia, fue en casa de mis padres, pero mi nana dice que no la vio sin embargo Nicandro la llevo. - Entonces, alguien debió verla, alguien debe saber que paso. - Pero nadie dice nada, tal vez deba hablar con Anna ella estaba ahí, si mal no recuerdo. - No pienses en eso ahora, trata de pensar más bien quien puso hacerte esto. - Ya te lo dije, y no le des tanta importancia, ¿puedes hacerme el favor? ir a la oficina y encargarte que todo esté bien para hoy y disculpa. - se ríe. - Como se nota que Lucia regreso, te regreso la educación. - Estúpido. - Mejor descansa y ya veré qué excusa le doy a tu padre, por cierto, está extraño. - Está peleado con mamá, pero no me quiso decir porqué. - No es muy difícil adivinar porque. - No empieces Sebastián, es mi madre. - Tu madre y todo, pero no deja de ser quien es; por cierto, vi a mi suegro el otro día en una juguetería parece que quería comprar toda la tienda. - ¿Mi papá? - No tengo otro, pero en la casa no se ha presentado con ningún juguete. - Que extraño. - Eso digo yo, me voy, te pido que por favor evites que te maten. -*- Me acuesto un rato mientras hago un par de llamadas a ver si fueron los árabes o los japoneses, tal vez alguien más que enoje. - Señor, Víctor está aquí. - me dice Nicandro - Hazlo pasar. - Gabriel, ¿Cómo sigues? - Vivo, que es decir mucho según el médico; tengo mis sospechas de quien fue, como los árabes que me ayudaste a investigar o los japoneses que hice sufrir hace unos días. - Gabriel, te dije que tuvieras cuidado. - Tengo cuidado, pero tampoco me voy a dejar, es como si alguien me quisiera ver en problemas. - Para eso estamos nosotros. - Gracias a Dios. ¿Tienes algo nuevo? - Lucia estuvo en como durante casi un mes, al parecer estuvo muy delicada y le hicieron una cirugía, pero no preciso cual es, aun no llegamos a sus archivos – su corazón. - Asegúrate que esté cumpliendo con su tratamiento cardiaco, es que es una inconsciente. - Eso es algo que tienen en común. Dicen que su corazón se debilitó un poco, pero debe estar en una rutina constante y posiblemente se redujo su ... - No lo digas, ¿cómo es posible? Sabía que estaba mal, pero es terca, esto es mi culpa ella tiene razón yo le hago mal, mi familia le hace mal debe estar tranquila. - Cálmate, Gabriel, acabas de ser herido estás vivo de milagro, y según mi informe ella ha respondido muy bien a los tratamientos. - ¿No mientes? ¿Está tomándose sus medicamentos? ¿seguro? ¿Acude a su cardiólogo con regularidad? - Tan seguro como que se los esté tomando, no sé; pero de qué los reclama anualmente y va a todos sus controles, sí. De hecho, no ha tenido crisis desde que le dieron de alta. - ¡Demonios! Eso no me hace sentir mejor, fue mi culpa no debí decirle ni una palabra de lo que le dije. - No creo que haya sido por eso, según mis hombres un día previo a qué fuera al hospital tuvo un accidente, pero aún no sabemos qué tipo de accidente sin embargo la llevo el señor Alessio. - ¿Accidente? Debió ser grave si llego a estar en coma. Increíble Lucia estaba en Alaska... - Hay algo más que no te va gustar. - ¿Qué será? - Estado investigando a los antiguos investigadores que contrataste, recibieron una muy buena cantidad de dinero, le pagas mucho mejor que a mí debo decir. - lo veo con molestia, le p**o muy bien. - Les pague a todos ellos menos que a ti, ¿de dónde sacas eso? - Esa era la respuesta que quería escuchar, por qué confirma mis dudas, se vendieron. A alguien le dieron esa información. - Alguien sabía que Lucia estaba allá, debe ser alguien con dinero y sin miedo a que lo mate si