A la siguiente noche se volvió a realizar otro encuentro en aquella carreta que descansaba debajo de un árbol. No les quedaba mucho tiempo para compartir ya que a la mañana siguiente Javier debía volver junto con el resto a la finca. Tanto el rubio como la mujer que lo contemplaba con sus oscuros ojos, no querían que el sol volviera a salir, esperaban alargar ese encuentro en el tiempo, como si pudieran mantenerse allí por siempre. Inevitablemente el sol se alzó en el horizonte, trayendo consigo el calor de un nuevo día de verano, las personas comenzaron a despertar y los visitantes debían arreglar todo para volver a casa.
—Nos vemos en dos meses — susurró Sofía a su prima mientras la abrazaba —, no me extrañes mucho.
—Ay prima, sabes que eso es muy difícil — respondió apretando a la muc
