Nora quedó paralizada con su cuerpo temblando por la intensidad de las sensaciones que la invadían. Su mente intentaba procesar lo sucedido, tratando de entender el significado detrás de las acciones de Declan que gritaban: “lo hago lo que deseo”, o eso era lo que Nora percibió. —¿Arruiné la bestia? —preguntó Declan con su voz casual contrastando con la tensión que aún flotaba en el aire. Nora frunció el ceño, recuperando poco a poco el control de sus emociones. —No intentes hacer como si nada ha pasado, Declan —replicó con su voz mezclando frustración y confusión—. No soy tuya para que pretendas besarme cuando te dé la gana. —Claro que lo eres —afirmó Declan con una convicción que hizo que Nora sintiera un escalofrío recorrer su espina dorsal—. Solo que... es algo complicado. —Ustede