Al siguiente día comenzaba mi trabajo, al llegar a la empresa me dirigí al encargado de seguridad, al verlo me sorprendí ya que era un viejo amigo
- Querida Lucia, que alegría saber que ahora haces parte de mi equipo – me dijo al verme y luego siguió por abrazarme
- Alex ¿como estas? Que bueno verte, no sabia que eras tu el encargado – le dije respondiendo su abrazo
- Si, para mi fue una sorpresa ver tu nombre, aunque la verdad, eres de lo mejor, ven por aquí que te voy a contar que te toca por esta semana.
- Perfecto
Alex fue uno de mis profesores de tiro en varios de los cursos en los que hice, y también en los primeros de defensa personal.
El primer día y por lo visto los siguientes, estaba solamente en recepción sentada frente a un ordenador fingiendo que trabajaba en el y realmente el único contacto que tenia al ver al señor Esposito era cuando llegaba, salía a almorzar, regresaba y volvía a irse al atardecer. Aunque a decir verdad ni siquiera cruzamos una palabra, y así se pasó la primer semana de trabajo en su mayor tranquilidad, no hice mas que estar sentada y leer informaciones que me mandaban.
Daniel
Vengo de días complicados, uno peor que el otro. Luego del intento de secuestro los días no han sido lo mismo, he estado abrumado por tener que tener todo el tiempo a alguno de los guardias conmigo. No había momento en el que estuviera solo.
Por momentos sentía volver a la adolescencia, querer romper con los límites y lo políticamente correcto, pero al hacerlo solamente me perjudico a mí mismo ya que soy la cara visible de E&L Inversiones. Luego de unos cuantos años mi padre decidió dar un paso al costado y dejarme en su lugar. Aunque me guste mucho esto, el estar en peligro desde que intentaron secuestrarme no es para nada bueno. Me he pasado las últimas noches bebiendo en la casa de algún amigo, bares, con mujeres distintas, para ver si de esa forma puedo dejar de pensar un poco, aunque siempre tengo a algún grandote a mi lado para recordarme la realidad.
Escucho como golpean la puerta de mi despacho y detrás de ella aparece mi jefe de seguridad, Alex.
- ¿Cómo estás? – me dice el
- Bien, todo bastante bien, ¿en qué puedo ayudarte?
- No en realidad quería consultarte sobre unos cambios
- Perfecto, dime, tengo una conferencia en media hora mientras tanto dime – digo luego de fijarme la hora
- No sé si has visto a Lucia Monfort, nueva en el equipo de seguridad, está en recepción de primer piso
- No la verdad no la he notado, pero ¿una mujer?
- Si, y no sabes el potencial que tiene. Como Genaro deja de trabajar contigo me gustaría tenerla más cerca, te envié su currículo para que lo revises. Hasta hace muy poco trabajo en la policía nacional. Tiene un excelente historial, ni que hablar que cuando se trata de defensa personal, ha sido de mis mejores alumnas.
- En fin, redondea
- La cuestión es que si te parece podemos tenerla unas semanas aquí en tu piso, luego le puedes dar el visto bueno para que te acompañe, o simplemente la dejamos como esta.
- No creo que sea todo eso que has dicho, pero qué más da, cámbiala.
Luego de esa conversación leí el currículo de la señorita Monfort, y de verdad era muy bueno, incluso hizo los primeros años en la carrera de derecho la cual nunca término por lo visto para dedicarse a la policía.
Lucia
En las siguientes semanas Alex me ordeno a que estuviera en el piso de presidencia, por lo tanto donde está el guapo y antipático de mi protegido, que jamás ni siquiera me saludo y por lo visto es así con la gran mayoría de sus empleados, excepto por algunos guardaespaldas y uno que otro de su piso, entre ellos Alex.
Me encontraba leyendo lo último que me había enviado uno de mis superiores en mi ordenador cuando sentí unos ojos sobre mí. Busque a mí alrededor, nada.
Seguí con lo mío pero seguía con esa sensación, levante la mirada y lo vi ahí, observándome. Por unos pocos segundos nuestros ojos se cruzaron pero el camino rápido a su despacho. Que situación rara.
A lo lejos veo como se acerca Alex en mi dirección
- Hola Lu, quería saber que piensas hacer esta noche, tengo libre y nos vamos a juntar con unos compañeros en el bar de siempre, hace tanto no te veo por ahí - tenía razón, la última vez que fui aun trabajaba en investigaciones
- Bueno Alex, creo que no hay ningún problema, nos vemos ahí –
- Perfecto, aprovecha esta ultima semana que la que viene tienes que realizar una suplencia en el horario de la noche – JA sabia que esto no venia solo
- Ah que buena noticia – le dije con sarcasmo
- Bueno dale, es una gran oportunidad, acá por mas currículo ninguno sube de primera, hay que escalar – rodee los ojos en modo de burla
- Bueno que suerte que tengo el curso de escalada al día – reímos juntos y luego se fue a la oficina de nuestro jefe, ¿le puedo decir así? ¿Es mi jefe? Bueno que importa
Transcurrió la mañana mientras yo seguía actuando como una simple secretaria mientras desde mi lugar observaba todo a mí alrededor poniéndome al corriente de cada movimiento que allí ocurría, al fin ese era mi trabajo.
Cuando de repente un señor con una cicatriz muy peculiar en su rostro se me acerca, al verlo mejor un escalofrió me recorrió de pies a cabeza, era el, estaba segura, Joselo García, uno de los hombres mas nombrados mientras trabajaba en investigación. Esta medito en millones de líos, incluso llegamos a detenerlo más de una vez, pero este hombre contaba con tanto poder y dinero que siempre se salía con la suya. Observo como todos mis compañeros de seguridad se ponen tensos al verlo, pero si el había entrado por algo era, cuando al fin esta en frente a mi me habla
- Hola dulzura, avísale a tu jefe que aquí esta su amo – lo dijo con una sonrisa burlona mientras yo rodaba los ojos intentando fingir simpatía
- Si claro, ya le aviso, ¿tenia hora en agenda? Me podría decir su nombre así lo informo
- No necesito hora preciosa, solo dile lo que te dije y ya está – Asentí dirigiéndome a quien si es la secretaria del señor Esposito pero ella no se encontraba en su puesto -incompetente- a lo que me dirige directamente a la puerta que horas antes había pasado el musculoso jefe y golpeo
- Adelante – bueno al menos ahora se que no es mudo
- Permiso señor, soy la señorita Monfort hago parte de su segur… - me interrumpe
- Al punto, ya se quien eres – dice mientras posa su vista en su ordenador, que asco este tipo, todo lo hermoso que es, lo tiene de antipático
- Bien, perdón por entrar, su secretaria no estaba en su puesto – dije un tanto molesta -
- Si, tiene derecho de su media hora de descanso señorita, ¿a qué vino? – dijo ahora observándome.
- Hay un señor ahí afuera que pide para ingresar, no tiene hora agendada y dice que no la necesita, dice ser su amo pero se bien quien es y…
En ese momento abre la puerta Joselo ingresando sin previo aviso, el señor Esposito se puso tenso al verlo ingresar y en sus ojos se veía ira, mientras Joselo lo miraba de una manera burlona
- Hola querido pensé que no me ibas a dejar pasar nunca, tienes que enseñar mejor a tus secretarias
- Puede retirarse señorita – me indico el señor Esposito, aunque en su expresión notaba lo contrario, así que accedí a salir mientras tanto espere en la puerta de la oficina mientras le texteaba a Alex para avisarle de la presencia de Joselo, pero claro que este ya estaba al tanto…