CAPÍTULO CATORCE
Mackenzie había regresado a Seattle para las 6:12 de la tarde. Caía una llovizna como de costumbre, pero ya no le molestaba tanto como el día anterior. Al entrar al departamento de policía con la bolsa que le había entregado Debbie Barker, tenía la sensación de que ahora tenían un camino que seguir. Por supuesto, no tenían ni idea de cómo transitar ese camino, pero al menos les daba una dirección clara que seguir.
Encontró a Ellington en la diminuta sala de conferencias desde la que estaban trabajando. Estaba de pie delante de una pizarra de borrado en seco donde había pinchado un mapa geográfico de la zona y marcado a bolígrafo los nombres de las instalaciones de almacenamiento. En la mesita, el ayudante Rising y otro policía estaban sentados con papeles y archivos espa
