bc

Filantropía (Libro II)

book_age18+
60
FOLLOW
1K
READ
time-travel
kickass heroine
drama
bxg
humorous
vampire
high-tech world
multiple personality
spiritual
colleagues to lovers
like
intro-logo
Blurb

Danna Caicedo se ha enfrentado a muchas cosas; guerras, peleas, sexo descontrolado, problemas familiares... pero esta es una nueva faceta, nunca había experimentado el dolor en su máximo esplendor, la muerte de Vicente hizo que ella se preguntara ¿Qué carajos pasa conmigo? Sumergida en el dolor y en el fracaso de que ya no trabajará para el FBI, hará que por error, descubra quien es el culpable de todo este caos desatado. Unos viajes en el tiempo, más sexo descontrolado y una borrachera definirá su vida para siempre.

Esto es filantropía.

chap-preview
Free preview
Un intruso ha llegado
Semanas después, Oficinas del FBI, Nueva York. Estaba sentada a la par de Scarlette, Jhosep y Annel. James estaba al lado de Skinner y todos debíamos escuchar las quejas de Skinner, por mi puta culpa. Esto es una reverenda mierda. Mi mirada estaba fija en Skinner mientras él hablaba. Sin embargo, mi mente estaba en otro lado, divagando pensamientos, luchando para no caer en el hoyo depresivo que estaba. Sinceramente, ni eso me importa ya. —Irrespeto a la autoridad, masacre de personas importantes de los que tenemos que dar cuenta— Dijo Skinner furioso—matar al mafioso que claramente debíamos de encarcelar y sacarle todas las informaciones —dijo Skinner mirándome mal —¿Estás consciente de todo el mal que has hecho Agente Caicedo? —La misión está completa, cosas como esas no afectan a la misión —dije mirándolo mal —¿No que había que sacar a Andrey del juego? Ya lo está y bien muerto. —Danna ¿te has vuelto loca? Yo sé que Vicente era parte importante en nuestro equipo y se murió, pero no por eso ibas a perder la cabeza aquel día. Quedas suspendida temporalmente hasta que reflexiones en todas estas estupideces —dijo con rabia. —¿ESTUPIDECES? —Dije alterada —Yo te quiero ver a ti cuando te asesinen brutalmente lo que más ames, quiero ver cómo actúas, quiero ver qué rayos va a pasar por tu mente si no es la sed insaciable de sangre y venganza para querer por lo menos, vengan aquello —Me levanté, mirándolo con odio —No lo entenderías. —No puedes mezclar sentimentalismo con trabajo —Dijo mirándome mal —Debería de apresarte por lo que has hecho. —Nunca vas a entender mi sufrimiento, idiota —Expulsé con odio —Atrévase si quiere a apresarme, le saldrá muy caro —Lo amenacé Salí de la oficina hecha una furia, era claramente notable que no iba a volver por un buen tiempo a trabajar, estaba mal emocionalmente. —Tienes que controlarte Danna. Reconoce que hiciste eso mal. Nos dio un montón de problemas que soluciones el que matarás a Andrey —dijo James, siguiéndome el paso. —Ya no me importa —dije con odio —Ya estoy muerta y él también está muerto. —dije y le entregué mi placa —Busca a otra agente, ya yo no sirvo para esto. Gracias por estos años, pero ahora no estoy bien para participar en este circo de quinta. Oficialmente, había dejado el FBI. Había salvado a mi país pero… ¿A qué costo? Ahora estoy... no sé cómo estoy. ¿Qué va a pasar ahora? No lo sé, ni creo que me interese mi futuro de ahora en adelante. —Danna por favor —Dijo James suplicante —Eres de las mejores, solo estas pasando un mal momento. ¡Todos estamos mal por la muerte de Vicente! No te encierres en ese dolor —Dijo agarrando mi mano. Ignoré ese comentario por un momento, no creo que James tampoco entienda lo que pasa. Antes de salir de las oficinas del FBI pensé en ver a Ashley por última