IV. Encuentro nada agradable

1806 Words
Estar rodeado esta noche de todos los alcoholizados amigos de Miroku no fue mi plan inicial, tampoco terminar en una fiesta donde todos al parecer no saben lo que es beber con precaución y no tener sexo público. Niego y salgo de la enorme mansión que pertenece a uno de los niños ricos que mi primo frecuenta. El patio está vacío ya que todos están viendo como dos chicas tienen una pelea dentro de una piscina y ellas con el cuerpo inundado de aceite. Me siento a orilla de la piscina y me echo un poco de agua en el cuello para aclarar mi mente, hace un rato me bebí algunas cervezas, pero al parecer hasta ahora es que me vienen hacer efectos. Mi cuerpo se encuentra algo sudoroso porque una chica me obligó a bailar con ella algunas canciones. Cierro los ojos para que la brisa me ayude a estar en calma aún cuando esta casa es un caos de adolescentes ebrios, calenturientos y estúpidos. Algunos incluso estaban fumando hierba, mejor es alejarse de toda esa mierda, le advertí a Miroku que no debería consumir nada más que alcohol, no lo quiero ver drogado porque hasta ahí llegó el ser rey de la fiesta. Ha pasado tres semanas desde vi a Kagome Higurashi, la chica que tiene mi mente convertida en un caos. No he podido recolectar más información, solo que hace una semana ganó una carrera donde no se apostaba dinero, sino una información que al parecer tanto ella como otra pandilla querían, lo último que escuché fue que ella salió herida de un encuentro con otros tipos. Así que no creo que sea tan aterradora como ella quería hacer creer, también es humana y como toda humana ella tiene sus debilidades. Siento movimiento a mi lado y sonrío a ver la cara de una chica que conozco bien. —No pensé que vendrías Tsubaki — ella se ríe y su cabello n***o danza al son del viendo al dejarse caer a mi lado. —No perdería la oportunidad de verte guapo — sus labios pintado de un rojo fuego besan mi mejilla y luego me guiña uno de uno de sus azulados ojos. —No sabes el placer que me da verte, tenía tanto sin saber de ti — ella solo sonríe de manera coqueta. Tsubaki es una chica que conocí en unos de los tantos concursos a los cuales asistía. Ella también es una genio y luego de vernos varias veces siendo contrincantes, hablamos y desde entonces somos amigos. Solo que tenía un tiempo sin darme señales de vida, pero luego me dejó un mensaje donde aseguraba que vendría a la fiesta. —Mi vida se ha vuelto un poco caótica, por cierto ¿sabes hackear de todo cierto? —Alzo una ceja y la miro ella tiene una sonrisa como si descubrió algo maravilloso. —¿Necesitas algo peligroso? —Ella niega sonriendo. —Solo quiero entrevistar a un hacker para un proyecto escolar que tengo, pero no he encontrado ninguno —sus ojos ocultan algo y ella me sonríe — por eso lo pregunto — suspiro encogiéndome de hombros. —Supongo que sé mucho de hackear—comento sin mucha importancia, ella es una buena amiga no es como si fuese a delatarme. —Eso es genial, te estaba necesitando tanto—me sonríe guiñandome un ojo. Su vestido turqueza se ajusta a sus pronunciadas curvas, ella es una chica increíble—¿te molesta si voy por una cerveza? Trataré de no tardar—asiento y ella se levanta—¿quieres una?—niego con una sonrisa. —Algunas cervezas es la razón por al cual me encontraste solo aquí—su sonrisa incrementa. —Vengo rápido, no me extrañes mucho—la veo caminar con su peculiar contoneo de caderas. Ella sabe que está buena y lo usa a su favor. Esa es la razón por la cual mi mirada cae en su culo y me pierdo en el hasta que ella termina de desaparecer de mi campo de visión. —Vaya, no pensé que fueras esa clase de persona Taisho—una voz que no reconozco se hace espacio en mi silencio—, aunque debí suponerlo, es típico de los hombres ser así—entonces la reconozco. Giro mi cabeza mirando como la melena azabache va en una cola alta. A diferencia de todas las chicas de la fiesta que llevan vestidos, faldas cortas y top corto, Kagome Higurashi lleva un pantalón jeans, una camiseta y unos tenis. A pesar de llevar eso se ve absolutamente hermosa. Esta chica debió de dedicarse al mundo del espectaculo, su belleza es digna de ver en pantallas. —¿Disculpa?—salgo de mi asombro mirándola. Hoy no lleva consigo todas esas chicas peligrosas. Ella se acerca y se sienta frente a mi. Un aroma a vainillas se filtra en mis fosas nasales. Este aroma es muy suave y delicado que no parece que pertenece a esta chica que puede tener todo menos delicadeza—no creo que sea un delito mirarle el culo a mi amiga cuando ella me a dado señales para que se lo mire—puntualizo mirándola con cierta precaución. La última que la vi me amenazó con desaparecerme del mapa. —Supongo, pero eso no es lo que me interesa Inuyasha Taisho—enarco una ceja y quedo fascinado con la sus ojos. Son esa clase de ojos chocantes que te hacen maravillalos. Tsubaki es una de las chicas más hermsoas que he visto en mi vida, pero Kagome Higurashi lleva el término hermosa a otro nivel—ya sé que me estás investigando—me tenso. Ella solo se cruza de brazos sin perder ese aura que grita peligro. Sus ojos se mantienen puestos en mi, ella está leyendo mis movimientos—no me