El mismo día Paris Gizem Tener la libertad para elegir no debería ser complicado, pero lo difícil resulta cuando eres casi obligada por las circunstancias, por la propia vida o simplemente te diste cuenta que no había más salida. Yo lo supe en el momento que me subí a la camioneta de Ilse en Estambul, esa noche vendí mi alma al diablo, acabó con lo poco que quedaba de mí, borré por completo a la Gizem inocente y en su lugar surgió otra mujer. Es cierto que había vivido un infierno en manos de Goker, aun así, sentía que podía volver a ser lo que fui una vez. Absurdo, pero en ese momento lo pensaba, pues era tal mi determinación que imaginaba un futuro mejor sin sentirme usada, lastimada y herida, al punto de querer juntar los pedazos de mí. Sin embargo, el destino me cerró casi todas la