vez. Solo pasa despedirme de ella. —¿Podrías hacerme un último favor? —Dije mirándolo triste. —Si dime —Dijo interesado. —La chica que apresaron, la hija del mafioso… ¿está aquí? Necesito verla, solo serán 5 minutos. James pensó por un momento, luego tomo su celular e hizo una pequeña llamada. Espero que ella aun este aquí. Será una corta despedida para una bonita relación, ya no siento nada por ella. James me miró con cariño y me sonrió. —Está en la sala de investigaciones, me permitieron entrar. Solo tienes tres minutos —Dijo y me agarro de la mano. Ambos caminamos rumbo allá, con cada paso que daba, cada vez mi corazón más dolía. Aunque estos sucesos me hayan hecho ya no amarla, me dolerá verla ya que la llegue a amar en cierto momento. Que triste historia para un amor. Todo se acabó. Llegué a la sala de investigaciones y ella estaba ahí. Esposada en una silla y con la mirada perdida. Su pelo estaba desordenado y claramente estaba llorando porque tiene los ojos y la nariz roja. Me duele verla así. No me veía por el vidrio de visión unilateral, la habitación estaba vacía, por lo tanto, tomé el micrófono que se utiliza para hablar. —Hola —Dije y ella inmediatamente trato de buscar mi voz. —Así que viniste —Dijo con odio —¿Por qué no enseñas tu asquerosa cara? Digo, si ahora no te volviste cobarde. —Por favor, no empecemos con insultos —Dije irónica. Abrí la puerta que nos separaba y ahí me vio. Sus ojos me proyectaban el rencor y el odio que tenía hacia mí. Ella iba a hablar pero la interrumpí. —Ódiame, insúltame, dime todo lo que quieras, pero tu padre era un desgraciado y merecía la muerte —Dije con repudio —¿Sabes a cuantas niñas robó de sus familias para venderlas a personas asquerosas en un burdel? Bueno, ya de seguro lo sabes, aquí te dirán todo eso y más. —Ya se la verdad acerca de mi padre, él era una mala persona ¡pero no debiste de matarlo! —gritó con dolor. —Alma por alma, él no debió de matar a Vicente —Dije dolida —Ahora entiendes mi dolor. —¿No que yo era el amor de tu vida? —Dijo irónica —Ahora resultas que amaste a alguien más ¿Estando conmigo? Pero que hija de tu maldita madre eres. Maldita seas, Danna —Dijo con odio. —No lo entenderías —Dije respondiéndole, con tristeza —Tienes el derecho de odiarme, pero tuvimos tantos momentos felices, que olvidaré lo triste que ha sido separarme de ti y eché a perder todo esto. Así que pues, en nombre de nuestro viejo amor, trata de perdonarme. Yo ya te perdoné. Ella estaba pensativa, luego me miró con dolor. —Gracias por destruir mi vida Danna —Dijo dolida. —De nada, la mía también esta destruida —Dije y me fui lentamente. Este encuentro con ella me ha dejado más vacía y ahora, ya no sé qué pensar. Salgo lentamente de las oficinas y miro el sol de la mañana con pocas esperanzas. Me siento agotada y no creo tener fuerzas suficientes para ir a santo domingo otra vez. Camino por la gran manzana, mirando hacia el suelo, cuestionándome el porqué de estos sucesos, el porqué de las cosas. ¿Por qué todo tenía que ser así? Esto no tiene nada de sentido. Siento unos pasos tras de mí y no evito pensar que será uno de los chicos que me siguen. Entro a un callejón medio oscuro y me detengo. —¿Qué quieres? —Dije cansada. —Solo quisiera hablar por favor —Dijo Annel, me voltee para verlo mejor y ahí estaba. Con su chamarra negra y pantalones ajustados. Su cabello ahora de color verde oscuro brillaba en todo su esplendor. —¿Qué quieres hablar? —Dije escuchándolo. Él respiro profundamente. Parece que lo que me dirá es algo serio. Pretenderé escuchar que es algo serio. —Bueno. Tú