Debo tratar todo lo que pueda de disimular, luego extiendo mi mano y mi hermosa sirena sale como una reina, empezaron la preguntas por dónde fuera. ¿Siguen casados? ¿Dónde estaba Lucia? ¿Qué paso con Emilia? Y muchas más mientras fotógrafos nos tomaban fotos juntos.
- ¿Señor Ziegermman después que su esposa lo deja ahora vuelven? - iba responder cuando Lucia responde.
- Yo no lo deje, hay algunos asuntos que meritaban que estuviera afuera del país, pero no significa que abandone a mis esposos, mucho más si él me iba a ver; ustedes son los que les encanta ver cosas donde no las hay. - reímos.
- ¿Y la señorita Emilia? Se han visto en muchas reuniones juntos
- Emilia es mi abogada y una amiga de años, pero eso es todo. Cómo dijo mi esposa a ustedes les encanta ver lo que no hay.
- Un día dijo que estaba soltero – dice un reportero.
- Y ese chistecito le costó muy caro, se lo aseguro – dice Lucia – pero todo el mundo sabe que el señor tiene dueña y se apellida Meller.
- Ya escucharon. – termino de decir – soy un hombre felizmente casado y así seguiré,
-
Agarro a Lucía y seguimos caminando bajo las cámaras, fotografías y preguntas incomodas que ella respondía con naturalidad cosa que antes no le agradaba en nada, vemos algunas personas del gremio que Lucia ya ha conocido y los saluda. Vemos a Alessio y Hannah.
- ¿Diciendo esas cosas te quieres divorciar de mí? – me mira sin poder decir nada - muda señora Ziegermman.
- Ese chistecito aun me lo debes “no veo ninguna mujer a mi lado”
- Es decir que si lo viste – me rio – ¿cómo queda tu comentario ante tus pretendientes?
- Les diré que me amenazaste con torturarlos y tuve que ceder a la presión.
- ¿Qué manipuladora? - Alessio y Hannah se acercan a la entrada de donde estamos y le digo a Lucia: - Allá están tus amigos del alma, así no te sientes tan fuera de lugar, pero seguiremos esta conversación después - mira dónde está Alessio y Hannah, y camina dónde están.
- Hola Gabriel.
- Hola, ¿cómo están?
- Bien, pero sorprendida de verlos juntos. Eso es buena noticia ¿No? – dice Hannah abrazando a Lucia.
- Para mí lo es - le digo y Lucia me ve cruzando los ojos.
- Se sentarán en nuestra mesa ¿Verdad? - dice Alessio.
- Por supuesto, nada que ver con gente desagradable.
De pronto veo llegar a Sebastián y Sabrina ¿Que hacen aquí?
- Hola – los saluda Alessio, ellos se acercan y Sabrina nos saluda mientras Sebastián me quiere matar
- ¿Qué haces aquí? - me pregunta molesto y es evidente que los demás se dan cuenta.
- Te dije que yo venía, que no tenías por qué venir, que podías llevar a mi hermana a cenar - le abro los ojos.
- Y yo te dije que no era el momento de hacerte notar.
- Yo estoy bien y felizmente acompañado -agarro a Lucia por la cintura.
- Ya veo. Hola Lucia.
- Hola Sebastián, Sabrina.
- Bueno ya están aquí, así que pasemos a nuestra mesa y compartamos una linda velada después de todos ya nos conocemos - menciona Alessio.
Mientras Hannah y Lucia se van criticando a las demás por qué la conozco, Alessio y Sabrina se acompañan a la mesa hablando de sabrá que fundación y proyecto.
- ¿Estás loco? ¿Por qué te arriesgas así? – me agarra Sebastián.
- Ya deja de regañarme y ayúdame a llegar a la mesa que siento que me voy a desmayar.
- No es para menos, tienes un par de heridas de bala, pareces fantasma, deberías descansar.
- Descansare después que termine el evento.
- Viniste con Lucia ¿qué paso de la distancia?
- Se presentó en la casa, vestida y hermosa no iba a desaprovechar esa oportunidad y ha dejado claro que soy su dueño.
- ¿Eso vale la pena para que arriesgues tu vida?
- ¿Ver a mi mujer diciéndole a todo el país que es mi dueña? Por supuesto que sí. Ya no hagas ningún comentario ve que es muy inteligente y sospecha que algo sucede.
