MIENTRAS TANTO EN LA MANSION DE LOS SULLIVAN-HARRINGTON – AÑO 2024 La doctora Lilian Solís, la misma que atendió al sujeto de pruebas esa misma noche, alzó la vista hacia el reloj digital frente a su escritorio y se sobresaltó al percatarse de que ya eran las tres de la mañana. Con un suspiro cansado, dejó de escribir en su libreta de anotaciones y estiró su cuerpo, sintiendo cómo sus músculos protestaban por las largas horas de inmovilidad. Se quitó los lentes y se frotó los ojos enrojecidos, notando el ardor que indicaba su fatiga. —Debería dormir ya —murmuró para sí misma, calculando mentalmente—. Si me acuesto ahora, tal vez pueda descansar unas tres horas... La idea de tan poco sueño no le importó mucho, ya estaba acostumbrada y además en ese momento sabía que no tenía opción. Debí