y yo somos como hermanos, ya sabes, porque somos vampiros. Y nos conocemos de hace siglos. Y como hermanos hay a veces que apoyar, hay veces que tenemos que ser comprensivos y… —Estaba hablando pero lo interrumpí. —Mira si vienes con el mismo parloteo de que hay que superar, salir adelante y mirar al futuro, siéndote sincera, esas mamadas ya me cansan —Dije con rabia. Tengo semanas escuchando lo mismo y estoy harta ¡No me siento bien! ¿¡Que no ves que estoy mal!? Aunque tenia ganas de decir eso, lo que hice fue solo callar, estar atenta a lo que decía. —Ya, tu me tienes harto a mi —Dijo furioso —Mira Danna, trato de ser paciente contigo, pero voy a reunir el valor que Jhosep no tiene para decirte esto. ¡Que estes así no tiene ningún maldito sentido! Si, es nuestro maestro, vivimos la mayoría de nuestras vidas con él, sufrimos con su muerte, deberíamos de recordarlo como un héroe. Pero tu… ¿De donde carajos se sacaron ese romance? ¿Del orto? —Dijo irónico —Maldición ya tienes que caer en la realidad. Estoy callada, de repente, mirando a Annel fijamente sin ninguna pizca de emoción, sin poder reaccionar. Mi mente me pedía razones lógicas para creer la estupidez que Annel estaba diciendo pero, estaba cayendo en la conclusión de que tal vez ¿Él este diciendo la verdad? No creo, que Annel no tenga ninguna maldita consideración por mi dolor me hace enfurecer. —Annel ¿no crees que estas siendo muy duro con Danna? —Dijo Jhosep llegando a nosotros. —¿Duro? ¡Le estoy diciendo sus malditas verdades! ¿Qué no ves que todo este drama es innecesario? —Dijo Annel gritándole a Jhosep —Ya estoy cansado de joder. Por más que quería responderle, no podía hacer nada, solo estaba inmóvil, mirándolo, sintiéndome desarmada. Estaba cayendo tan bajo, que no sabia que pensar, no sabía que decir. Solo sabía hacer estupideces. Mis lagrimas descendían lentamente sobre mi cara y solo estaba ahí, llorando sin razón alguna. —Esta no es la Danna que conocí. Aquella chica valiente, decidida y sobre todo, con gran sentido de luchar en el año 1844 no es la misma que esta aquí, te comportas como una zorra, una puta y solo haces vanas ideas, impensables y sin manejar, te volviste alguien inservible ¿Por qué no me respondes, eh? —Dijo casi gritándome a la cara. ¡Basta Annel! ¡Tus palabras me están cortando! Pero aún estoy inmóvil ante él, no sé qué me pasa. Todos estábamos inmóviles. —¿Sabes porque no me respondes? Porque te estoy diciendo la maldita y pura verdad —Dijo fijamente mirándome. Ya no aguanto más, no aguanto el insensible parloteo de Annel. —¡MALDICIÓN! —Exclame furiosa, tomándolo del cuello y ahorcándolo, cegada por el dolor —cállate de una maldita vez, deja de hablar estupideces ¡Tu no entiendes nada animal! Lo arrojé hacia un cesto de basura y él solo me miró riéndose. ¿Qué le causaba tanta risa a este idiota? —Solo mírate, ya has perdido la esencia de lo que eres —Dijo levantándose. —Cállate ¡Cállate! —Grité llorando —¡Esto no es un debate sobre quien soy! ¡ya no me importa quién soy! Me tapé los oídos y gracias a mi super velocidad, empecé a correr sin rumbo alguno. Correr a la par de la brisa. Era un riesgo si alguien me veía, pero no me importaba nada ahora. Corrí todo lo que pude, adentrándome a lo mas profundo de los bosques de estados unidos, en este momento, no sabia en donde estaba, pero sé que en New York no me localizaba. Herida y con fuertes dolores de cabeza, miré el sol fuerte del medio día. Me senté debajo de un árbol, dejando que la brisa suave de este bosque me haga tranquilizarme un rato, sin éxito. Pronto la brisa suave se