—Si, aun no termino —dijo Ronan con seriedad luego de oír las quejas de Declan —Ese gas nos hace perder el control, nos vuelve contra nosotros mismos. He visto manadas enteras destrozarse entre sí bajo su influencia. —Todo es... espantoso —musitó Nora, cubriendo su boca con una mano temblorosa, con su mente inundada de imágenes aterradoras. —Lo es —confirmó Ronan con un asentimiento solemne—. Y esas son solo algunas de las armas que conocemos. Solo Dios sabrá lo que continúan desarrollando en sus laboratorios secretos. Y lo que hubiesen hecho con ustedes si los hubieran atrapado… debemos impedir que los cazadores los encuentren, podría ser catastrófico, tanto para ustedes, como para nosotros —declaró Ronan poniéndose nervioso de tan solo imaginar como hubiese sido si esos tres lobos del