- ¿Por qué?
- Exceso de guardaespaldas y Petter no se quiere despegar de mí.
- Me parece bien, es experto en el tema ¿Hablaste con Víctor?
- Si, nada con respecto al atentado y nada nuevo por los momentos sobre lo demás, esto es frustrante.
- Ve con calma, mejor siéntate que parece te vas a caer.
- Espera hay viene los chilenos.
Nos saludan con toda la amabilidad del mundo, agradecen que estemos aquí y nos vuelven a felicitar una vez más por hacer la obra de su nuevo banco en el país. Nos sentamos y el evento empezó con los halagos correspondientes, las presentaciones, las nuevas propuestas bancarias, las premiaciones, y todo lo que compete al nuevo sistema bancario, pero debo admitir que mi atención solo estaba en mi amada esposa, aprovecha para olerla, tocarla "accidentalmente", jugar con ella, y trataba de que el dolor y el malestar no se notaran.
- No te ves bien - me dice Sebastián.
- Falta poco y deja de molestar, concéntrate en tu esposa.
- Eso hago, pero es evidente que no estas bien; me provoca meterte un golpe. - me dice regresando su atención a Sabrina y yo a Lucía.
Dicen el ganador del banco internacional y una vez más ganó el banco que tenemos con Alessio, decidimos que él lo recibiera dando un bonito discurso luego fue el turno del banco nacional y gano la familia.
- Amor ve tu a reclamarlo - le dice Sebastián a Sabrina y todos me ven.
- Debería ir Gabriel – dice Sabrina apenada, Sebastián me mira.
- Ve tu y lúcete a mí no me gusta dar discursos y ambos podemos recibirlo. – por favor ve no soy capaz de dar unas palabras en estos momentos.
- ¿Seguro?
- Por supuesto, ve y destácate hermanita. – se levanta confiada - -gracias – le susurro a Sebastian.
Va con apoyo de todos mientras Lucia me ve extraño y le sonrió guiñándole un ojo, después de un gran discurso regresa a la mesa.
- Te lo dije eres buena en dar discursos.
- Si, lo soy. - la veo seria al regresar, miró a Sebastián y le hace una señal que mire detrás de mí a unas mesas y está Emilia y Darla.
- ¿Qué hacen aquí? – le pregunto.
- No tengo idea, pero Darla no puede ni oír su nombre
- Y Lucia tampoco puede escuchar el de Emilia, no quiero que me arruine la noche.
- ¿Es que te la puede arruinar más de lo que ya estás?
- No empieces.
Terminan las premiaciones y empiezan las felicitaciones, las que vienen y van sin parar, estoy agotado, quisiera irme, pero sería dejar de pasar tiempo sin Lucia y se siente tan bien y natural que este así, siendo la señora; mi señora.
- ¿Por qué me miras así? – me dice acercándose.
- ¿Así cómo?
- No sé, como si fuera un bocadillo que quieres comer.
- Quizás porque te deseo comer – escucho la música - ¿Bailamos? – tomo su mano y la llevo a la pista sin esperar respuesta.
- ¿Sabes que cuando preguntas algo debes esperar una respuesta?
- Soy impaciente, lo sabes.
- Eso a veces no es bueno. Felicidades, has ganado nuevamente.
- El año pasado fuimos el segundo, pero parece que este año mi suerte ha regresado. - la apretó más a mí, tocó esa espalda tan suave, me pierdo en su mirada y su olor - Te extraño.
- Tengo una pregunta que te he querido hacer desde que llegué al país y te vi.
- ¿Cuál será?
Sube sus manos a mi cuello, no deja de verme luego una de sus manos pasa por mi frente - ¿Cómo te hiciste esa herida?
- ¿Cómo la viste? Es muy pequeña y nadie la nota.
- Yo no soy nadie Gabriel, conozco muy bien cada parte de ti.
- ¿Me estas seduciendo?
- Ya quisieras, pero decir la verdad no es seducir. – rodeo su cintura con mis manos.
- A mí me parece que me quieres seducir señora Ziegermman.
- Se cómo seducirte Gabriel, tengo mucha practica en eso y no es precisamente diciendo que conozco mi lienzo. - me rio y se muerde el labio sabiendo lo que provoca en mí.
