Narra Vicent
Saco mi teléfono del bolsillo y llamo a Enzo mientras otra mujer desfila por el escenario, mostrando sus senos a la audiencia, que inmediatamente suelta estridentes gritos y silbidos.
—¿Por qué me llamas cuando se supone que deberías estar teniendo sexo caliente con un extraño? —dice Enzo a modo de saludo.
—No p**o por sexo —susurro por teléfono—. ¿Qué clase de fiesta es ésta?
Enzo se ríe.
—¿Cómo lo sé? Te dije que nunca fui. Pero dime que estoy intrigado. ¿Qué está pasando exactamente?
—Podría matarte, ¿lo sabías? —se ríe y yo pongo los ojos en blanco—. Hay una plataforma elevada en el centro de la habitación y un hombre vestido como una especie de personaje extraño del Moulin Rouge está subastando a otra chica mientras hablamos. Las ofertas comienzan en cinco mil dól
