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El sonido de tu voz

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Blurb

Beckary es una adolescente que le gusta el rock, las paredes de su cuarto están cubiertas de poster de los Beatles, mientras que este se encuentra repleto de tecnología. Sus padres Michael y Alisa se esmeran en darle lo mejor, pues saben que en algún momento Beckary podría dejar de existir.

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Capítulo 1
Michael y Alisa se conocieron aun estando en la universidad, lo que empezó como una simple amistad, poco a poco se fue transformando en un gran amor, que fue creciendo a medida del tiempo. Cuando estos se graduaron decidieron casarse y formar la familia que tantos años habían soñado. Michael consigue el trabajo de sus sueños, Gerente Financiero de una de las empresas más grandes del país, puesto que le haría ganar mucho dinero. Alisa se dedica a la fotografía, ella logra abrir su propia agencia fotográfica. Estos se encuentran en la mejor etapa de sus vidas, con una buena estabilidad económica, y cumpliendo cada uno sus sueños. Por lo que deciden, que ya la familia Thompson, necesita tener un tercer m*****o. Después de tantos intentos fallidos, Alisa logra quedar embarazada, llenando así de felicidad la vida de Michael. Desde el inicio del embarazo, Michael se imaginaba a un varón, pues nada le haría más ilusión que tener un compañero con quién ver deporte, o jugar un partido de fútbol. Pero para su sorpresa, en la quinta cita con el obstetra, le dan la agradable noticia de que sería una niña, llenos de lágrimas reciben la feliz noticia. Desde ese momento Michael promete que no hay nada que no haría por proteger a su más grande tesoro, así que el quince de abril del dos mil seis , a la una y media de la tarde, después de veinticuatro horas de duras contracciones, nace la hermosa Backery pesando tres kilos doscientos gramos y midiendo cuarenta y nueve centímetros, convirtiéndose así en la luz de los Thompson. Backery fue creciendo como una niña normal, alegre, llena de mimos y amor por sus padres, quienes se desvivían cada día por verla feliz. Un día en el dos mil quince, cuando tenía nueve años, Backery empieza a quejarse de dolores constantes en la pierna izquierda, cada vez que saltaba o corría está le dolía. Pero sus padres asociaban esto, a que Backery era una niña muy activa, siempre estaba corriendo y saltando por todos lados. Pero esto se fue agravando con el tiempo, y ya no eran solo los dolores, también empezó a sufrir de fiebre y otros síntoma, por lo que deciden llevarla al hospital. Luego de muchos exámenes y estudios médicos, los Thompson reciben la triste noticia de que Backery tiene osteosarcoma, el cual se ha adueñado de partes esenciales de la pierna izquierda, por lo que la única solución es amputar parte de la extremidad, desde la rodilla en adelante. Esta noticia es un duro golpe para la familia, entristecido así la vida de los Thompson. Estos con mucha fuerza toman la difícil decisión de hacerlo, ya que si no se realiza la operación, el cáncer en la pierna de Backery podría esparcirse por todo el cuerpo, y ocasionarle la muerte . Este acontecimiento cambia por completo la vida de los Thompson, quienes llenan aún más de amor y mimos la vida de Backery. Después de la operación, ella es sometida a varias sesiones de quimioterapia y tratamientos médicos para matar cualquiera célula cancerígena que pudiera haber quedado. Después de un tiempo la vida de Backery logra salvarse, y está entra en remisión. Pero luego de esta batalla, viene lo más difícil, y es que Backery a su corta edad, deberá aceptar su cuerpo tal cual es, ya que siendo una niña tan pequeña, de diez años, no entendía por qué le había pasado algo así. Su mejor amiga desde la infancia, la cual además era su vecina, venía a verla todas las tardes, mientras ella se recuperaba. Solían jugar juntas con las Barbies y las muñecas que Backery tenía, ya que sus padres por cada sesion o tratamiento fuerte que ella recibía, estos le daban un obsequio, haciendo que su cuarto luciera como una tienda de muñecas. Pero para Backery, esto no era suficiente, ella quería poder ir, correr, y hacer lo que los demás niños hacían. Solía sentarse frente a la ventana, y ver a través de ella, a los niños jugar con sus patinetas, y correr. Su padre al verla deprimida en su