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1491 Words
 Abrí los ojos poco a poco, sintiendo mis huesos oprimirse en cada intento que hacía para moverme, tragué saliva se sentía agria en mi garganta, tosí observando los escombros cubrirme, estaba en el suelo, a mi alrededor solo había piedras, arbustos y un intenso olor a gasolina, entonces fue cuando recordé lo que había pasado; tuvimos un accidente en el autobús cuando íbamos al campamento... ¿Dónde estaba el autobús? Alcé la cabeza apoyándome en mis brazos con la poca fuerza que tenía, para mirar un derrumbe que no lucía completamente natural a un metro de distancia de mí, me arrastré hasta la orilla, observando que me encontraba a una muy alta altura. El autobús parecía haberse perdido en los arboles de abajo dejando un humo n***o que se perdía en el aire, sin siquiera llegar a mi altura. Cualquier persona que tal vez hubiera sobrevivido, lo más seguro es que ya hubiera muerto. ¿Cómo es yo estaba viva? ¿O estaba muerta? Recordé mi cuerpo saliendo por la ventana y perdiendo completamente el conocimiento cuando me estrellé contra el suelo, ¿Cuánto tiempo había durado inconsciente? ¿Cómo carajos iba a salir de aquí ahora? Miré hacia arriba, parecía estar como a diez metros de la carretera, y parecía estar como a veinte metros de abajo donde se estrelló el autobús. Cerré los ojos en un intento de despertar de esta pesadilla. No es real, no es real... Ya Cassie, sabes que es real, ahora levántate e intenta salir de aquí. Mis manos comenzaron a temblar y comencé a reproducir en mi mente la canción de Goma de mascar de Patty Cantú como tenía por costumbre hacer antes de perder la cordura. Tú puedes. Me comencé a levantar con dificultad, todo me ardía y me dolía. -¡Ayuda! -escuché que gritaron. Un momento, ¿esa no era la voz de Dudy?, pudo haber sobrevivido, estaba a mi lado, a lo mejor también voló por la ventana. Sentí mi corazón hincharse de la esperanza de no estar sola. -¿Dudy? -intenté gritar pero comencé a toser al sentir mi garganta rasposa. Me levanté con torpeza sintiendo una fuerte presión en mi cabeza, todos mis huesos se retorcieron, pero estaba segura que no era nada grave. -¡¿Hola?! -escuché que gritaron, entonces se mezclaron otras voces, comencé a caminar y me encogí un poco al sentir mi pierna mandar una estremecimiento de dolor, no tuve más remedio que cojear por el camino improvisado que estaba en el suelo hacia la voz, mi pantalón de jean estaba roto y veía una herida más o menos pronunciada donde la sangre ya estaba algo seca. Rodee una roca y descubrí a Dudy sentada en el suelo, su cabeza con algunos rasguños, y también estaba cubierta de suciedad, lo que más me alegró fue ver que no estaba sola, ahí estaban otros tres chicos. -Dudy ¿estás bien? -murmuré, entonces agregué para todos: - ¿están bien? -Acabamos de tener un accidente en un autobús -dijo una chica-, no estamos bien y cuando caiga la noche, si no logramos salir de aquí estamos muertos. Sus palabras me dejaron perpleja, el "¿estás bien?" no era una pregunta literal, era más bien general para saber si alguien estaba realmente herido al borde de la muerte, pero al parecer esa chica era una problemática por naturaleza. Un momento, cuando me enfoqué mejor en la chica, la reconocí, era la chica que iba atrás de mi asiento al lado del sexy pelirrojo, aunque ahora parte de su rostro estaba hinchado y sucio. -Cállate -replicó un muchacho, era bastante delgado, y rubio-, estamos lo suficientemente jodidos como para que vengas a hablar idioteces. Noté que tenía varios rasguños, y de su cabeza botaba un hilo de sangre oscuro. -Basta los dos -intervino el otro chico, lo reconocí enseguida, era el sexy pelirrojo idiota-, Mark tiene razón, Indira, deja de decir esas cosas, necesitamos tener la mente positiva ante todo esto. Ah bien, el rubio era Mark, y la chica morena odiosa Indira, al menos todavía me sentía enfocada. Me acerqué a ellos, noté que Dudy parecía haberse congelado, y pasó a estar como en una especie de trance, como si no estuviera aquí, tal vez intentaba calmarse. -¿Tienes señal? -dijo Mark enfocando su mirada en mí-nuestros teléfonos no. Saqué el teléfono de mi bolsillo y sentí que me iba a dar un paro cardiaco; toda la pantalla estaba estrellada, y por más que toqué el botón de encender, no reaccionó. Puta vida. Negué