VI. El game comienza

1916 Words
Me despierto antes de que la alarma suene, no es como si pude dormir, las bolsas bajo mis ojos son la prueba viviente de ello. Mi cuerpo me duele y mis rodillas tienen algunos rasguños de la manera en que me arrodillé ayer para no terminar con un balazo en alguna parte de mi cuerpo. Me siento muy cansado, sé que Kagome Higurashi me ha mandado a vigilar, ella me lo dijo y es como si sintiera que alguien me tiene atrapado con una soga invisible, estoy paranóico, pero debo estarlo. Hoy es el tercer día, se supone que hoy debo convertirme en un delincuente solo porque una chica lo desea, maldición, eso me enoja. Hecho un asco me levanto y me miro en el espejo. Yo no soy de esas personas que amanecen siendo lo más hermoso con su mal olor mañanero, pero si soy de esa que no parece un desastre, me podría en la mitad de una línea, ni un desastre, pero tampoco una belleza. Es por eso que ver el desastre que soy esta mañana solo hace que mi humor se torne más oscuro, no quiero hacer nada más que estar tirado haciendo de vago hoy. No tengo los ánimos suficientes para poder actuar bajo la influencia de Kagome Higurashi. La hermosa, pero muy peligrosa Kagome Higurashi. Me baño y me cambio rápidamente, y cuando pienso que mi humor no puede empeorar Miroku entra con su come mierda que indica que encontró alguna sonrisa que lo deje meterse entre sus bragas, ruedo los ojos sin querer saber los detalles que seguro viene a contarme . Trato de peinar mi cabello, pero justo hoy quieren hacerme la guerra del año. Es un desastre, un desastre como yo lo soy. —¿No me preguntarás por qué mi felicidad? —Pregunta Miroku y me limito a mirarlo a través del espejo sin decir nada. Como mi cabello me quiere hacer la guerra del año, simplemente dejo que siga en todas las direcciones, aunque ahora que lo pienso mi cabello parece como si estuve follando y la chica no tenía piedad de mi. Haya, no he tenido un polvo mañanero pero mi cabello le grita al mundo que si, bonito, hermoso, perfecto, encantador. Estoy harto. —No me interesa — veo su ceño fruncirse, tampoco me interesa que se enoje conmigo, justamente hoy solo me interesa una cosa; que Kagome Higurashi y esos tipos no me encuentren, pero eso será casi imposible. Kagome ya al parecer conoce todos los lugares donde me puedo encontrar. Es como si tuviera un chip rastreador en mi jodido culo. —Hermano, te hace falta un polvo urgente, mira que con eds actitud lo demuestras — riendo de su mal chiste sale de mi habitación y me siento en ls cama dejando que mis codos caigan en mis piernas y mis manos oculten mi rostro. No, no tengo humor para nadie. Con el peso de que Kagome Higurashi me observa camino hacia abajo encontrando a mi madre cantando alguna canción de esas que las mujeres despechadas cantan. Solo que mi madre no está despechada porque mi padre la atiende bien, es un poco traumático cuando vas a hablar con ellos y los ruidos hacen que salgas corriendo. —Buenos días Inuyasha—le regalo una tensa sonrisa a mi madre—¿pasa algo? Mi bebé no durmió bien—no digo nada y tomo asiento. —Estoy bien, solo que una chica no deja de torturar mi mente—comento tomando un vaso de sumo de naranja. —Asi que mi bebé tiene un nuevo amor—claro, si a las amenzas se le pueden llamar amor, creo que muchas personas estarían enloquecidas por Kagome Higurashi. —No, solo una chica rara—ella solo sonríe y sigue en lo suyo. Amo a mi madre porque sabe cuándo no quiero hablar, no es de edas madres intensas que presionan a sus hijos, ella nos da la libertad de decidir cuándo queremos contarle lo que nos pasa. Como no quiero seguir aquí salgo de