gusta que quieras saber cosas que no debes niño Taisho. Una de las cosas que más odio es que se entrometan en mi vida y tú estás jodiendo mis ovarios mucho, o te gusta el peligro o eres estúpido—dice. Ella habla, pero mis ojos viajan a lo delicada que es la piel de esta chica. Sus pestañas son largas y muchas, sus labios son coquetos, atrayentes, unos que insistan a ser besados, aparto la mirada de ellos antes de que ella lo note y me meta un balazo entre ceja y ceja. —Porque no lo dejamos en que siento curiosidad de saber sobre ti—ella me mira sorprendida, supongo que una persona cuerda y no tan estúpido como yo habría dado otra clase de respuesta. O como ella dice soy muy idiota o me gusta tentar mi suerte, porque algo me hace que esta chica no tiene mucha paciencia y si acabo con toda su paciencia terminaré mal, muy mal. La cosa con Kagome Higurashi es que ella grita: Misterio. Soy fanático de los misterios, me gusta descubirlos y esa es la razón más favorable para que yo siga investigando sobre sus movimiento, aunque es difícil. Esa chica aparece como un fantasma y se esfuma como el aire. Es muy difícil seguirle el paso siendo de esa manera. —Bien, me importa una mierda que sientad curiosidad, mantente alejado de mis cosas, no indagues en mi vida mocoso o... —No soy un mocoso—la interrumpo—solo me llevas dos años, no eres muy mayor para llamarme mocoso—su sonrisa confiada me hace callar. —Te llamo mocoso porque no tienes la experiencia que yo—ruedo los ojos—escuché la conversación con tu amiga, eres un hacker—la miro nervioso—y justo ahora me está haciendo falta uno—ella suelta sus brazos y los deja en suelo. Se inclina hacia mi, sus ojos me analizan y me siento nervioso. Ella está muy cerca de mi—vas a trabajar para mi como hacker, así que acepta—lo dice con tranquilidad. —No haré eso—frunzo el ceño negando—nada de ti es legal, no me convertiré en un delincuente—ella me sonríe. —Lo harás, me importa poco en lo que te convertirás, harás lo que te digo—anuncia con tranquilidad.  Me tenso más al ver como se coloca tras mi cuerpo. Una de sus manos sube por mi abdomen y la otra está en mi hombro. Mi piel se eriza cuando siento su respiración contra mi oreja. ¿Qué demonios ella está haciendo? Me estoy poniendo muy nervioso al no saber que hacer con esa chica. —Yo... Mi voz se pierde al sentir como su lengua lame lentamente el lóbulo de mi oreja. Eso incrementa mi nerviosismo. Trato de parecer confiado, estoy en desventaja con esta chica, ella tiene demasiada seguridad en todo lo que hace. —¿Harás lo que te pido?—y entonces lo comprendo, ella necesita de mis servicios como hacker. Respiro hondo y me giro quedando frente a ella. La veo lamer sus labios lentamente y sonrío, está chica es una experta en el arte de la seducción, y eso la hace más peligrosa. Ella sabe como matar con un arma y sin ella también, es peligroso porque ella puede hacer a cualquier hombre perder la cabeza bajo sus encantos femeninos, seria tan fácil hacerlo cuando ella parece alguna diosa que visita este mugroso mundo, su belleza no parece para nada ordinaria. —No haré lo que me pides, ya te dije que no haré nada ilegal—ella suspira u se acerca abrazándome. —Quise hacerlo por las buenas, pero no me dejas otra opción—no entiendo a qué se refiere, pero luego si. Mi cabeza es adentrará a la piscina y ella inmoviliza mis brazos. No puedo respirar. Entro en desesperación al no poder sentir el oxígeno que necesito. Cuando siento que ya no aguanto más halan mi cabello con fuerza y me sacar la cabeza. Ls posición en la que estoy es muy incómoda y por eso no puedo hacer nada para alejarme de ella. Respiro como loco y ella se ríe suavemente, una risa que no parece nada agradable porque a ella solo le divierte que casi me mata. Respiro aliviado cuando ella me suelta y de aleja de mi. La miro desde el suelo y ella está de pie observándome, analizándome, calculándome. Kagome Higurashi me mira y luego asiente, miro a mi alrededor a ver si hay alguien a quien ella le asiente de esa manera, pero no hay nadie, nadie más que nosotros dos. —Tienes tres días, si no aceptas tendré que trabajar por mi cuenta para que lo hagas, no te garantizo que te guste lo que haré así que te recomiendo que aceptes ahora, suelo ponerme de muy mal humor cuando las cosas no se hacen como quiero. Y si eso sucede supongo que tu serás mi conejillo de indeas para jugar—cuando mi respiración se normaliza me levanto. —Estas loca—ella se ríe. —No quieras conocerme, tres días ni uno menos, ni uno más—la veo alejarse y me dejo caer en el suelo. Mierda, esta chica me inmovilizó con tanta facilidad. —¡Inuyasha!—miro a Tsubaki quien me sonríe, pero luego ya no lo hace—¿Qué te pasó?—le regalo una sonrisa. —Un encuentro nada agradable, solo eso—murmuro. —Te traje una cerveza—la acpeto dándole un trago. ¿En qué terreno me estoy metiendo? Solo espero que esto no salga muy mal para mi, porque no tengo idea de qué pasa por la mente de esa chica, la verdad que no. —Volvamos a la fiesta Tsubaku—ella asiente y ambos caminamos alejándonos de ese lugar. El lugar donde mi vida cambió y no volvió a ser igual.
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