Al día siguiente apenas tengo oportunidad de coincidir con Carlos. No todos los días surge una excusa para compartir un momento de intimidad a solas y no quiero forzar la máquina. Allí todos están muy aburridos, nadie pierde detalle de lo que pasa y lo último que quiero es estar en boca de los demás. Espero. Si algo me han enseñado quince largos años de noviazgo es a tener paciencia. La oportunidad se presentó ayer. A la hora de la salida me hice un poco la remolona y me quedé de las últimas. Carlos, que hace también las funciones de conserje, se dispone a cerrar el colegio. Está lloviendo y yo sé que siempre viene en bicicleta. Decide esperar un poco pero yo le ofrezco llevarlo en coche. - Mañana también te puedo traer que me pilla de paso. Si no llueve, ya te puedes volver en bici y as