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1669 Words

Faltaban cinco minutos para las ocho de la mañana cuando Enzo se despertó escuchando el sonido de la puerta siendo golpeada. Estaba sentado en el sofá, con la botella de whisky vacía en la mano. Se puso en pie con dificultad, al tiempo que el inspector Grey y otros cinco policías más entraban al salón acompañados de la criada. —Buenos días señor Medina. No tiene muy buen aspecto. Sé lo difícil que puede ser, pero si quiere que salga bien, lo necesitamos con todas sus capacidades al cien. —Lo siento, necesitaba silenciar mi propia mente. Me daré una ducha. Se marchó del salón dejando la botella sobre la primera mesa que vio. Daren, lo veía alejarse y no pudo evitar sentir lástima por aquel hombre. Estaba tan convencido de que su hermano era culpable, que parecía no aceptar otros caninos

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