Volar en avión no era la mío, los movimientos, la sensación en la panza al ascender y descender, tenía vértigo a las alturas y por lo general me daba la sensación que se iba a caer, sí, en lo único que pensaba era en cómo me estrellaría contra el suelo para quedar tan plana como un huevo frito o quizás un tocino, por lo colorada. La cosa es que no lograba dormir jamás, me negaba a cerrar los ojos en este momento, porque si moría, quería ser consciente de ello, es por eso que no entendía como el muchacho que iba a mi lado dormía tan profundo.
Su cabello castaño apuntaba en todas direcciones, sus pestañas rectas tocaban sus pómulos, la curvatura de su nariz no era pareja, parecía que se la hubieran roto y ahora tenía una pequeña desviación a un lado y un hueso sobresaliendo un poco más, er
