CAPÍTULO 11 Su voz sale de su garganta más ronca y rasposa de lo normal. Sus ojos oscuros brillan en un destello que los hace lucir más claros, algo dorados. Mi boca debe tocar el suelo porque mi reacción es claramente de asombro, estoy a punto de caer cuando me doy cuenta de lo que ha dicho. ¿Suya? ¿De qué está hablando? Definitivamente Alen Leblanc está loco. Estoy a punto de lanzar miles de improperios al respecto hasta que escucho la puerta del salón abrirse. El regordete sudoroso de Harris entra por ella con los ojos tan abiertos que parecen querer salirse de sus cuencas. —¡¿Me pueden decir que está pasando aquí?! ... Una hora. El director nos ha dado una charla s****l durante una hora en la cual lo único que he escuchado es "Protección, protección y más protección". Por mi me