Para la sorpresa de Nora, Declan pareció aceptar su explicación y se alejó de las escaleras. Con pasos lentos y cautelosos, como si temiera que el suelo pudiera desvanecerse bajo sus pies, se dirigió hacia la habitación secreta que Nora había descubierto, esa, la que guardaba el montón de antigüedades y el cofre que inició toda esa aventura del tiempo. Ella lo siguió de cerca, observando cada una de sus reacciones. Lo primero que captó la atención de Declan fue el cofre, el mismo que él había destruido en un arrebato de furia cuando Nora se marchó. Lo examinó con atención, con sus dedos rozando suavemente la superficie desgastada. Detrás de él, Nora hizo aparecer su magia de luz —la linterna del celular— iluminando la estancia con un resplandor suave y etéreo. —Es el cofre con el que reg