XXII. Tu lealtad

1584 Words
Dos meses después Cuando ingreso a la casa los gritos de Ayame me alertan. De todas las chicas que viven aquí me llevo muy bien con ella. Kikyo solo me habla a veces y Sango me puso muy en claro que odia a los de mi especie. Muchas veces he intentado mejorar nuestra inexistente relación, pero cada vez que hablamos el nombre de Miroku sale a relucir, lo cual conlleva a que ella me de una mirada escalofriante y luego me amenzace con matarme, agradezco que Kagome sea mi mujer y eso la pare , de lo contrario creo que ya habría amanecido con la garganta destrozada. Hoy es sábado y le dije a mi madre que iba a amanecer en casa de un amigo, por lo cual accedió a dejarme ir. Nuestra relación está tensa desde que descubrió que me gusta Kagome, sin embargo, desde que se supo que Kagome desapareció ella está más tranquila. Me ofende que ella se relaje al creer que Kagome está muerta, pero supongo que debo ponerme en sus zapatos. No puedo juzgar a mi madre cuando ella solo quiere lo mejor para mi según ella eso es lejos de Kagome, cuando la realidad es que es todo lo contrario. Cuando llego a la sala veo como abrazan a Kikyo quien parece que odia a todos justo ahora. Ayame es la más animada en apretarala contra su cuerpo. La casa está decorada y hay una mesa de aperitivos. Ya entiendo todo. Kikyo me mira y me regala una pequeña sonrisa. —¡Inuyasha! —Ayame corre hacia mi y me abraza, no dura mucho porque sabe que tengo una posesiva mujer que es muy celosa — felicitala, ella está de cumpleaños — me empuja con bastante energía y eso me hace reír. No tienes que hacerlo, si le sigues haciendo caso a Ayame terminarás con las bolas cortadas — comenta echando su cabello hacia atrás. —Supongo — sonrío — felicidades Kikyo, ¿se vale un abrazo? —Ella abre los brazos y yo la abrazo. Cuando levanto la mirada veo a Sango darme la acostumbrada mirada de odio. Me aparto de Kikyo y me fijo en su atuendo. Un amarillo opaco adorna su curvilíneo cuerpo en un vestido. Lleva unos tacones y es la primera vez que la veo de está manera. Siempre lleva pantalones al igual que las otras chicas o usando faldas. —Gracias — contesta girándose para donde Sango quién la abraza con mucho afecto. Giro al escuchar los pasos de unos tacones. Sonrío a la espera de quién me encontraré. No me defraudo cuando Kagome aparece con un vestido. Es corto y muy ajustado, tiene un escote en forma de corazón y es color crema. Sus labios van en un rosa que me hace querer besarlos y su pelo suelto en ondas. Sus ojos chocolates hacen contacto con los mios y suspiro. Es malditamente hermosa. Y cada vez que la veo venir hacia mi solo recuerdo sus ojos poniéndose blancos, las puntas de sus pies hundiéndose en mis hombros, su espalda arqueándose de placer. Es que, esa es una de las imágenes más eróticas que había podido ver. Kagome es hermosa. Ella se acerca hasta llegar a mi. Me guiña un ojo antes de besarme. Se abalanza y sus piernas se enredan en mi cintura. Mis manos buscan tapar lo que el vestido dejo ver y lo logro. Con Kagome cubierta, la beso sin pensar en las personas que nos miran. Aprovecho y toco su culo y lo aprieto. Ella jadea y mete su lengua en mi boca, nunca me canso de la pasión que esta mujer lleva. Cuando chupo su labio ella se aparta con una sonrisa. Miro sus labios y el labial sigue intacto como si yo no lo hubiese chupado y mordiqueado. —Me alegra tenerte aquí muñeco—susurra en mi oído y luego baja de mi cuerpo—siempre es un placer jugar contigo—río atrayéndola hacia mi para darle un beso. —Siempre es un placer que juegues conmigo—le guiño un ojo y ella sonríe. —¿Por qué la cara larga cumpleañera?—pregunta Kagome caminando hasta Kikyo. Me pierdo en sus curvas y su trasero. —¿Eres conciente de que Inuyasha te está comiendo el culo con la mirada?—le pregunta Sango a Kagome. Ella ríe y me mira por encima del hombro. La picardía en su mirada me hace saber la respuesta por lo que río antes que ella hable. —Tranquila, él si quiere se lo puede comer y no solo con la mirada—ellas ruedan los ojos por el descaro de mi chica y Kagome solo ríe y llega hasta Kikyo para abrazarla—felicidades—le susurra algo que hace que Kikyo asienta seria. Kagome besa su frente y se aleja. —¿Falta alguién?—pregunta Sango. —Invité a un idiota—contesta Kagome. —Espero que cuando hables de idiota no te refieras a mi—me giro serio ante la voz de Koga quien con mucha confianza besa la mejilla de Kagome y la abraza. Ella le sonríe y se aparta para que él pueda ir hacia la cumpleañera. —Espero que no hagas un escándalo Inuyasha—murmura Ayame cerca de mi—ellos son buenos amigos—muevo mi mano. —Yo también tenía una amiga enamorada de mi, Kagome le rompió la muñeca—ella sonríe haciendo que sus ojos verdes se vean más pequeños. Cuando levanto la mirada tengo los ojos de Koga en nosotros—espero que no caigas por ese idiota, no vale la pena—ella me guiña un ojo.  —No pensaba hacerlo de todos modos—con esas palabras se aleja de mi. Muchas chicas y varios hombres ingresan a la sala y pronto al música es prendida. Kagome se acerca y me abraza la cintura con una sonrisa. A pesar de sus tacones sigue siendo más baja que yo. —¿Quiénes son?—le pregunto alejándome de lo que se va convirtiendo en una pista de baile. —Integrantes de la pandilla—responde y llegamos a la barra improvisada que hicieron. Kagome toma dos cervezas y me pasa una—todos nos apoyamos aquí, somos una familia dentro de lo que cabe—la veo beber de su botella—espero que no te incomoden—acaricio su rostro. —No me incomodan tu familia, pero si me jode mucho que Koga te bese y abrace con tabta confianza. Sé que le gustas y que quiere ser más que tu amigo, por eso no me siento cómodo con él—las luces cambian por muchas de colores distintos. La música no es tan alta ya que pueden localizar la posición del lugar, por eso Kagome y yo podemos hablar sin la necesidad de gritar. —Nunca he pensado en Koga como algo más, así que tranquilo—la tomo por la cintura acercándola a mi cuerpo. —No juegues conmigo Kagome—ella ríe divertida. —Dijiste que es un placer que juegue contigo—sujeto fuerte su cintura para tenerla más pegada a mi cuerpo. —Sabes que esto no es lo mismo—ella besa mi cuello. —Tranquilo muñeco, se hasta donde puedo jugar y con quién—murmura en mi cuello. —Kagome, no bromeo—ella asiente. —Lo sé, así que calma—termina de beber su botella—¿quieres bailar?—pregunta con una sonrisa en los labios. Desde que entré a su vida veo que las sonrisas de Kagome son más abundantes y eso me hace feliz. —Contigo quiero todo—le respondo dejándome llevar por el ritmo de esta mujer. My Oh My de Camila Cabello suena y ella hace moverme a su ritmo, pero no puedo. La sensualidad de está mujer y el descaro es algo que no puedo igualar, pero me muevo tratando de llevarme más y poder tocar a mi antojo. Ella mueve su trasero en mi entrepierna de una manera que solo me hace ser conciente del pequeño vestido que se ajusta a su cuerpo y del trasero con el cual Kagome fue bendecida. Muerdo mi labio mientras mis manos la recorren. Ella se gira pars estar frente a mi y restregarse con cada vez más descaro. Cuando la canción culmima me hace bailar algunas más y el sudor recorre mi cuerpo. Cuando ya ni puedo más ella me hace caminar hasta unos sofás donde las chicas están. Me hace sentarme para colocarse sobre mi cuerpo. Me guiña un ojo cogiendo una botella de tequila y llevándola a sus labios. —Aún no sé como diablos ella puede beber tanto y no embriagarse—dice Ayame quién juega con el pelo de Kikyo. —Es un talento natural, tengo varios—soy conviente del doble sentido de sus palabras—¿Cierto Inuyasha?—yo simplemente acaricio sus piernas. —No entiendo por qué sigues con él—Sango me dedica su mirada de odio y asco. —Oh, eao es porque no has probado, ni probaras que tan bueno es dándome orgasmos—las chicas se ríen a carcajadas mientras que Kagome se acurruca más contra mi—está muy buena la fiesta ¿te gusta Kikyo?—la cumpleañera sonríe. —Sabes que si, quiero un poco de agua—ella se levanta—vengo enseguida—camina y Kagome me mira. —Yo también quiero agua, ¿me buscas un poco?—asiento. Camino esquivando personas y cuando entro a la cocina veo a Kikyo llorar de espaldas con el teléfono en la oreja. —Si no me hubieses mentido—murmura—lo siento, sabes que no lo haré, ella me matará si sabe que seguimos en contacto—se queda en silencio—no puedo más ya, sabes que te amo, siempre serás el hombre de mi vida, pero mi lealtad recae en Kagome. Te amo Naraku, lo hago de corazón, pero esto no puede seguir así. Gracias por la felicitaciones, extrañé escucharte—la veo colgar y suelta un sollozo. —El amor duele—ella se detiene y se limpia los ojos. —No se a que te refieres—comenta encogiéndose de hombros. —Lo sabes, espero que tu lealtad siga siendo más fuerte que tu amor por él, porque a Kagome no le gustaría escuchar lo que oí—ella me mira seria. —¿Me amenazas?—le sonrío. —Para Kagome eres familia, pero para Kagome, Naraku es su peor enemigo, espero que entiendas eso—me alejo sin mirarla más, para ir a buscar a mi chica. Haré lo que esté en mis manos para que ella no sufra.

Read on the App

Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD