Capitulo 36

2940 Words
Debo tratar todo lo que pueda de disimular, luego extiendo mi mano y mi hermosa sirena sale como una reina, empezaron la preguntas por dónde fuera. ¿Siguen casados? ¿Dónde estaba Lucia? ¿Qué paso con Emilia? Y muchas más mientras fotógrafos nos tomaban fotos juntos. - ¿Señor Ziegermman después que su esposa lo deja ahora vuelven? - iba responder cuando Lucia responde. - Yo no lo deje, hay algunos asuntos que meritaban que estuviera afuera del país, pero no significa que abandone a mis esposos, mucho más si él me iba a ver; ustedes son los que les encanta ver cosas donde no las hay. - reímos. - ¿Y la señorita Emilia? Se han visto en muchas reuniones juntos - Emilia es mi abogada y una amiga de años, pero eso es todo. Cómo dijo mi esposa a ustedes les encanta ver lo que no hay. - Un día dijo que estaba soltero – dice un reportero. - Y ese chistecito le costó muy caro, se lo aseguro – dice Lucia – pero todo el mundo sabe que el señor tiene dueña y se apellida Meller. - Ya escucharon. – termino de decir – soy un hombre felizmente casado y así seguiré, - Agarro a Lucía y seguimos caminando bajo las cámaras, fotografías y preguntas incomodas que ella respondía con naturalidad cosa que antes no le agradaba en nada, vemos algunas personas del gremio que Lucia ya ha conocido y los saluda. Vemos a Alessio y Hannah. - ¿Diciendo esas cosas te quieres divorciar de mí? – me mira sin poder decir nada - muda señora Ziegermman. - Ese chistecito aun me lo debes “no veo ninguna mujer a mi lado” - Es decir que si lo viste – me rio – ¿cómo queda tu comentario ante tus pretendientes? - Les diré que me amenazaste con torturarlos y tuve que ceder a la presión. - ¿Qué manipuladora? - Alessio y Hannah se acercan a la entrada de donde estamos y le digo a Lucia: - Allá están tus amigos del alma, así no te sientes tan fuera de lugar, pero seguiremos esta conversación después - mira dónde está Alessio y Hannah, y camina dónde están. - Hola Gabriel. - Hola, ¿cómo están? - Bien, pero sorprendida de verlos juntos. Eso es buena noticia ¿No? – dice Hannah abrazando a Lucia. - Para mí lo es - le digo y Lucia me ve cruzando los ojos. - Se sentarán en nuestra mesa ¿Verdad? - dice Alessio. - Por supuesto, nada que ver con gente desagradable. De pronto veo llegar a Sebastián y Sabrina ¿Que hacen aquí? - Hola – los saluda Alessio, ellos se acercan y Sabrina nos saluda mientras Sebastián me quiere matar - ¿Qué haces aquí? - me pregunta molesto y es evidente que los demás se dan cuenta. - Te dije que yo venía, que no tenías por qué venir, que podías llevar a mi hermana a cenar - le abro los ojos. - Y yo te dije que no era el momento de hacerte notar. - Yo estoy bien y felizmente acompañado -agarro a Lucia por la cintura. - Ya veo. Hola Lucia. - Hola Sebastián, Sabrina. - Bueno ya están aquí, así que pasemos a nuestra mesa y compartamos una linda velada después de todos ya nos conocemos - menciona Alessio. Mientras Hannah y Lucia se van criticando a las demás por qué la conozco, Alessio y Sabrina se acompañan a la mesa hablando de sabrá que fundación y proyecto. - ¿Estás loco? ¿Por qué te arriesgas así? – me agarra Sebastián. - Ya deja de regañarme y ayúdame a llegar a la mesa que siento que me voy a desmayar. - No es para menos, tienes un par de heridas de bala, pareces fantasma, deberías descansar. - Descansare después que termine el evento. - Viniste con Lucia ¿qué paso de la distancia? - Se presentó en la casa, vestida y hermosa no iba a desaprovechar esa oportunidad y ha dejado claro que soy su dueño. - ¿Eso vale la pena para que arriesgues tu vida? - ¿Ver a mi mujer diciéndole a todo el país que es mi dueña? Por supuesto que sí. Ya no hagas ningún comentario ve que es muy inteligente y sospecha que algo sucede. - ¿Por qué? - Exceso de guardaespaldas y Petter no se quiere despegar de mí. - Me parece bien, es experto en el tema ¿Hablaste con Víctor? - Si, nada con respecto al atentado y nada nuevo por los momentos sobre lo demás, esto es frustrante. - Ve con calma, mejor siéntate que parece te vas a caer. - Espera hay viene los chilenos. Nos saludan con toda la amabilidad del mundo, agradecen que estemos aquí y nos vuelven a felicitar una vez más por hacer la obra de su nuevo banco en el país. Nos sentamos y el evento empezó con los halagos correspondientes, las presentaciones, las nuevas propuestas bancarias, las premiaciones, y todo lo que compete al nuevo sistema bancario, pero debo admitir que mi atención solo estaba en mi amada esposa, aprovecha para olerla, tocarla "accidentalmente", jugar con ella, y trataba de que el dolor y el malestar no se notaran. - No te ves bien - me dice Sebastián. - Falta poco y deja de molestar, concéntrate en tu esposa. - Eso hago, pero es evidente que no estas bien; me provoca meterte un golpe. - me dice regresando su atención a Sabrina y yo a Lucía. Dicen el ganador del banco internacional y una vez más ganó el banco que tenemos con Alessio, decidimos que él lo recibiera dando un bonito discurso luego fue el turno del banco nacional y gano la familia. - Amor ve tu a reclamarlo - le dice Sebastián a Sabrina y todos me ven. - Debería ir Gabriel – dice Sabrina apenada, Sebastián me mira. - Ve tu y lúcete a mí no me gusta dar discursos y ambos podemos recibirlo. – por favor ve no soy capaz de dar unas palabras en estos momentos. - ¿Seguro? - Por supuesto, ve y destácate hermanita. – se levanta confiada - -gracias – le susurro a Sebastian. Va con apoyo de todos mientras Lucia me ve extraño y le sonrió guiñándole un ojo, después de un gran discurso regresa a la mesa. - Te lo dije eres buena en dar discursos. - Si, lo soy. - la veo seria al regresar, miró a Sebastián y le hace una señal que mire detrás de mí a unas mesas y está Emilia y Darla. - ¿Qué hacen aquí? – le pregunto. - No tengo idea, pero Darla no puede ni oír su nombre - Y Lucia tampoco puede escuchar el de Emilia, no quiero que me arruine la noche. - ¿Es que te la puede arruinar más de lo que ya estás? - No empieces. Terminan las premiaciones y empiezan las felicitaciones, las que vienen y van sin parar, estoy agotado, quisiera irme, pero sería dejar de pasar tiempo sin Lucia y se siente tan bien y natural que este así, siendo la señora; mi señora. - ¿Por qué me miras así? – me dice acercándose. - ¿Así cómo? - No sé, como si fuera un bocadillo que quieres comer. - Quizás porque te deseo comer – escucho la música - ¿Bailamos? – tomo su mano y la llevo a la pista sin esperar respuesta. - ¿Sabes que cuando preguntas algo debes esperar una respuesta? - Soy impaciente, lo sabes. - Eso a veces no es bueno. Felicidades, has ganado nuevamente. - El año pasado fuimos el segundo, pero parece que este año mi suerte ha regresado. - la apretó más a mí, tocó esa espalda tan suave, me pierdo en su mirada y su olor - Te extraño. - Tengo una pregunta que te he querido hacer desde que llegué al país y te vi. - ¿Cuál será? Sube sus manos a mi cuello, no deja de verme luego una de sus manos pasa por mi frente - ¿Cómo te hiciste esa herida? - ¿Cómo la viste? Es muy pequeña y nadie la nota. - Yo no soy nadie Gabriel, conozco muy bien cada parte de ti. - ¿Me estas seduciendo? - Ya quisieras, pero decir la verdad no es seducir. – rodeo su cintura con mis manos. - A mí me parece que me quieres seducir señora Ziegermman. - Se cómo seducirte Gabriel, tengo mucha practica en eso y no es precisamente diciendo que conozco mi lienzo. - me rio y se muerde el labio sabiendo lo que provoca en mí. - Ahora si lo estás haciendo – sube sus hombros y esa sonrisa coqueta. - Sigues bailando muy bien Zilgemman.