- Ahora si lo estás haciendo – sube sus hombros y esa sonrisa coqueta.
- Sigues bailando muy bien Zilgemman.- ¿Zigelmman?
- Me he portado bien ¿por qué me llamas así? Ese nombre solo lo usas cuando estás enojada conmigo.
- Acabo de ver a tu amiguita. Una vez más aparece como arte de magia a donde tu estas.
- ¿Qué amiga? Yo solo te veo a ti a nadie más.
- Este no es un evento de la empresa ni tampoco de abogados ¿Que hace aquí?
- No lo sé, no me importa y no arruines el momento, que estoy disfrutando de un rico baile con mi esposa. - me sonríe y está siendo coqueta, no sé si lo hace porque le nace o quiere molestar a Emilia y tampoco me importa, si eso implica tenerla en mis brazos, aunque el dolor de la herida me esté destrozando.
- ¿Te sientes bien? – no.
- ¿Por qué lo preguntas?
- Te ves un poco… cansado
- Lo estoy, fue un largo día.
Después de dos piezas más estaba sintiéndome mareado.
- ¿Te quieres sentar? ¿Te llevo algo de tomar? - le pregunto a Lucía.
- Si, pero primero voy al tocador. No te tropieces con gente indeseable - sonrió y le susurro.
- Para mi todos son indeseables excepto tú. - le doy un beso cerca de la oreja y siento como se le eriza la piel, la observó y ahí está sonrojada, tímida y ...- Deja de morderte el labio que estamos en un salón con mucha gente para mí gusto y no puedo hacerte lo que quiero.
- ¿No ibas a traerme algo de tomar?
- Si, a eso iba.
La pierdo de vista unos minutos aprovecho de respirar aire fresco, calmarme un poco debo irme ya antes de desmayarme aquí. Le mando un mensaje a Petter que prepare el coche que vamos saliendo.
- Gabriel - ahora no.
- Emilia ¿Cómo estás?
- Bien, viniste, y con Lucia.
- ¿Con quién más podría venir si no es con mi esposa? - Pareces sorprendida - pero me sorprende verte aquí, esto es un evento financiero.
- Me invitaron y asistí, felicidades has ganado.
- Siempre lo hago, aunque mis enemigos quieran lo contrario y se metan en mis asuntos personales.
- ¿Por qué lo dices en ese tono?
- Por nada, a veces siento que la gente olvidó lo que era meterse conmigo.
- Los japoneses no creo que lo olviden en mucho tiempo – sonríe.
- En eso estoy de acuerdo, ¿y quién te invito?
- Un amigo.
- ¿Y a Darla? Digo ella tampoco tiene nada que ver en este mundo.
- El amigo es de ella y nos invitó a las dos.
- Me alegra que se diviertan, no todo es trabajar.
- ¿Gabriel te pasa algo te vez pálido?
- No, es que estoy algo aburrido y quiero irme.
- ¿Quién te lo impide? – me sonríe y se ve tan sincera ¿a qué juegas?
- Nadie, de hecho, espero a Lucia para irnos.
- Veo que la perdonaste por abandonarte.
- No repitas eso, mucho menos en público.
- No te enojes, solo digo algo que todo el mundo sabe.
- Emilia no me colmes la paciencia y té dejo para que disfrutes la fiesta.
- Espera – me toma de la mano - ya no hablamos como antes, que ella esté de regreso no significa que dejemos de ser amigos.
- No, sigues siendo mi amiga, pero entiende que estas pasando los límites.
- Decirte la verdad no es pasarme Gabriel, es lo que hacen los verdaderos amigos.
- Los verdaderos amigos no actúan a la espalada del otro – me mira sin entender - aún estoy molesto por lo que hiciste con los japoneses sabes que no me gustan los errores.
- Lo siento, pero extraño nuestra amistad solías contarme todo desde siempre y ahora me ignoras.
- No te ignoro, pero tengo una vida Emilia, problemas que resolver y una esposa que atender.
- Está bien lo entiendo – se acerca de la nada y meda un eso en la mejilla – simplemente no me ignores, yo siempre estaré aquí aun cuando Lucia se vuelva a ir. - la dejo y busco a Lucia dónde estará.
La veo venir esta roja, molesta ¿Qué habrá pasado?
