Pré-visualização gratuita CAPÍTULO 1
Cuando despertó estaba semi desnuda y con el brazo de un hombre sobre su torso, se giró para ver quién era y no pudo reconocerlo, era lindo, pero no recordaba quien era, supuso que lo había conocido durante su salida de chicas de sábado por la noche y que de alguna forma había terminado con él en su departamento. Se incorporó para levantarse y sintió una fuerte punzada en la cabeza y la boca seca. Tomó el brazo del chico que dormía profundamente a su lado y lo retiró con cuidado para no despertarlo, no quería pasar por el oso de no reconocerlo, que él quisiera pedirle su número de teléfono o cualquier otra cosa como esa, no, ¡Que va! Salió de la cama caminando de puntillas y se detuvo a mitad de la habitación para admirar el bien torneado cuerpo del desconocido, brazos fuertes, largas y musculosas piernas y unas pompis geniales. Suspiró, no lo volvería a ver, así que buscó el móvil con la vista mirando hacia todos lados, lo halló bajo la pila de ropa desordenada y tirada en el suelo, se vistió con rapidez y se paró cerca de la cama para tomar una buena foto del joven durmiendo, luego se acercó a su rostro y tomo una selfie asegurándose de que la cara del desconocido se viera nítida y junto a la suya.
—Ya está — dijo para sus adentros, — Tania va a morirse de la envidia cuando vea los atributos de este espécimen — relamiéndose los labios.
Tomó sus cosas y salió sin hacer el más mínimo ruido. Tenía práctica en hacer esto, irse a hurtadillas, como también tenía práctica en salir de farras todo el fin de semana de todos los fines de semana. No era lo que podría decirse una niña buena, no, más bien era una diablilla vestida de seda. Se detuvo delante del espejo de cuerpo entero en la pared antes de salir y se admiró de arriba abajo, una chica alta y delgada con el cabello dorado y los ojos azules, con el porte de una diosa la miró desde el reflejo.
— ¡Divina! —se dijo a si misma —simplemente divina.
Abrió la puerta y salió. Tomó el ascensor para llegar abajo quería llamar un Uber para que la buscara, no iba a pararse afuera a intentar detener un taxi, cualquiera que la viera en la calle la reconocería de inmediato así que solo se asomó sigilosamente a la salida para tener una idea de dónde estaba pero no reconoció el lugar.
— ¡Carajo! Y ¿Ahora qué hago?... Ah, ya se.
Revisó en su móvil en una app la dirección de donde se encontraba y luego hizo la solicitud de su transporte. Esperó unos cinco minutos y salió a abordar el vehículo cuando dos fotógrafos la tomaron por sorpresa cayéndole encima con sus cámaras y grabadores.
— ¡Señorita Walton, Señorita Walton! ¿Con quién pasó la noche?
—Señorita Walton, ¿Está usted saliendo formalmente con alguien?
— Señorita Walton denos su nombre, por favor ¿Quién es?, ¿Lo verá de nuevo?
Alisha levantó su cartera tratando de ocultar su rostro mientras se subía al vehículo y en el momento de sentarse una de los paparazzi le golpeó en brazo en su afán por obtener la mejor foto de ella que pudiera lanzándole es móvil al suelo, la chica cerró la puerta del carro sin darse y cuenta y gritó al conductor para que se moviera.
— ¡Vamos! ¡Arranque!
El fotógrafo vio el teléfono en el piso y se agachó a levantarlo antes de que reportero de la otra cadena lo viera, lo guardó en su bolcillo y salió corriendo a hacer lo que mejor hacía, vender historias candentes de personalidades de la farándula.
Cuando Alisha Walton llegó a su casa la selfie que se había tomado con el chico desnudo ya estaba en todos los noticieros y en las r************* , su padre la esperaba con el control remoto del televisor en la mano y los brazos cruzados.
— ¡Bonita hora de llegar! —dijo mirando su reloj de pulso —¿Crees que esta casa es un hotel?
—Da igual si es o no un hotel papá… pasamos la mayor parte del año en hoteles…
— ¡No me contestes de esa forma jovencita!
—Papá, ¿Cuándo comprenderás que ya soy una adulta, que tengo una carrera que trabajo toda la semana y que me quiero divertir cuando estoy libre?
— ¿Y cuándo comprenderás tú que eres mi hija, que vives en mi casa y que mientras estés aquí debes ajustarte a mis normas?
— ¡Pero he querido irme desde que tenía diecinueve años y no me dejas!
—Porque una hija mía no va a salir de mi casa así no más, ¡Lo harás cuando te cases!
—Papá… ¿En serio? Otra vez con eso?, mira ya estamos en el siglo 21, ya la gente no está pendiente de eso, y yo no pienso casarme en muuuucho tiempo. No voy a engordarme para perder mi escultural figura y arruinar mi carrera, y ya te he dicho que mi trabajo requiere que me mude… ¡Pero no me dejas!
—Si viviendo bajo mi techo haces las cosas que haces, no quiero ni imaginarme lo que harías si te fueras a vivir sola, no señor, ahora explícame esto —girándose y encendiendo la gigantesca pantalla del televisor, en el que se transmitían cortes de ella subiendo al vehículo, se veía perfectamente donde había perdido el teléfono, y luego las fotos que tomó antes de salir del departamento.