- ¿Zigelmman? - Me he portado bien ¿por qué me llamas así? Ese nombre solo lo usas cuando estás enojada conmigo. - Acabo de ver a tu amiguita. Una vez más aparece como arte de magia a donde tu estas. - ¿Qué amiga? Yo solo te veo a ti a nadie más. - Este no es un evento de la empresa ni tampoco de abogados ¿Que hace aquí? - No lo sé, no me importa y no arruines el momento, que estoy disfrutando de un rico baile con mi esposa. - me sonríe y está siendo coqueta, no sé si lo hace porque le nace o quiere molestar a Emilia y tampoco me importa, si eso implica tenerla en mis brazos, aunque el dolor de la herida me esté destrozando. - ¿Te sientes bien? – no. - ¿Por qué lo preguntas? - Te ves un poco… cansado - Lo estoy, fue un largo día. Después de dos piezas más estaba sintiéndome mareado. - ¿Te quieres sentar? ¿Te llevo algo de tomar? - le pregunto a Lucía. - Si, pero primero voy al tocador. No te tropieces con gente indeseable - sonrió y le susurro. - Para mi todos son indeseables excepto tú. - le doy un beso cerca de la oreja y siento como se le eriza la piel, la observó y ahí está sonrojada, tímida y ...- Deja de morderte el labio que estamos en un salón con mucha gente para mí gusto y no puedo hacerte lo que quiero. - ¿No ibas a traerme algo de tomar? - Si, a eso iba. La pierdo de vista unos minutos aprovecho de respirar aire fresco, calmarme un poco debo irme ya antes de desmayarme aquí. Le mando un mensaje a Petter que prepare el coche que vamos saliendo. - Gabriel - ahora no. - Emilia ¿Cómo estás? - Bien, viniste, y con Lucia. - ¿Con quién más podría venir si no es con mi esposa? - Pareces sorprendida - pero me sorprende verte aquí, esto es un evento financiero. - Me invitaron y asistí, felicidades has ganado. - Siempre lo hago, aunque mis enemigos quieran lo contrario y se metan en mis asuntos personales. - ¿Por qué lo dices en ese tono? - Por nada, a veces siento que la gente olvidó lo que era meterse conmigo. - Los japoneses no creo que lo olviden en mucho tiempo – sonríe. - En eso estoy de acuerdo, ¿y quién te invito? - Un amigo. - ¿Y a Darla? Digo ella tampoco tiene nada que ver en este mundo. - El amigo es de ella y nos invitó a las dos. - Me alegra que se diviertan, no todo es trabajar. - ¿Gabriel te pasa algo te vez pálido? - No, es que estoy algo aburrido y quiero irme. - ¿Quién te lo impide? – me sonríe y se ve tan sincera ¿a qué juegas? - Nadie, de hecho, espero a Lucia para irnos. - Veo que la perdonaste por abandonarte. - No repitas eso, mucho menos en público. - No te enojes, solo digo algo que todo el mundo sabe. - Emilia no me colmes la paciencia y té dejo para que disfrutes la fiesta. - Espera – me toma de la mano - ya no hablamos como antes, que ella esté de regreso no significa que dejemos de ser amigos. - No, sigues siendo mi amiga, pero entiende que estas pasando los límites. - Decirte la verdad no es pasarme Gabriel, es lo que hacen los verdaderos amigos. - Los verdaderos amigos no actúan a la espalada del otro – me mira sin entender - aún estoy molesto por lo que hiciste con los japoneses sabes que no me gustan los errores. - Lo siento, pero extraño nuestra amistad solías contarme todo desde siempre y ahora me ignoras. - No te ignoro, pero tengo una vida Emilia, problemas que resolver y una esposa que atender. - Está bien lo entiendo – se acerca de la nada y meda un eso en la mejilla – simplemente no me ignores, yo siempre estaré aquí aun cuando Lucia se vuelva a ir. - la dejo y busco a