la casa con mi mochila colgando en mi hombro. Tengo mi computadora en ella porque estoy seguro que La leyenda quiere ver mi culo sentado frente a ella. Miro a los alrededores y nada parece grave, nada parece fuera de lo común. Y diré algo, mi día en la escuela pasa con normalidad, todo es tan tranquilo que me encuentro en un estado de nervios que acabarán conmigo. Miroku en algún punto desaparece de mi vista porque ha quedado con una chica, solo espero que esta chica no tenga pareja y que dicha pareja se entere y lo haga papillas, hoy no puedo socorrerlo. Como Miroku me dejó tirado y el bus ya pasó y lo menos que quiero es sentarme a esperar que pase el otro, mi opción es caminar. Muerdo mis labios caminando, hay pocas personas cerca que hacen lo mismo que yo, caminar a casa. Suspiro sintiéndome cansado cuando un auto se detiene frente a mi. No necesita salir para saber de quién se trata. Y lo compruebo cuando esa cabellera aparece en mi campo de visión. Me doy cuenta de que Kagome siempre parece ir en ropa accesible para momentos de huidas. —Inuyasha—con cuidado la veo quitar los lentes de sol de sus ojos y mirarme. Esos ojos marrones fundidos de chocolates me observan con determinación—vengo por lo que necesito ¿te opondrás?—pregunta retandome. —No soy un delincuente—murmuro nuevamente. —Y yo no te pregunté eso, no me interesa lo que eres, ahora, me interesa lo que harás para ayudarme—contesta con su sonrisa de suficiencia. —Escucha, por muy pandillera que seas ahí no entro ¿bien? No sé qué necesitas, tampoco me interesa, pero no me convertire en tu titere Kagome, ese nunca ha sido mi estilo, tampoco lo será ahora—ella sonríe y saca su teléfono. Me lo pasa y es un video en vivo, al abrirlo respiro agitado. —¿Sigues pensando lo mismo?—pregunta lentamente colocándose sus lentes de sol. —¿Dónde está Miroku?—la veo subirse al auto y maldigo subiendo de copiloto. —Él está bien, pero no debería quedar con cualquier mujer a follar—dice en una sonrisa. —Ese idiota—ella detiene el auto y me mira. —Debo vendarte los ojos, no me fío para nada de ti, si haces algo extraño no dudaré en matarte ¿estamos?—ruedo los ojos colocándome la venda en los ojos, pero antes me coloco el cinturón de seguridad. —¿Podrías dejar las amenzas? Se que te encanta, pero ya me incómodas que cada vez que establemos una conversación solo amenaces cob mi muerte. Quiero seguir vivo por muchos años—ella solo sigue conduciendo y me dedico a que mi olfato se llene del aroma a vainilla. Trago en seco sintiéndome extraño con esta chica. El silencio gobierna y en algunas ocasiones tengo que agarrarme bine porque a ella se le olvida lo que recordarme que va a girar y pues, si no hubise sido por el cinturón de seguridad hace mucho que hubiese muerto. No sé que cantidad de tiempo pasa exactamente, pero puedo calcular que algunos cincuenta minutos es lo correspondiente para wie el auto se detenga. —Llegamos—la siento bajarse del auto y luego mi puerta es abiera. Ella misma quita el cinturón y me saca de auto como si de ub muñeco de tratara—espero no tener que meterte un balazo chico dulce, pero si haces algo sospechoso es lo que pasará—no digo nada. Me dejo guiar tropezándome varias veces porque al parecer es muy gracioso para ella no tener un poco de empatía y guiarme. Es una maldita de lo peor. Cuando parece que ya estamos donde quiere me quitan las vendas de los ojos y mis ojos deben pestañear por lo menos un minuto para acostumbrarme a la luz nuevamente. Cuando lo hago mis ojos capturan tres personas que tienen máscara y enfundan una pistola. Mi primo está amarrado en una esquina con varios golpes en el rotro