transformó en una lluvia cálida, tierna y con cielos oscuros. Vaya, el clima se ha alineado con mis emociones. Caminé sin rumbo bajo la lluvia, mientras salía de aquel bosque, llegando hacia la carretera, todos los carros pasaban rápidamente tratando de escapar de la lluvia. Decidí pasar la carretera sin mirar a los lados, a ver qué pasaba. Uno de esos conductores que iban rápido escapando de la lluvia me atropello. Rodee muy lejos, desubicándome de donde estaba. Soy inmortal, conmigo no va solamente matarse de un atropellamiento. —¡Ah! —Exclamé cuando me levanté, mirando la carretera a lo lejos, mirando que no tengo rumbo fijo. Seguí caminando al desdén y mientras miraba todo alrededor, no podía evitar pensar en todo esto. Mis pensamientos son un completo caos y la oscuridad se está apoderando lentamente de mí. Llegué a una playa, una playa solitaria y lluviosa. Está brindaba unas olas que crecían con furor cada vez más. La lluvia seguía mas recia conforme caminaba, hasta que me senté en la arena, cerrando los ojos, deseando que una ola me trague para no despertar. Trataba de escuchar al océano y lentamente abrí mis ojos, cuando vi un rostro en la arena, uno familiar y bien conocido por mí. ¿Eres tú Vicente? —Exclamé Me levanté a recogerlo pero se desvaneció de mis manos. Estaba ya poco a poco dentro del mar. ¿Algún día saldré corriendo del mundo? Nadie lo sabe, pues ni yo lo sé. En medio de la locura y la cordura empecé a ver a Vicente. En todos los lados, mientras me volvía loca, siguiendo el rastro del mar, que era su voz. Sentí su presencia, cerca de mí. Sentí sus manos tocar mis hombros, lo vi ahí frente mío. —¿Quieres bailar? —Me propuso. Empecé a bailar con él y yo bailaba bajo la lluvia. En este momento me sentía viva y no podía quejarme. Me sentía en un sueño. Sueño que se desvaneció. Sueño que deseaba repetir. Porque he aquí he abierto los ojos y no existe playa, no existe arena, no existe Vicente. Solo estoy yo acostada en una habitación gris. ¿Qué demonios paso? // Pensando en todo esto, miré hacia la puerta. Scarlette venia con una taza de chocolate y me miraba con una sonrisa. —Que bueno que despertaste —dijo animada. —Hola —Respondí sin ánimos —¿Cómo llegué aquí? —Jhosep llego a tiempo a Oregón y siguiendo tu rastro, te encontró dentro del mar. Oh, no me acuerdo. Que extraño, no me esperaba esto. —¿Ya despertó? Vaya, ahora si te pareces a la bella durmiente —Dijo Annel entrando a la habitación. —¿Acaso dormí mucho? —Dije irónica, tomando mi vasito de chocolate. —Dormiste tres días —Dijo Scarlette. Okay, eso fue mucho. ¿Y dónde estoy? No reconozco bien el lugar. Aunque a decir verdad, ni me siento en capacidad de recordar muchas cosas. Miro a Scarlette y Annel confundida. Me siento fuera de mí. —Bueno, creo que han sido unos días muy estresantes ¿Qué les parece si vamos a Miami Beach? Sus playas son una gran preciosidad —Dijo Jhosep entrando con un vaso de sangre, pasándomelo. —¡Que buena idea! —Dijo Scarlette —No te vamos a dejar aquí Danna, así que no acepto un no por respuesta —Dijo animada. —¿Danna ya despertó? —Dijo entrando otra chica, rebeca, mi querida neófita. Le estaba agarrando cierto cariño. Ella me vio y se emocionó. —Que bueno que despertaste Danna, te extrañé mucho —Dijo emocionada —Pensé que ibas a morir. —Recuerda que somos inmortales ahora —Dije con la voz débil —¿Dónde estoy ahora? —Pregunté con seriedad. —Estamos en nuestro departamento —Dijo Annel —Si vez diferente este cuarto es que cuando estabas dormida gritaste varias veces que te molestaba la luz así que pusimos opaco todo. Vaya, que