Katherine
Cuando abrí los ojos sentía todo diferente, como si algo no cuadrara. Estaba en una habitación celeste con el techo blanco. Las paredes recubiertas hasta la mitad con azulejos blancos. El piso era de losa blanca impecable. Froté mis ojos cuidadosamente y sentí un terrible dolor en la mano derecha. Estaba conectada a una vía intravenosa. Estaba sorprendida de estar en un hospital.
Una enfermera entró en la habitación. Era alta, esbelta, y supongo que atractiva. Cuando me vio despierta, abrió los ojos hasta más no poder y salió corriendo a llamar al doctor.
Regresaron los dos. El doctor era realmente guapo. Cabellos negros, ojos azules, labios rosados y carnosos, tez blanca bronceada, una barba bien recortada y tal vez de unos 30 o 35 años.
—Hola, jovencita, soy el Dr. Parks. — me sonrió cálidamente — Estoy aquí para ayudarte, ¿tienes alguna pregunta?
—Sí — respondí, mi garganta estaba seca — ¿Dónde estoy?
Fue una pregunta estúpida, lo sé. El doctor se rió disimuladamente y contestó amablemente
—En el hospital claro. Tu madre nos informó que tuviste una seria caída de tu balcón de tu habitación. Acabas de salir del estado de coma.
—¿En estado de coma?
—Cerca de un año. — dijo revisando mi expediente médico.
—Eso no es posible.
—Si lo es. — me sonrió. — Tengo entendido que fue un al inicio del año escolar. ¿Lo ves? Está anotado en las notas. — el doctor me mostró el expediente y efectivamente estaba todo registrado — Un comienzo un poco abrupto debo decir.
—Si, lo recuerdo... Estaba sentada en el balcón y me dolía la cabeza.
—Excelente, al parecer no has perdido la memoria. Eso es bueno. — volvió a sonreír y luego se dirigió a la enfermera — Por favor llamé a la señora Castle y avísele que su hija está despierta.
—Enseguida.
La enfermera se retiró y volvió con mi madre. Estaba más demacrada de lo normal. Su cabello n***o estaba revuelto y sus ojos marrones tenían la impresión de no haber dormido en décadas. Si no lo conocías, podrías jurar que sufría de algún trastorno de ansiedad, pero ella no era así.
Entró con un pañuelo en la mano y cuando me vio, lo soltó y corrió a abrazarme.
—Mi niña... — acariciaba mi cabello. — Te extrañé tanto.
Mi madre, como siempre, tan amorosa, así la amo. Ella ha sido mi soporte muchas veces, también ha sido mi paño de lágrimas en los momentos más difíciles para mí. Realmente ella es la persona que más adoro sobre la faz de la tierra.
—Yo las dejo solas, volveré para medir sus signos vitales en unos minutos. — el doctor se retiró y cerró la puerta.
—Mamá, ¿dónde está Lucas?
Ella se apartó de mí y me miró raro.
—¿Lucas? ¿Quién es Lucas? — me pregunta ladeando la cabeza
Mi corazón dio un vuelco ante la negativa de madre.
—Mamá, Lucas Rodriguez, mi novio.
—Hija, ¿te sientes bien? Tú no tienes novio.
—Mamá, te lo presenté, de mi estatura, cabello moreno rizado, rostro gracioso.
Ella negó con la cabeza. Cada vez sentía más que ella decía la verdad y no conocía a ningún Lucas Rodriguez que sea mi novio, cosa que yo sí recuerdo muy bien.
—No existe ningún Lucas Rodriguez. Debió haber sido un sueño. — mi madre respondió seriamente y siento a mi mundo destrozarse en pedazos que poco a poco se van deshaciendo en el vacío donde alguna vez estuvo mi corazón.
Mi madre tendría que estar bromeando, pero... Con eso no se puede bromear. Yo... Tenía un novio, Lucas Rodriguez, él... Él era real. Éramos una familia, lo teníamos todo, ¿cómo es posible que mi madre me diga que no? Es simplemente imposible.
—Madre... No es posible. — sentía como las lágrimas caían por mi rostro, surcando mis mejillas.
—Lo siento, hija, pero es la verdad. No hay ningún Lucas Rodriguez.
Rompí en llanto y le conté todo a mi madre, todo, absolutamente todo. Desde el cómo había llegado, hasta cuando tenía una familia feliz con Lucas, pero cuando toqué el tema de Hades... Su expresión se tornó fría. Le dije que él era mi padre en ese "supuesto sueño", así lo había llamado mi madre.
—Hija, te digo algo, yo nunca descubrí quién era tu padre... No sé si lo que me dices es verdad, y no creó que lo sea... Todo eso es mitología. Cuentos nada más.
—Mamá no sigas diciendo eso. — las lágrimas seguían saliendo de mis ojos y se estrellaban en la cama. —No pudo ser un sueño, mamá. ¡No pudo serlo!
El doctor volvió a entrar en la habitación con una sonrisa, pero desapareció cuando vio que mi madre y yo llorábamos juntas.
—Debemos hacerle unos exámenes de rutina, señorita Castle.
La enfermera entró con una bandeja con sus instrumentos.
—Bien... — mi madre se secó las lágrimas. — Los dejo para que procedan. Luego hablamos, cariño. — me dijo.
Cuando se fue, el doctor siguió con los análisis y me tomó radiografías y muchas otras cosas que terminan en -grafía. Me quedé dormida por todos los sedantes que me dieron y esperé no soñar con nada, cosa que logré. Pero dentro de todo ese tiempo dormida, escuché algo o alguien decir algo similar a que se descubriría algo importante.
Cuando desperté a la mañana siguiente seguía en el hospital, mi madre estaba ahí sentada en el sillón esperando a que abriera los ojos.
—Buenos días, pequeña. — me sonrió con un rostro triste
—Hola, mamá. — me senté en la cama recordando las palabras de aquella voz de mi sueño — ¿Dijiste algo hace poco? — pregunté
—No cariño, he estado durmiendo también. El doctor ya va a venir, creo que te va a dar los resultados de los análisis.
Como si hubiese sido invocado, el doctor Parks entró en la habitación con un sobre blanco.
—Bien, aquí están... Veamos... — comenzó a examinar las 3 páginas del informe y por fin dijo: — Estás perfectamente bien. No hay nada que hacer, te daré de alta.
—¿Enserio? ¿No va a revisarle más? — mi madre se acercó a mí y me acarició el rostro.
—No, está en perfecto estado, se la puede llevar ahora mismo si gusta.
Salimos del hospital directo a casa. Ya ahí, abrí la puerta y me encontré con Dani, la chica que conocí el único día de clases al que había asistido.
—Hola, Katherine — me dijo abrazándome — Te extrañé mucho.
—Hola Dani.
—Bueno, las dejo. — mi madre se fue a la cocina a prepararme el desayuno e invitarle uno a Dani.
—¿Qué sucede? Te noto muy triste y no creo que ese sea tu rostro normal. — me dijo.
—Tuve el sueño más raro y real del mundo — suspiré profundamente al recordar a Lucas Rodriguez, el supuesto chico de mis sueños.
Me dolía el corazón de solo pensar en eso. ¿Era posible siquiera soñar de esa manera? ¿Qué tan serio fue esa caída? Me había costado todo.