Lucia dónde estará. La veo venir esta roja, molesta ¿Qué habrá pasado? - ¿Ya podemos irnos? - Claro ¿Paso algo? - Tu hablando con tu amiga, límpiate la mejilla que se ve desagradable- Dios y yo soy el celoso. - Me saludo, la saludé y me vine. No fue más que eso. - Como sea, me quiero ir - Lo dice quien se besa con otro – me mira molesta. - ¿Te estas vengando? – lo que menos necesito ahora. - No, se acercó y le dije unas cuantas palabras no más de eso ¿Paso algo más? - Tal vez, pero como estas tan entretenido no te das cuenta ¿nos vamos? - no lo discutiré porque me estoy sintiendo mal y no puedo manejarla ahora. - Está bien, nos despedimos de los demás y nos vamos. - Ya nos están esperando afuera. Salimos y veo a Sabrina con Hannah y Sebastián por otro lado con Alessio. - ¿De qué me perdí? - Si no estuvieras entretenido hablando con tu amiga lo sabrías. - Lucia no estoy de humor, ¿Qué sucedió aquí? - Yo me voy con Hannah y Sabrina. Tu con Alessio y Sebastián. - ¿Cómo? ¿por qué? - me mira molesta – bien - apenas le contesto, siento que se me mueve todo - está bien, me avisas que llegaste bien. - ¿Eso es todo? ¿no te vas a poner como un energúmeno, ordenaras y me obligaras a irme contigo? Seguro ya tienes con quien terminar la noche. - No voy a discutir, ¿te quieres venir conmigo? hazlo, ¿te quieres ir con tus amigas? hazlo, pero decide de una vez. - A veces no logro soportarte. - A veces te comportas como una niña malcriada. Se va con ellas y me acerco a los muchachos - ¿Que sucede? - Un malentendido - dice Sebastián, pero no es el momento. - Deja que ellas se vayan con mi chófer. – dice Alessio, Sebastián y yo nos miramos - No, que se vayan con los nuestros - dice Sebastián. Alessio me mira. - ¿Gabriel te sientes bien? - No, no está bien. - responde Sebastián, me tocó la herida y al quitarme la mano está ensangrentada - terco. - ¿Qué diablos, Gabriel? – me sostengo del hombro de Alessio para que no haga un escándalo. - Acompáñalo a su coche yo me encargo de que ellas se vayan con Nicandro y Luis. - dice Sebastián Le hacemos caso Petter nos ve y me ayuda a subir lejos de la vista de las chicas. - Te lo dije, Gabriel - dice Petter - me quita el chaleco. - se te abrió la herida y has perdido sangre, debo llevarte al médico. - No, nada de médicos, mejor sigamos a las chicas dejar a Lucía en casa y a Alessio y Hannah. - Gabriel estás herido ¿Que rayos? - dice Alessio. - Es una larga historia, pero que no se enteren. Aparece Sebastián - ¿cómo está? - Llevémosla a casa. - le digo. - Está perdiendo mucha sangre y tiene fiebre, me provoca golpearte - dice Petter - Esta sangrando hay que llevarlo a un hospital - José pone el carro en marcha con ellos tres encima de mis heridas. - Síguelas, quiero dejarla en casa, segura. - ¡Rayos! preocúpate por ti ahora - dice Petter. - En el otro carro van dos doctoras – menciona Alessio. - No, Lucia no puede saber. - ¿Estás loco?! Te digo que hagas algo para recuperarla y a ti se te ocurre dos heridas de bala. ¿Por qué tienes dos heridas de bala? - Lo intentaron matar a noche - le dice Sebastián. - ¿Quien? - Ahora no importa. - responde Sebastián - Nada de hospital, me pueden ir a rematar, tú puedes... - le digo a Petter - oiga si me muero le dicen a mi sirena que la amo, que la espero en la otra vida y lamento haberme adelantado cuando se supone que nos iríamos juntos. Tú - veo Alessio - me la cuidas. - Ni se te ocurra morirte tienes que conocer a alguien primero y volver con Lucia así que quédate quieto. - No me siento bien - veo a Sebastián – creo que esta vez no la cuento. - Deja de decir bobadas - es lo último que recuerdo antes de dormir.
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