Aidan, Declan, Lugh y su tío Rob se preparaban para un ritual tan antiguo como los mismos celtas, pero antes de eso, debían convertirse en sus formas lupinas. Con un estremecimiento casi imperceptible, sus formas humanas comenzaron a difuminarse, dando paso a sus alter egos lupinos. La transformación, aunque familiar, nunca dejaba de ser asombrosa. Aidan emergió como un lobo de pelaje rojizo, brillando como el fuego bajo la luz de la luna. A su lado, Declan se erguía orgulloso, su pelaje oscuro como la noche más oscura contrastando vívidamente con el entorno. Lugh, el tercero de los trillizos lucía un pelaje dorado que parecía capturar y reflejar la luz de las estrellas. Pero era Rob, el druida, quien verdaderamente captaba la atención. Su forma lupina, más grande y majestuosa que la de s