me entero. - Estoy tratando de saber quién fue, pero no consigo nombre. - Ya sé me ocurre un nombre, tengo tanta rabia ahora que no sé cómo me controlo. - Trata de descansar. - Quiero que me averigües todo sobre Emilia, ¿que hizo?, ¿qué ha hecho antes y después que llegó a mi vida? Quiero prueba de que ella ha tenido que ver con mi distanciamiento con Lucia. - Lo haré, le doy prioridad a eso y dejo a Lucía aún lado. - No, bueno sí. Ya sé que está en Alaska y que está viva, está en sus controles y que ha hecho. Déjala tranquila y también averigua de Salvador, quiero saber que tiene que ver con esto. - Bien, pero acuéstate, estás alterado. - ¿Como no estarlo con todo esto?, ¿de Lucrecia que averiguaste? - Desde que se fue según la fecha que me diste no se vio con ningún hombre durante meneses, es más no se vio con nadie, luego apareció como arte de magia con un niño, su hijo, es un varón, y después de eso sí se vio muchas veces en clubes, fiestas, hombres, viajo a varios países en compañía de su hijo y su niñera hasta que después de un año volvió. - ¿Por qué se desapareció? - Me imagino que su embarazo. - ¿Era de alto riesgo? - No, según todo fue normal ¿Por qué? - la prueba dio positiva así que es mi hijo. - Por nada. Me siento mareado, me acuesto mientras Víctor y Petter me hacen la cura. - Petter debes descansar, irte a trabajar, ver a mi querida comadre. - Estoy dónde debo estar, alguien te debe cuidar bien y Nicandro está herido, bien pero herido. - ¿No confías en los hombres que has entrenado? - Por supuesto, pero cuando se trata de ti, prefiero alguien de más confianza, y tengo a Xavier supervisando las entradas y alrededores. - ¿Quieres volver a trabajar conmigo? - Estás delirando - Tu sonrisa lo dice todo. Ten cuidado, mi sirena me curaría mejor y con delicadeza, ustedes son ineptos y dramáticos por una simple herida. - me siento muy mareado. - Tiene fiebre, no debería, se puede estar infectado. - ¿Llamo a Lucia? - me pregunta Petter. – para que te cuide mejor. - Estás mal de tú cabeza, obviamente no. Solo necesito dormir. Es lo último que recuerdo antes de caer en un sueño profundo. -*- No sé en qué momento dormí tanto, pero tengo una hora para arreglarme, me levanto con todo el dolor que tengo. - Juro que cuando encuentre quien me hizo esto va a sufrir. Me baño y me alistó para ir al evento, hago lo mejor que puedo para no parecer un hombre a quien le acaban de disparar. - ¿Señor a dónde va? - A un evento y quita esa cara ¿dónde están los demás? - Afuera - salgo y me encuentro con la mujer más bella del planeta ¿Estaré delirando? - ¿Qué crees que haces? Regresa a la cama ahora. - escucho a Petter. - Deja de darme órdenes, ¿Ella está aquí o deliro? - Está aquí, pero ya se va y tú vuelves a la cama. - ¿Estas echando a mi mujer de su casa y desde cuándo suelo obedecer? - camino a dónde está Lucia y recuerdo el beso que se dio con Benjamín, pero aquí está, la tengo frente a mí y vestida como una diosa. Después de una mini discusión por decirle que pasa y aguántame las ganas de comérmela de un beso para que recuerde quien es el único que la puede llevar al cielo, subimos al coche. - Esto es mala idea - me susurra Petter. - Ya maneja y no me dañes la noche. - ¿Yo te daño la noche? Después dices que es ella, son tal para cual. - Por algo es mi esposa. – me rio y subo al coche. Viajamos en silencio, pero sé que me ve de reojo intentando descifrar que sucede. - ¿Estás molesto por el beso que viste? - el último tema que quiero discutir ahora. - Estoy confundido Giuseppe o Benjamín, ¿o los dos te