La chica se llevó las manos a la cabeza.
— ¿Cómo diablos…? ¡Mi teléfono! ¡Perdí mi teléfono!
—De verdad no te entiendo, ¿Cómo dejas evidencias de tus locuras? ¿Qué te pasa? ¿Qué pensabas hacer con esas fotos?
—Iba a enviárselas a Tania…
— ¿Tania? ¿La anoréxica? ¿Cómo para qué?
—Para nada en especial papá… me duela la cabeza, ahora no quiero hablar de eso — caminando hacia la escalera de la segunda planta.
— ¡Alisha Walton no me dejarás hablando solo!
La madre de la rubia se había acercado desde la parte trasera de la casa al escuchar el bullicio.
—Robert, déjala ya en paz, viene cansada y acaban de hacer de ella la comidilla de la semana, por favor, hablaremos con ella mas tarde…
— ¡Tú siempre solapándole todo Clarissa! Esa niña es así por culpa tuya, ¿Cuándo verás que está totalmente descarriada?
Arriba en la habitación, Alisha revisó las r************* desde su Tablet y leyó los comentarios que hacían sus detractores sobre los últimos chismes calientes sobre ella, habían cosas como:
— ¡Que perra!
—Solo quiere llamar la atención.
—Son cosas de niña rica.
—No tienen nada más que hacer que publicitarse a sí misma.
—Oye mamita, aquí te espero yo también quiero una foto contigo.
Y estos eran los más pasables, no pudo evitar sentirse fatal, como una perdedora, se metió en la ducha y dejó que agua corriera por su rostro y luego su espalda, tibia y deliciosa, sacándole el sudor y el olor a hierba y trago que traía encima desde la noche anterior.
Son todos unos envidiosos, eso es lo que son, todos quieren tener la vida que yo tengo, quieren hacerse famosos a costa de mi fama, y tener dinero a costa del mío… ¡Ah pero si es chisme lo que quieren los malditos pues chisme van a tener!
Alisha tomó el frasco del champó y se jabonó el largo y abundante cabello dorado, el olor a cigarrillo estaba impregnado en él y luego masajeó su cuello y cervical para aliviar un poco la tensión, cuando salió en su bata de baño hizo el pedido en línea de otro equipo móvil, mejor y más actualizado que el que acababa de perder, y avisó a la compañía que se lo habían robado para que tomaran los respectivos protocolos de seguridad, debió cambiar las contraseñas a todas sus cuentas y cerrar las sesiones abiertas en el equipo anterior, aunque estaba segura de que el desgraciado ya se había hecho con lo suficiente como para hacerle la vida de cuadritos, pero alguien como Alisha Walton no se quebraba con facilidad, no, era digan hija de su padre, al menos en ese aspecto.
Así que armó toda una tramoya mediática que contrarrestaba la información que ya estaba circulando y se hizo ver como una víctima de robo y por supuesto de ser difamada con montajes fotográficos. Se maquillo divinamente y se arregló el cabello y comenzó su contra ataque con videos en todas partes y entrevistas on line para parar la ola de rumores y cuentos en torno a ella, aseguró por supuesto, que nunca en la vida había visto a ese joven y que ni siquiera sabía cómo se llamaba, por fortuna, el chico no declaró ante las cámaras, cosa que al principio le pareció extraña, cualquiera se habría llenado la bocota diciendo que había pasado la noche con la afamada modelo y actriz, pero él no lo hizo, mucho después se enteraría de que su madre le había pagado para que no lo hiciera, bueno casi siempre su madre fungía como su ángel de la guarda, cuidándole las espaldas a cada paso que daba y sacándola de los embrollos en donde se metía, como cuando era pequeña y se peleaba con las compañeritas de clase porque Alisha le había cortado el cabello a otra niña, o la vez que en plena iglesia le llenó de barro el vestido de primera comunión a Betty Witt por haberle dicho flacuchenta, o aquella ocasión en que le dijo al Director que una de las maestras estaba fumando en el baño de las niñas y la hizo perder su trabajo solamente porque la amenazó con decirle a su padre que le robaba la merienda a los compañeros.
Alisha era una reconocida joyita desde muy chica, una niña mimada de mamá que gozó de su protección desde siempre por ser la más pequeña, sin embargo el que nunca toleró sus estupideces era su padre, el recto Robert Walton, dedicado a engordar la fortuna familiar y a cuidar del buen nombre de su hija aunque a ella el buen nombre le importara un reverendo pepino, lo que si le importaba a la rubia era la fortuna, de la cual hacía uso cada vez que podía gracias a las tarjetas que le facilitaba su madre, y a su propio dinero que ganaba con las pasarelas en Paris, las innumerables sesiones de fotos para revistas y los videos para músicos famosos.
La chica decidió ahora si darse un descanso después de tres días seguidos de guerra contra las noticias iniciales, no había logrado tumbar la teoría de que si era ella, pero al menos los medios ya no lo afirmaban vehementemente como lo hicieron al principio, de hecho se aseguró que el próximo que sacara la nota sin usar la expresión “se presume” sería objeto de una demanda.