silla de ruedas, sin poder andar, ni hacer lo que a ella tanto le gustaba. Decide buscar al mejor ortopedista del país, para hacerle una prótesis para su pierna, para que Backery no tenga que depender de una silla de ruedas. Después de muchas horas de terapia, y entrenamiento, para aprender a caminar otra vez, la vida de Backery cambia radicalmente. Ella nuevamente vuelve a salir y ser la niña feliz que solía ser, antes del cáncer. Pero para lo que nadie estaba preparado, ni siquiera sus padres, era para el rechazo que tendría que sufrir. Su mejor amiga, quién había crecido junto a ella, empieza a cambiar, ya la visita con menos frecuencia. Incluso inventa excusas para ya no ir a su casa, hasta el punto de avergonzarse de estar cerca ella en público, ya que los demás niños veían de una manera distinta a Backery por tener una pierna robótica, lo que le ocasionaba burlas constantes. Esto hace que Backery se aleje de todos, haciéndose una niña solitaria, quién oculta debajo de su ropaje, la chica extrovertida que alguna vez fue. Pasan los años y Backery cambia sus muñecas por una guitarra y un cuaderno de notas, donde escribe sus propias canciones, en los estantes donde antes habían muñecas, ahora hay libros, y un sinfín de aparatos eléctricos, de última generación. Backery encontró en la música, un lugar en el que se podía sentir cómoda, y expresarse tal cual era, por medio de sus canciones, se sentía refugiada. Un día Michael recibe la noticia de que será transferido a una sucursal de la empresa en Minneapolis Minnesota, dónde empezarán una nueva vida, y un nuevo comienzo para Backery, quién les hace prometer a sus padres que nunca le dirán a nadie sobre su pierna robótica. Estos a pesar de no gustarles la idea, aceptan hacerlo, ya que siempre han tratado de que ella se acepte tal cual como es, sin importar la opinión de los demás, pero estos acceden solo por verla feliz. Estando en Minnesota, Backery es inscrita en la preparatoria, cursando el noveno grado. Hoy es su primer día de clases y Backery siente los nervios que todo chico de su edad siente, al conocer nuevas personas. Ella tiene un estilo muy particular al vestir, ya que le gusta mucho el rock, por lo que su ropa va acorde a ese estilo, pantalones oscuros, los cuales cuyas botas tapan sus zapatos, cosa que hace minuciosamente cada vez que va a salir, tratando de que cubra bien su prótesis. Con una blusa oscura, la cual lleva el símbolo de su banda favorita “The Beatles” en blanco, sobre esta coloca una camisa de cuadros negros y grises la cual deja abierta. Usa botas altas, como si el pantalón no fuera suficiente para ocultar la prótesis, esta peina su cabello hacia atrás, dejando varios flecos sueltos de color azul eléctrico, y un maquillaje un poco dramático, con rabillos negros en la comisuras de sus ojos. Después de una hora arreglándose, Backery está lista para bajar a la cocina. —¡Buenos días mamá! ¡Buenos días papá! —dice ella sentándose en una de las sillas de la mesa. —Hola hermosa ¿entusiasmada? —pregunta Michael besando su frente. —Normal, solo es una escuela —le responde ella colocando su teléfono en la mesa. —Tal vez aquí si hagas buenas amistades —le dice Alisa con una sonrisa. —Tal vez —repite con un suspiro. Pues aunque Backery había aprendido a tener una coraza en la que ocultarse, en realidad detras de todo eso, estaba anhelando tener alguien con quien hablar, como un amigo. Al terminar de cenar, Backery se va junto a su padre, quién la llevará a su nueva escuela. —Recuerda, tu eres hermosa tal cual eres, y que nadie te diga lo contrario —le dice su padre Michael como cada mañana, mientras la ve por el retrovisor. Backery siente un hormigueo en su pecho, sus manos no dejan de tocarse, mientras muerde su labio inferior, pues la ansiedad y el miedo se han empezado adueñar de ella poco a poco, a medida que se acercan a la escuela. Cuando su padre se detiene Backery ve a través del cristal de la ventana, que han llegado a la secundaria Aurora Middle School, esta es un poco más grande que su escuela anterior. Ella ve a todos los chicos que caminan hacia el interior del lugar. Por un minuto Backery se queda inmóvil en el asiento, pues no se siente segura en un lugar nuevo, por lo menos en su antigua escuela ya sabía lo que pasaría, pero en esta era algo que no podía controlar. —¡Tranquila hija! ¡no tengas miedo! ¡todo va a salir bien! —le dice su padre volteando, desde el asiento del piloto. Backery le responde con una diminuta sonrisa que se asoma por la comisura de su boca, pues en ese momento hay muchos pensamientos en su cabeza, pero lo que más le preocupa a ella, es caminar muy bien, pues un mínimo descuido podría revelar su secreto. —¡Te amo hija! —es lo último que ella escucha al bajar del auto. Se para en frente de la secundaria, y empieza a caminar, de pronto su cuerpo se empieza a sentir pesado «¡Cálmate Backery, aquí nadie te conoce, solo camina con cuidado y ve hacia tu casillero» piensa está mientras entra a la secundaria. Camina a su casillero y allí mete sus cosas. De su bolso saca el papel que le dieron para conseguir cada una de las clases qué verá ese año escolar. —Salon A-6 —pone el primer renglón del horario de clases, la cual le indica que vera matemáticas, una de sus materias favoritas. Esta empieza a caminar por los pasillos, viendo la parte superior de las puertas, buscando el número y la letra. —C-6, B-3, A-3... —No se atreve a preguntarle a ninguno de los estudiantes que están en los pasillos. De pronto suena la Campana y en cuestión de segundos Backery queda sola en medio del pasillo. Una mujer alta, de mediana edad, y con gafas se acerca a ella. —Disculpa, el timbre ya sonó, no puedes estar aquí afuera —le dice acercándose a ella. —Soy nueva —le responde señalando la hoja donde tiene apuntado el horario de clases— no sé dónde queda el salón A-6. —¿Con que tú eres la chica nueva? te estuve esperando en la entrada pero —la ve de arriba a bajo— te describieron diferente, yo soy la sub directora, ven sígueme, la clase seguro ha empezado. Ese era uno de los miedos que Backery tenía del primer día de clases, de hecho los había enumerado en una lista, en su mente. El primero es que su prótesis quede al descubierto delante de todos. El segundo, que la clase hubiese empezado sin ella. El tercero, que la hagan presentarse delante de todos los chicos del salón, y el cuarto, qué se le caiga la comida del almuerzo al suelo en el comedor. Todo esto piensa Backery mientras sigue la espalda de esta mujer, la cual está un poco torcida. Al llegar frente a la puerta, el corazón de Backery se paraliza. Ella traga un poco de saliva. —Ya puedes entrar, es aqui —le dice abriendo la puerta. —¡Gracias! —le responde ella entre los dientes. Un escalofríos recorre su piel, mientras que su estómago da un vuelco. «camina bien, camina bien, camina bien» es lo que piensa mientras entra al salón de clases. —¡Buenos días Alumnos! por favor silencio —dice la profesora que está parada frente a la pizarra. De pronto todos se callan y miran en dirección a Backery. Esta baja la mirada rápidamente. —Disculpe profesora, ella es Backery Thompson, la chica nueva de este salón —dice la directora colocando su brazo sobre el hombro de ella. Backery levanta la mirada para fijar el pupitre donde se sentará. —Bienvenida Backery, ve y escoge tu asiento —le dice la profesora. Backery siente un pequeño alivio, pues no la haran hablar en frente de todos. Esta elije el último asiento de la segunda fila. Al pasar entre los demás alumnos, empieza a escuchar a dos chicas que están sentadas cerca de ella, las cuales murmuran y se ríen. Una vez sentada, la clase empieza. Todo es muy fácil para ella, ya que las matemáticas siempre se le han dado muy bien a Backery. De vez en cuando las dos chicas que se rieron al inicio, voltean a ver a Backery, como si fuera un bicho raro. Al terminar todos salen del aula, pero ella se queda para salir de última. Backery está recogiendo sus cosas, cuando escucha el sonar de una garganta. —¡Umrr! ¡Umrr! Este chica —dice una suave voz detrás de ella. Backery voltea, y son las dos chicas que estuvieron observándola durante la clase, estás tenían la pinta de ser las niñas populares de la escuela. Por cómo lucían, tenían todas las características. Pelirroja, de ojos azules, algo exhuberante, no muy alta, de pómulos rosados, su ropa parecía hecha por diseñador, todo muy bien combinado al igual que su amiga, alta, delgada, rubia de ojos verdes. Las típicas chicas lindas que a todos les gusta. —Asi que tú eres la chica nueva —dice la chica Pelirroja , viéndola de arriba a bajo. Backery ladea su mirada, bajandola hacia el suelo —Si, mi nombre es Backery —le responde ella, con un tono de voz bajo. —Y ¿por qué vistes así? pareces salida de Transilvania —dice la chica rubia —Y el sarcófago ¿dónde lo dejaste? —ella ve a la otra chica y se ríen— sabías que los vampiros no pueden andar en la luz, podrías morir —continuan riendo. Backery termina de agarrar su mochila y camina hacia la salida. —Peri monte vayas, solo queremos ser tus amigas —cintinuan riendo. Ella sale del aula dejando a estas dos chicas en el salón. Al transcurrir los días, está se da cuenta de que al hacer deporte, debe meterse junto con las otras chicas de la clase, dentro de las duchas. Por lo que le pide a su padre que le consiga una orden médica donde indique que no puede hacer ejercicios, para así no tener que mostrarle a nadie, el pequeño detalle que ella esconde. Los días pasan, y lo que ella pensó sería un nuevo comienzo, se convirtió en un una escena cotidiana de su vida, debido a su estilo único al vestir, pantalones negros, con franelas negras, zapatos de tela tipo botines, sus uñas pintadas de n***o, su cabello azulado en la parte del frente, con un un estilo muy diferente al que las niñas en su colegio estaban acostumbradas a ver, ya que era amante del rock. Fue apodada por las demás niñas como la chica rara del salón, que no hacía ejercicios y siempre estaba sola, pero para ella eso era mejor que ser llamada “La pati-coja” “La chica pirata” o “Pata de hierro” Por lo que no le prestaba atención, puesto que ya estaba acostumbrada a estar siempre sola, lo que para ella era muy beneficioso, ya que podía escribir sus canciones sin que nadie la molestará. Un día Backery va caminando hacia su salón como de costumbre, lleva sus auriculares inalámbricos puestos, mientras va eligiendo en su teléfono de última generación, una nueva canción a escuchar en ellos, por lo que no vio a un chico que estaba delante de ella, chocando contra el. —¡Oh! Lo siento —dice Backery, llevando su cabello detrás de sus orejas, mientras baja al mismo tiempo sus auriculares hacia el cuello, al agacharse para recoger lo que se le cayó de la mochila, la cual traía abierta sin darse cuenta. —No discúlpame tu a mi, soy nuevo y ando un poco despistado —dice el chico, ayudando a recoger las cosas de Backery, las cuales también se mezclaron con las que este traía en sus manos. Backery levanta su mirada y ve que este chico trae una franela de su grupo favorito de rock “The Beatles”. Pero esta se apresura a tomar todas sus cosas, y meterlas en su bolso. Una vez terminado está se levanta. —Es un placer, yo soy Brad —dice este chico con su mano extendida, y una sonrisa de oreja a oreja que dejaba ver sus dientes. Pero Backery solo lo ve y se da la vuelta, yéndose del lugar sin decir ni una palabra. Brad solo se queda allí parado «que chica más extraña» piensa, tomando una vez más un papel en sus manos que le indica el salón y las clases que tendría ese día. Backery entra rápidamente al salón de dónde verá la primera clase del día, está camina hasta el último pupitre de la parte trasera, para sentarse, guarda sus audífonos en su bolso, y mientras espera que comience la clase, busca su cuaderno de música, para escribir mientras tanto. Pero un susto se adueña de ella, al no encontrarlo, está vacía su morral sobre el pupitre, pero no hay nada, lo que la hace entrar en desesperación, pero se tranquiliza pensando en que lo ha dejado en casa, debajo de la almohada, la noche anterior, por lo que no piensa más en ello durante el día. De orinto entra la Subdirectora acompañada del chico con quién se había tropezado. —Hola chicos, conozcan a un nuevo compañero, su nombre es Brad, y estará con ustedes a partir de hoy. —Hola Brad —dice la chica Pelirroja Addison con un lápiz entre sus dientes. Pues Brad era un chico agradable a la vista. De tez Blanca, cabello castaño, peinado de medio lado, dónde sus flequillos quedaban en su frente. Ojos azules, Alto, de contextura moderada, sus labios rojizos. Todo lo que un chico necesitaba para agradarle a cualquier chica. Backery al verlo se encoge de hombros y abre un cuaderno, metiendo su cabeza en el, pues no queiere que esté la reconozca. Al llegar a casa, Backery sube corriendo a su habitación, la cual está repleta de posters de grupos musicales en las paredes, comprados para su deleite, desde televisor, consolas de juegos, Guitarra y Computadora de última generación. Todo lo que una chica solitaria necesita para pasar el rato.

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