—No sé si sea una buena idea —ese fue Declan, quien no perdió su tiempo para volver a dejar en claro su opinión al respecto. Nora entrecerró sus ojos después de escucharlo. Ella percibía en ellos una mezcla de curiosidad y recelo, emociones que fluctuaban como las sombras proyectadas por las nubes pasajeras sobre un campo abierto. Decidida a disipar sus dudas, se propuso ofrecerles una demostración que no dejara lugar a cuestionamientos. Entonces, sin perder más tiempo, Nora se puso en marcha y con un movimiento fluido, tomó su casco —un objeto altamente incongruente en este tiempo pasado— y se lo ajustó sobre sus rizos castaños para protegerse. —Observen con atención —anunció, lista para comenzar, sintiendo la emoción de alguien que desea mostrarle su talento a otro —. En mis días en l