Es espeluznante.

1190 Words
Con el corazón martilleándome en la garganta, abro un poco la puerta. —¿Qué estás haciendo? Escuché un ruido proveniente de tu habitación —me parpadea, sus ojos caídos gritan que se despertó de su profundo sueño. ¿Qué tan bueno es su oído para poder captar el ruido de una habitación insonorizada incluso mientras duerme? Trago saliva y miro a mi alrededor. —Yo - yo estaba en el baño, duchándome. Nunca antes había mentido con tanta confianza, te lo puedo garantizar. Inconscientemente, arreglo mi cabello mojado para ocultar la marca sobre mi cuello. —¿A esta hora? —ella entrecierra los ojos en sospecha. ¡A la mierda mi vida! —-Mamá. «Inventa algo, idiota» Encontrarme sin palabras solo confirma las dudas de mi mamá. Sin darme tiempo para recuperar la compostura, abre la puerta con gran fuerza. La puerta golpea mi cara, haciéndome tropezar hacia atrás y tapándome la nariz instintivamente. El dolor apuñala toda mi cara. Me estremezco y cierro los ojos. —Hay alguien aquí, ¿verdad? Estás mintiendo otra vez —ella acusa y pasea adentro. Mi corazón cae a la boca de mi estómago. Me destapo la nariz y parpadeo para abrir los ojos. Ella podrá sentir su olor. Ella irá directamente a las cortinas. Observo todo en cámara lenta, sintiendo que mi corazón se ahoga más y más, amenazando con dejar mi cuerpo por completo. Trago mi saliva y salto detrás de ella. —¡Mamá! ¡No hay nadie! —chillo. En el momento en que mi mano aterriza sobre su hombro, aparta las cortinas en movimiento. Cerrando los ojos, me preparo para el desastre que se avecina. Mamá saca mi mano de su hombro, tarareando. Pasa un momento en completo silencio. No hay señales de un arrebato o gritos fuertes. Abro mis ojos. Se vuelven anchos. No hay nadie aquí. Un ceño se graba entre mis cejas. Mamá mira a través de la ventana abierta para escanear los alrededores, pero al igual que la habitación, no hay nadie alrededor hasta dónde llega su vista. Suelto un suspiro de alivio y doy un paso atrás. ¿Adónde desapareció... en cuestión de minutos? ¿Qué es él? Mamá se da la vuelta, mirándome. Sus ojos están enrojecidos ahora. —Te lo dije... mamá. No hay nadie aquí. Me estaba duchando —murmuro por lo bajo. —Ve a dormir —ella me manda. Y luego sale de mi habitación. Me desplomo en la cama, respirando pesadamente. Mis ojos recorren mi habitación. Salió. Sin responder a mis preguntas. ¿Cuándo hice siquiera el esfuerzo de hacer preguntas? Maldita estación de calor. Gimiendo, me cubro la cara con las palmas de las manos y me ahogo en la culpa de nuevo. Al menos mamá vino cuando el olor a sexo se había desvanecido de la habitación o habría sabido lo que pasó justo debajo de sus narices. Mis mejillas arden ante el pensamiento. Levantándome de la cama, corro hacia la puerta y la cierro. Luego, corro de regreso a la cama para recoger mis jeans del piso. Sacando mi teléfono del bolsillo trasero, instantáneamente marco el número de Giana. Contesta al primer timbre como se esperaba. Esta chica nunca duerme. Si no fuera una loba, habría dicho que es un zombi. —¿Pasó algo? —su voz gruñe antes de que tenga la oportunidad de decir algo. —Sí —respiro. —¿Qué? —ella bosteza, fingiendo estar aburrida. ¡Ella está esperando alguna historia de Enzo! —Él vino —suelto. —¿Enzo vino otra vez? —ella bosteza más fuerte. —No —niego con la cabeza. Ahora, me pregunto cómo me conocía o incluso sabía dónde vivo. Mi corazón salta múltiples latidos terribles ante la idea. —Él vino. ¿Cómo me encontró? —Jadeo en voz alta. —Estabas teniendo un sueño húmedo, ¿no? Vuelve a dormir —Giana me susurra. —Natalie. Lo encontraremos pronto. No te preocupes y vete a dormir —la voz de Anne aparece a través del altavoz. Como de costumbre, Anne debe tener una fiesta de pijamas en la casa de Giana. Lo hacen mucho, pero mis padres... no lo permiten. —Ya no necesitamos encontrarlo —murmuro, sentándome en el borde de mi cama—. Él me encontró. —¿De qué estás hablando? —la voz de Anne aparece más cerca mientras Giana finge otro bostezo molesto. —Cuando regresé, ya estaba en mi habitación. ¿Cómo estaba él aquí? ¿Cómo supo qué habitación era la mía? ¿Cómo entró? ¿Cómo? Me levanto de la cama y empiezo a caminar. Es espeluznante como la mierda. —¿No estás bromeando? —pregunta Anne con cautela. —¿No estabas soñando? ¿Estás segura? —agrega Giana. —Tuve sexo con él. Otra vez —pronuncio—. ¿Crees que estaba soñando con eso? ¡Estaba jodiendo aquí! El silencio cae entre nosotros. Enredo los dedos de mi mano izquierda en mi cabello, cierro los ojos y respiro profundamente. —Oh. Puedo sentir que mi piel se eriza ahora —Giana tararea. —Entonces... ¿quién es? —Anne suspira. «¿Ni siquiera estarán un poco ansiosas o enojadas porque volví a cometer el mismo error?» —No pregunté —le digo la verdad. —Maravilloso —Giana se burla. —¡Giana! —Anne sisea. —¿Qué? ¿Está diciendo que su compañero vino, follaron y ella ni siquiera preguntó su nombre? Está rompiendo mis récords —Giana ladra de vuelta. Me detengo junto a la pared y coloco mi frente contra ella. —Estaba en celo. Es vergonzoso decir esto. Se produce el silencio antes de que los escuche a ambas riéndose en el fondo. —Esto no es... divertido. Y su risa solo se vuelve más fuerte. Suspirando, cuelgo la llamada y me acuesto en la cama. ¿Por qué me está pasando esto? Miro hacia la ventana abierta. ¿Les digo que se escapó? Eso solo le llevó unos minutos simplemente ¿desaparecer? La primera vez. Él me marcó. La segunda vez. Él vino. Tuvo sexo conmigo. Y se escapó. ¿Quién es este hombre? Me siento tan enojada en este momento. Es como si pensara en mí como un juguete con el que hace lo que le da la gana. Cerrando los ojos, me froto la frente. Engañé a Enzo otra vez. No sé en qué tipo de situación me he metido. Se suponía que debía esperar a que mi lobo saliera a la superficie. Entonces, Enzo y yo nos íbamos a marcar. Pero este hombre ha jodido todos mis planes de vida, los únicos planes que tenía. Mi teléfono vibra en mi mano, pero no contesto. Es inútil decirles nada a Giana y Anne. ¡Ambos simplemente quieren a Enzo fuera de escena y por eso, pueden hacer cualquier cosa menos... no puedo perderlo. ....probablemente debería decirle toda la verdad. Apretando el teléfono entre mi palma, tomo mi decisión final. Mañana le contaré todo a Enzo. Debería haberle dicho cuándo sucedió en lugar de huir.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD