Ante la pregunta de su hermano el pelirrojo, Declan desvió su atención hacia otro lugar, evitando la mirada inquisitiva de Aidan. Un suspiro profundo y repleto de emoción escapó de sus labios antes de responder, fue entonces que, sin mirar directamente al otro lobo, comenzó a decir: —Lo intenté... —susurró el pelinegro. Cada palabra parecía costarle un esfuerzo enorme, como si admitir aquello fuera una derrota personal. —¿Entonces si intentaste seguirla, por qué todavía estás aquí? —cuestionó Aidan con la sorpresa evidente en su voz. Ver a su hermano, el esforzado y temerario Declan, actuando de manera tan insegura era algo completamente nuevo para él. Declan se encogió de hombros, todavía sin darle la cara a su hermano. El "lobo de mar", normalmente seguro e imperturbable, ahora parecí