gustan? - No vamos a hablar de eso, quise acompañarte para que la prensa no empiece a decir estupideces. - Tu preguntaste si estaba enojado por el beso. - No me respondiste. - ¿Te gusto? – me evade la mirada – Vaya así de bueno – me acerco a su oreja – ¿te mojaste? - ¡Gabriel! – me grita viendo a los muchachos – que clase de pregunta es esa. - Una muy válida, mis besos hacen eso quiero saber si los de él también tuvieron ese efecto – que diga que no porque lo mato. - No te voy a responder eso, es algo privado y no es tu asunto. - ¿No es mi asunto? Mi mujer besa otro y no es mi asunto. Te has vuelto una descarada. - ¿Te molesta? Tu solías ser así, hoy con uno mañana con otro. - Era un hombre soltero. - Yo soy casada por que tu no me quieres dar el divorcio ¿y cuál es el problema? - Ninguno, si usted quiere ir besando sapos por ahí hágalo, yo no te lo voy a impedir – me mira sorprendida. - ¿Estas jugando conmigo? - No, he llegado a la conclusión que soy la única experiencia que tienes y no es justo. - ¿Me estas diciendo que no te molesta que salga con Pepe o Benja o cualquier otro? – pero es que si hasta apodo les tenemos. - Es tu vida y eres libre, como bien me lo has dicho eso si cabe destacar señora que según tu este matrimonio es por igual asi que si me encuentras besándome con otra no quiero reclamos. - ¿Cómo Emilia? - Por ejemplo, ella es una opción. – la veo respirar profundo. - ¡Tu sinceramente quieres convertirme en viuda! - No lo digas muy alto –escuchamos a Petter. - No tiene idea – y a Nicandro. - Esto es una conversación privada así que callados – le digo - ¿Por qué te enojas? Si tu eres libre eso me hace a mi un hombre libre ¿Por qué tu puedes andar besando y coqueteando con caballeros por ahí y yo no puedo hacer lo mismo, pero con damas obviamente? - Mejor cállate Zigelmman – trato de aguantar la risa y me agarro la herida – no debí venir. - Tal vez quieres terminar la cena que nos interrumpieron mis sobrinos, por que yo no pude comerme el postre y ve que me quedé con ganas. - ¡Gabriel compórtate! - Lucia después de cinco años este par ya nos conoce, sabe que no podemos mantener nuestras manos apartadas del cuerpo del otro – me pega en el abdomen con el bolso y dolió, Petter me ve por el espejo y Nicandro se voltea a ver como estoy. - Eres un tonto, yo solo vine para que la prensa no diga estupideces. - ¿Cómo cuáles? - sube sus hombros, si no la conociera. - no querías que saliera en las revistas con Emilia y no es pregunta. - No me la menciones, que ya estoy enojada contigo. - No más de lo que yo lo estoy contigo por andar besando a otro. - Yo no lo bese, el me beso. - Pero te gusto, yo lo vi, le respondiste hasta Nicandro te vio, así que no me mientas. - Ya, deja el tema. - No me has respondido lo que te preguste. - Y no lo voy a hacer. Ve por la ventana mientras yo trato de respirar y verifico mi herida, ¿en ese bolso que tiene? Piedras; unos minutos después la veo tan callada, pero se ve… - ¿Qué me ves? - Lo hermosa que estas hoy, ¿qué te hizo venir? - ¿No puedo venir? - Deja de estar a la defensiva, solo quiero saber. Quieres que te deje en paz, pero aquí estás y conste que está vez no hice nada. - No te creo. - Lucia, te quite hasta los guardaespaldas; eres libre para estar sin trogloditas detrás de ti, pero lo de Melina no ha cambiado. - me mira sorprendida. - Me quitaste a José por eso no ha estado hoy detrás de mí. - Y ya no lo tendrás, ni a Nicandro ni a nadie. - parece dolida por eso – ¿te molesta mi decisión? - No, me hace feliz no tenerlos detrás de mi vigilando mis pasos. - No