considerados. Después de hablar por varios minutos, cada quien se fue a hacer sus cosas, mientras rebeca se quedaba conmigo. Ella me estaba peinando el cabello. En ese pequeño silencio, estuve reflexionando sobre lo que decía Annel. ¿He perdido mi rumbo? ¿Qué soy ahora? ¿Quién soy? Y recordar, que antes, simplemente antes, podía hacer cosas grandiosas. Especialmente cuando estaba bajo el mando de Juan Pablo Duarte. No merezco ser llamada trinitaria, cuando lo que represento ahora es un chiste, una burla. Recordando lo que he hecho estos últimos años, solo ha sido comportarme como una libertina, cogerme a cuantos pase ¿Dónde esta mi honor? ¿Dónde esta el deber de luchar? ¿Dónde están los valores que alguna vez forjé del lado de taita y reforcé en la patria? ¿Dónde estoy yo? Me doy cuenta de lo estúpida que he sido y sigo siendo. —Oye —Dijo Rebeca interrumpiendo mis pensamientos —¿Qué es lo que te pasa Danna? Tengo mucho miedo —Dijo hablando con temor. —Solo estoy siendo muy estúpida mi niña —Dije riéndome sin gracia —Me siento muy mal, aunque tengo la fuerza para acabar con un ejército, mentalmente estoy acabada. Es una reacción bola de nieve. —¿Bola de nieve? —Dijo confundida. —Si, ponte a pensar que una pequeña bolita de nieve es un problema, luego mientras rueda la bolita en la nieve cada vez se hace mas y mas grande si hay más y más problemas hasta que es gigante y no la puedes parar, terminando esto en dos cosas: O te aplasta y te mueres. O te aplasta y te levantas para sobrevivir. —¿Por qué tu no te levantas? —dijo triste. —Yo… no lo sé. Ni siquiera se porque te digo esto —Dije cansada. // —Estaba yo pintando un cuadro, era un cuadro de ti, y por un momento, pensé que estabas aquí, pero entonces, otra vez, no era real y todo este tiempo he estado mintiendo, mintiéndome a mí misma Vicente. He estado poniendo el dolor en el lugar más alejado de mi mente, sin éxito. Pero yo seguí corriendo, a un lugar en el cual caer —dije mirando a la luna. Eran las 6 am, apenas estaba por entrar el alba. Con una pequeña lagrima empecé el siguiente día y traté de portarme diferente, a como mi hermano y amigos querían. También sin éxito. Simplemente no puedo. Me puse unos lentes de sol y un vestido de playa n***o. Scarlette llevaba todo lo necesario y los 5 nos marchamos a la playa. No había mucha gente a la hora de la mañana, era una delicia estar a esas horas ahí. Bajo unos arboles y palmeras me senté y los chicos dejaron todas su cosas ahí, mientras yo disfrutaba del aire, del sol y de la vista. Me entretuve mirando una revistas de moda que tenía Scarlette en su mochila y empecé a distraerme un poco. Al menos, me hacia sentir bien estar un rato fuera. —Hermoso día para estar en la playa ¿No crees? —Oí una voz un tanto conocida. Es una voz masculina aguda. Traté de ignorar ya que de seguro es mi imaginación y solo es un men tratando de ligar. —Es bueno tomar un poco de aires en especial cuando estas depresiva, por la muerte de un ser querido… ¿no lo crees Danna? ¿Qué? ¿Cómo coño sabe mi nombre? Me volteo y ahí está, de espaldas hacia mí. Un hombre grande, mestizo, con una larga cabellera y una cicatriz en la mejilla. Definitivamente no lo conozco. —¿Quién coño eres? —Exclamé.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
49.8K
bc

Navidad con mi ex

read
8.6K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
85.6K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
162.2K
bc

Bajo acuerdo

read
7.4K
bc

Tras Mi Divorcio

read
508.5K
bc

Yo, no soy él

read
88.1K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook