Federico. Al otro día voy a las tierras de los Rebian, me faltó poco para dejar atado a Lautaro intentando de que no me siga pero lamentablemente viene conmigo por insistencia, y no es que lo crea menos o incapaz, lo creo muy capas y sé es capas de agarrarse a golpes con todos los Rebian y no vamos a poder pararlo. Voy con varios hombres de la unidad por las dudas ya que no son de fiar, los conocemos por cobardes y los cobardes no van de frente nunca y debemos resguardarnos las espaldas, en el camino me cruzo la camioneta de mi papá con Guille y Daniel dentro, negando sigo la marcha. —¿Pero qué es esto?. —viene el viejo Rebian saliendo de su casa—. Es invasión a la propiedad. —No lo es... Soy el comisario del pueblo, puedo y debo venir. —¿Con qué motivo?. —saco la denuncia aplicada