y maldito sus instintos follisticos por meternos aquí. Él tiene los ojos vendados. —Miroku, ya estoy aquí idiota de mierda, que sepas que esta me la pagas caro cuando salgamos—él asiente y me fijo en el lugar. Es un salón espacioso con muchas cajas en ella, hay un enorme escritorio donde permanece algunas cosas útiles para el espionaje. Kagome está sentada sobre el escritorio con las piernas cruzadas mirándome, o más bien solo analiza cualquier movimiento que hago, esta mujer me pone los pelos de punta. —Bien, acércate para que podamos hablar de lo que nos interesa—dice entusiasta—ya quiero ver la respuesta de él cuando se de cuenta de que todo se fue a la mierda para su pandilla—ella se mira las uñas. Tomo asiento y las piernas de ella se abren dejandome en medio. Me mira amenazante—sé que tu hermano mayor es policia y que me está buscando a mi precisamente, eso tu también lo sabes. Quiero decirte que si se te ocurre delatarme puedes asegurar que... —Me matarás, ¿no hay más aparte de eso?—pregunto y ella sonríe. —No me interrumpas si quieres continuar con lengua. A lo que iba es que te dejaré vivir un infierno, pero en la tierra. Mataré a tu madre, a tu padre, a toda tu jodida familia hasta que solo queden cenizas de ellos. No te conviene verme molesta porque pudiste investigar una sola gota de que pasa si me pongo de mal humor, esa es la razón por la que todos tratan de que mi ánimo nunca disminuya, creo que deberías tomar nota de eso si quieres que tú y toda tu familia siga conservando la vida—no digo nada, solo me dedico a mirarla. —¿Qué debo hacer? No tengo todo el día para jugar al delincuente contigo Kagome, tampoco me interesa divulgar lo que pasará aquí. De hecho, nada que tenga que ver con lo ilegal me interesa, solo espero que luego de esto ya no me jodas las pelotas y todos en calma, de verdad, justo hoy no estoy de humor nara nada, quiero hacer esto e irme a cada a dormir—saco de mi mochila la laptop y la prendo. —Bien, el banco  Kodai no shinju hará una transferencia de 10 millones de dólares a dos cuentas distintas, eso nos da 20 millones de dólares. Ese dinero me corresponde por mi tráfico de armas, pero tu estúpido hermano junto con la otra policía pudieron detenerlo. Hay otra pandilla que quiere apoderarse de ese dinero, pero debe estar en una cuenta fantasma hoy o lo perderemos para siempre. Ya que vas a hackear el sistema para que la trasferencia sea a la cuenta fantasma, luego yo me encargaré de mandarla a otra cuenta para que nadie sospeche—ella baja del escritorio—el único problema es que hay que ser un genio para hacer esto, por eso te insistía tanto en que aceptaras. Según descubrí tu eres muy bueno hackers, así que esto será pan comido para ti—se coloca detrás de mi—recuerda que la traición se paga con la muerte. Pero te haré sufrir antes de enviarte al infierno, yo que tu me lo pensaría antes de traicionarme—creo que ese discurso ella ya me lo dio antes. —¿Soltarán a Miroku cuando esto acabe? —Ella me hace girar. —Por supuesto, si tu cooperas, yo lo hago, de esta manera es aue funcionan las cosas — suspiro mirándola, hay algo en sus ojos que me encantan y no sé que es. —Bien, pero luego nos largamos y dejan de acostarme, quiero a ese vigilante lejos de mi — ella sonríe. —¿Ves como si podiamos llegar a un acuerdo? —Asiento girándome — Inuyasha — miro sobre mi hombro — cuida el como me hablas, solo por hoy te lo dejaré pasar, otro día te corto la lengua, estas personas te van a vigilar, así que no intentes nada extraño — dicha estás palabras se aleja. Bien, es hora de que el juego comience 
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