Idiota, esa era la palabra que me definía a la perfección en este momento, no había otra forma de llamarme, ¿en qué pensaba? ¿Qué pasaba por mi cabeza en ese momento? La verdad es que no mucho, creo que apenas pensaba, sí, definitivamente apenas lo hacía y es que todo, exactamente todo lo que había construido hasta ahora, se estaba cayendo como pilas de naipes, porque era, lo que éramos, naipes apilados uno encima del otro, frágiles, esperando que ninguna brisa acabara con nosotros.
Podría comentar muchas cosas, explicar hasta el mínimo detalle de lo que pasó y porque mi reaccionar, pero simplemente no habría justificación de mis actos. El llegar a la cafetería y contemplar todo ese show, aquel espectáculo encabezado por la que creía que eran sus amigas - aunque la rubia simple me cayó ma
