Llegamos a mi casa y al ingresar fui corriendo a levantar un par de ropas que estaban esparcidas por el piso. - Perdón – le dije algo apenada – No he tenido mucho tiempo de limpiar - No hay problema, si no tuviera a varias personas en mi casa que van juntando mi mugre seguramente seria igual – dijo él y ambos reímos – tu casa es muy acogedora – dijo acercándose a mi - Gracias – dije también acercándome a él para buscar sus labios. - Ya extrañaba estos labios – dijo muy cerca de mi boca. Nos acercamos aún más y terminamos con todo espacio que había entre nuestros labios. Comenzamos a besarnos lentamente, su lengua jugueteando con la mía e íbamos subiendo de intensidad poco a poco. Saboreando uno los labios del otro. Nos separamos de golpe al escuchar que