con la cabeza hacia Mark y ellos soltaron un suspiro de decepción. -Deberíamos movilizarnos -sugerí-, puede que encontremos una salida a la carretera o un pueblo cercano para llamar. Aunque iba otro autobús, a lo mejor en la parada que haríamos en el pueblo de Barcelona se darán cuenta que algo había pasado con nosotros, lo más seguro es que el camión que nos chocó llamó a los rescatistas, puede que otros autos también supieran lo del accidente, no tardaría mucho para que nos vinieran a rescatar y esta pesadilla terminara... No seas ingenua Cassie, vas a morir aquí. Detuve mis pensamientos contrariados, no quería comenzar a ponerme nerviosa. -Creo que es lo mejor -me apoyó el chico pelirrojo idiota-, estando aquí lo único que podemos hacer es esperar un milagro, debemos buscar un teléfono para llamar al otro autobús. Comenzamos a caminar por el estrecho suelo improvisado, tomé a Dudy del brazo, ella parecía tener una mirada vacía, y soltaba un gemido débil, no sabía qué rayos le pasaba, a lo mejor tenía heridas bajo su ropa, murmuré su nombre varias veces, pero ella parecía seguir sumergida en su mundo. Lo que faltaba, parecía estar como en estado de shock. -Somos realmente afortunados -dijo Mark-, pudimos haber muerto, estamos realmente destinados a hacer grandes cosas. Sus palabras me hicieron sonreir y me dieron un poco de tranquilidad, si Dios nos hizo sobrevivir, quería decir que nos ayudaría a salir de aquí, podíamos lograrlo. -O estamos destinados a morir de otra manera -replicó Indira, el chico pelirrojo comenzó a gruñir ante este comentario así que Indira agregó: - Déjame en paz Tony, todos sobrellevamos esto de una manera diferente, mira a la rarita... Volteó para mirar a Dudy, sus uñas se incrustaron en mi piel, sin embargo no me dolia tanto, Dudy siguió gimiendo en voz baja y la percibí temblar débilmente cuando nos pegó la brisa fría. -Parece estar en estado de Shock -continuó Indira. -Por lo menos, ella no nos perturba diciendo cosas estúpidas -replicó el chico pelirrojo idiota que al parecer se llamaba Tony-, deberías aprender de ella y callarte. Sorprendentemente Indira guardó silencio, y agradecí (al igual que todos me imaginaba) que no volviera a hablar. Llevábamos como alrededor de media hora caminando, mi pierna y mis hombros me dolían como si se oprimieran y el frio que comenzaba a manifestarse hacía que mis músculos se entumecieran de dolor. Vamos, tú puedes Cassie. Descendimos poco a poco por el acantilado, ¿Qué pasaba si moríamos aquí?, a lo mejor los lobos nos comerían o tal vez animales desconocidos del bosque. Basta, Cassie, ya deja de pensar. Intenté reproducir la canción de Paty Cantú en mi mente, pero se me olvidó la letra, así que decidí hablar para distraerme: -¿Ustedes estudian juntos? -vi como se sobresaltaron al escuchar mi voz romper el silencio. Parecíamos haber llegado por fin al suelo, pero no podía ver más que árboles y arbustos, era como si se tratara de un bosque, nos comenzamos a introducir cada vez más, a este punto agradecía que Dudy estuviera aferrada a mi brazo porque necesitaba sentir que no estaba sola. Creí que no responderían mi pregunta, pero Mark dijo: -No, yo estudio trabajo social y ellos economía, vinimos solo por el crédito extra. -¿Cómo te llamas? -continuó Mark. No me había dado cuenta que no les había dicho mi nombre hasta ahora. -Cassie -dije, iba a agregar algo más, cuando percibí el murmullo de voces lejanas hacer eco, todos nos paralizamos, al menos no había sido la única en escucharlo. No podía tratarse de algún animal, se escuchaba diferente. Entonces se escuchó más cerca una voz fuerte decir: -Debe ser por acá. Sentí la esperanza florecer en mi pecho de que por fin hubiéramos encontrado a otros sobrevivientes o que los rescatistas hubieran dado con nuestra ubicación. Tony comenzó a correr y nosotros le seguimos ignorando cualquier dolor de herida que podíamos sentir. ¡Por fin, alguien nos viene a rescatar! De súbito las voces cesaron y dejamos de correr porque no sabíamos a donde nos dirigíamos, las abundantes hojas de los arboles impedía que viéramos la poca luz del cielo, hacía mucho más frio, era como si nos hubiéramos adentrado más al bosque, no era necesario que me dijeran lo obvio; estábamos jodidos. ¿Acaso las voces no existían?
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