Describamos los primeros tres días en Seattle, mmm es algo bastante simple y lo podemos definir en una sola palabra: LUJURIA, mucha, mucha lujuria. Ben hizo que mis fiestas pasaran de depresión – porque básicamente era yo tirada en una cama comiendo chocolate – a fuego puro, mucho fuego candente, lleno de chispas, luces y fuegos artificiales, es que este chico era la gloria hecha persona. A su lado yo simplemente me convertía en afrodita, no paraba de pensar en sexo, no me limitaba a la hora de sentir y mucho menos me ponía trabajas, a su lado me dejaba llevar como si nada pudiera pasarme, había logrado tener esa confianza con él y me gustaba, porque era la primera vez que disfrutaba de esto al máximo. Sus manos no pararon de estar en mi cuerpo, su boca me hizo descubrir un paraíso, mien