parece. - Son tus empleados, tu los mandas y yo soy libre. - Perfecto, entonces es la última aparición en publico ¿tus novios no se molestarán? - No tienen porque saben que eres un maniático celoso, y alguna treta debiste usar para obligarme a ir. - ¿Ósea que le mentiras y me usaras? – sube sus hombros. - Lo que les diga es mi asunto y si a ti no te molesta, ellos ya estarán tranquilos para que me puedan invitar a salir, besar, tocar, hacer el amor. - No te pases Lucia. - ¿Yo? Tu fuiste quien lo dijo, que era libre para probar el mercado. – esta mujer acaba conmigo usando mis palabras. – además – se me acerca al oído y me susurra – quien te dice que ya no lo han hecho. – la miro con ganas de matarla. - Agradece que están ellos dos al frente si no estarías pagando muy caro lo que has dicho, como lo hiciste una vez cierta carretera ¿lo recuerdas? – se sonroja y claro que lo recuerda si casi nos llevan preso por comportamiento inadecuado, me toco pagar una buena multa y desaparecer eso. - Engreído. Pensé, que no podías presentarte solo al evento cuando saben que estoy aquí - no quieren que digan que estamos separados. – habrán muchos periodistas haciendo preguntas. - Claro, por el bien de mi reputación es mejor cubrirse las espaldas. - Exacto. - ¿Piensas regresar Alaska o te quedas aquí? Sabes que el divorcio no te lo daré. - me mira asombrada. - ¿Sabes que vivo allá? - afirmo, hace gesto de decepción - siempre lo has sabido. - Me enteré hace unos días, Víctor me lo dijo. - ¿Víctor? El mismo Víctor de siempre. - Si el mismo, el que me dijo todo de ti como que te gusta la ropa íntima de... - Shu - hace gesto mirando al frente y los muchachos se ríen. - ¿Por qué te enteras ahora y no antes? ¿No lo mandaste investigar cuando me fui? - No, es decir, estaba ocupado en algunos asuntos delicados de la empresa y cuando te fuiste, lo puse a investigar, pero luego Daina fue secuestrada y lo hirieron gravemente, se estaba recuperando hasta hace unas semanas que le dieron de alta. - Mm, que conveniente. - Es verdad si no me crees pregúntales a tus amigos. - Te creo, tú también deja de estar a la defensiva - me siento agotado, tal vez debí quedarme en casa. - ¿Gabriel seguro te sientes bien estás sudando? - Estoy bien, es que tú haces esto en mi – mentira ya me estoy sintiendo mareado -¿Cuánto falta para llegar? - pregunto. - Unas pocas cuadras, en quince tal vez en diez minutos ya estamos ahí. - dice Nicandro. - Debemos supervisar los alrededores antes de que bajes. - termina de decir Petter. - Debe estar bien resguardada la zona Petter no exageres. - ¿No exagere? - interrumpe Lucia - me dijiste que llevamos el doble de seguridad por qué es un evento donde están las personas más ricas del mundo y ahora le dices a Petter que no exagere. - Lucia no quiero pelear, ya lo hemos hecho suficiente en lo que va de viaje. - No estoy peleando, eso era una simple conversación si tu creías que era una pelea es tu asunto, pero no me creas tonta; es evidente que algo no está bien y no me quieres decir. - Te preocupas de más, no ocurre nada. Llegamos al lugar y hay reporteros, personas, fotógrafos, de todo un poco. - ¿Estás segura de querer salir? – me mira molesta. - ¿nos regresamos? - Bonita manera de cambiarme el tema y no vine hasta aquí para no lucir mi hermoso vestido - eso no se lo discutiré si se lo quiero quitar, pero a besos. - ¿Tu estas seguro de salir? - Yo nací seguro, no te olvides con quien hablas. - Yo igual. Me bajo primero y es la hora del espectáculo.
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