- ¿Ya podemos irnos?
- Claro ¿Paso algo?
- Tu hablando con tu amiga, límpiate la mejilla que se ve desagradable- Dios y yo soy el celoso.
- Me saludo, la saludé y me vine. No fue más que eso.
- Como sea, me quiero ir
- Lo dice quien se besa con otro – me mira molesta.
- ¿Te estas vengando? – lo que menos necesito ahora.
- No, se acercó y le dije unas cuantas palabras no más de eso ¿Paso algo más?
- Tal vez, pero como estas tan entretenido no te das cuenta ¿nos vamos? - no lo discutiré porque me estoy sintiendo mal y no puedo manejarla ahora.
- Está bien, nos despedimos de los demás y nos vamos.
- Ya nos están esperando afuera.
Salimos y veo a Sabrina con Hannah y Sebastián por otro lado con Alessio.
- ¿De qué me perdí?
- Si no estuvieras entretenido hablando con tu amiga lo sabrías.
- Lucia no estoy de humor, ¿Qué sucedió aquí?
- Yo me voy con Hannah y Sabrina. Tu con Alessio y Sebastián.
- ¿Cómo? ¿por qué? - me mira molesta – bien - apenas le contesto, siento que se me mueve todo - está bien, me avisas que llegaste bien.
- ¿Eso es todo? ¿no te vas a poner como un energúmeno, ordenaras y me obligaras a irme contigo? Seguro ya tienes con quien terminar la noche.
- No voy a discutir, ¿te quieres venir conmigo? hazlo, ¿te quieres ir con tus amigas? hazlo, pero decide de una vez.
- A veces no logro soportarte.
- A veces te comportas como una niña malcriada.
Se va con ellas y me acerco a los muchachos - ¿Que sucede?
- Un malentendido - dice Sebastián, pero no es el momento.
- Deja que ellas se vayan con mi chófer. – dice Alessio, Sebastián y yo nos miramos
- No, que se vayan con los nuestros - dice Sebastián. Alessio me mira.
- ¿Gabriel te sientes bien?
- No, no está bien. - responde Sebastián, me tocó la herida y al quitarme la mano está ensangrentada - terco.
- ¿Qué diablos, Gabriel? – me sostengo del hombro de Alessio para que no haga un escándalo.
- Acompáñalo a su coche yo me encargo de que ellas se vayan con Nicandro y Luis. - dice Sebastián
Le hacemos caso Petter nos ve y me ayuda a subir lejos de la vista de las chicas.
- Te lo dije, Gabriel - dice Petter - me quita el chaleco. - se te abrió la herida y has perdido sangre, debo llevarte al médico.
- No, nada de médicos, mejor sigamos a las chicas dejar a Lucía en casa y a Alessio y Hannah.
- Gabriel estás herido ¿Que rayos? - dice Alessio.
- Es una larga historia, pero que no se enteren.
Aparece Sebastián - ¿cómo está?
- Llevémosla a casa. - le digo.
- Está perdiendo mucha sangre y tiene fiebre, me provoca golpearte - dice Petter
- Esta sangrando hay que llevarlo a un hospital - José pone el carro en marcha con ellos tres encima de mis heridas.
- Síguelas, quiero dejarla en casa, segura.
- ¡Rayos! preocúpate por ti ahora - dice Petter.
- En el otro carro van dos doctoras – menciona Alessio.
- No, Lucia no puede saber.
- ¿Estás loco?! Te digo que hagas algo para recuperarla y a ti se te ocurre dos heridas de bala. ¿Por qué tienes dos heridas de bala?
- Lo intentaron matar a noche - le dice Sebastián.
- ¿Quien?
- Ahora no importa. - responde Sebastián
- Nada de hospital, me pueden ir a rematar, tú puedes... - le digo a Petter - oiga si me muero le dicen a mi sirena que la amo, que la espero en la otra vida y lamento haberme adelantado cuando se supone que nos iríamos juntos. Tú - veo Alessio - me la cuidas.
- Ni se te ocurra morirte tienes que conocer a alguien primero y volver con Lucia así que quédate quieto.
- No me siento bien - veo a Sebastián – creo que esta vez no la cuento.
- Deja de decir bobadas - es lo último que recuerdo antes de dormir.