Capítulo 2

1898
Tomándose unos minutos para calmar a su anatomía que seguía muy entusiasmada por haber estado tan cerca de Caroline, suspiró con fuerza, necesitaba un trago para componerse. Se acercó a su bar por un vaso de lo que sea, necesitaba regresar a su serenidad habitual para la reunión, su empresa finalmente estaba consiguiendo grandes contratos y este en particular les había costado meses en llegar a algo. Luego de esa copa y unas gárgaras con enjuague bucal en su baño privado decidió no darle tiempo a Caroline para pensar. Con su mirada de negocios instalada en el rostro se dirigió hasta la oficina de ella, que se encontraba tan absorta con lo que tecleaba en su computadora que no lo vio aproximarse. — Señorita Makis, la necesito en la reunión — ¿Cómo? —levantó la cabeza recibiendo el impacto de su jefe en modo negocios—. No tengo reuniones programadas para hoy señor Dermoth — Ahora —ordenó cortante — Pero… Intentó excusarse, protestar pero estaba algo confundida por su cambio de actitud. — ¿Hay algún problema con lo que acabo de ordenarle? —no estaba para bromas, su tono no era el de antes — Yo solo negocio los contratos, usted es quien los cierra, mi presencia es irrelevante Intenta zafarse, lo último que desea en este momento es estar con él, en una habitación cerrada, haría las cosas aún más incómodas. Ojalá su día acabara pronto. — ¿Vas a ignorar mi orden? —replicó molesto. — ¿Qué? No, claro que no —se apresuró a aclarar, no sabía que estaba pasando — Estoy perdiendo mi tiempo aquí intentando convencerla para que haga su trabajo. La reunión es ahora. — En un minuto me reúno con ustedes…, señor. Satisfecho dio media vuelta dirigiéndose a la sala de reuniones. Su secretaria ya se encontraba en su lugar habitual lista para tomar notas si así se lo solicitaba. Procedió a estrechar la mano de los presentes saludándolos uno a uno hasta que llegó Caroline, con su ceño fruncido. A la fecha Collin, nunca le había hablado de ese modo y comenzaba a incomodarle lo ocurrido en la oficina, estaba segura que su nueva actitud se debía a que lo había rechazado. — Señores, ya conocen a la señorita Makis La presentó Collin y aguardó a que los saludara a todos para iniciar con lo que los llevaba allí, los negocios. Se tomó su tiempo para explicarles los beneficios que este contrato tenía para ellos junto con asegurarles que en caso de contratiempos él, personalmente se hará cargo. — Y en caso que me encuentre indispuesto, lo cual no veo probable, la señorita Makis, es perfectamente capaz de hacerse cargo de todo — ¿Es su mano derecha? — Ambas manos —afirmó capturando su mirada—. Es mi filtro, nada llega a mi sin que ella lo haya aprobado, por lo que reitero, es la autoridad —sonrió con malicia asegurándose que lo notara — Es una joven muy eficiente — Lo es y terminando con la explicación para poder pasar al contrato, me gustaría anunciarles que la señorita Makis, será su representante en el transcurso de la planificación y toma de decisiones de las campañas publicitarias ella, será la encargada de informarlo, espero que les parezca bien — Me parece excelente, mi cadena de hoteles para jóvenes viajeros es bastante exigente y es necesario ser muy minuciosos en el tema publicitario — Maravilloso. Mientras Collin, continuaba con la reunión Caroline, solo escuchó pensando en que ya tenía suficiente trabajo como para agregar ahora esta empresa a su lista de quehaceres y responsabilidades. Sin duda que Collin, estaba buscando cabrearla y lo había conseguido muy fácilmente. Aunque no es la gran novedad, no suele ser una mujer tolerante, es más bien una chica con un carácter digno de respetar y él, lo sabía perfectamente por lo que se sintió satisfecho al haberla hecho enfadar. Regresó a su despacho feliz, había conseguido ese contrato, ahora tenía que poner a trabajar a su equipo de publicidad así que se pasó el resto del día en el piso de abajo reunido con el jefe de área. Sería un fin de semana con mucho trabajo. El lunes por la mañana Collin, llegó 2 horas tarde, usualmente su llegada es a las 8am y se encarga de recorrer cada departamento antes de instalarse en su despacho. Pensó todo el fin de semana en cómo sería su relación con Caroline, después de haberle revelado sus más oscuros deseos — Buenos días señorita Makis Saludó al encontrarla en el departamento de recursos humanos resolviendo un par de problemas junto al encargado. — Buen día señor Dermoth —saludó sin ánimos, seguía nerviosa a su alrededor por todo lo que estaba sucediendo entre ellos. — Necesito hablar con usted. — Claro, termino en 30 minutos —levantó la vista de los papeles en su mano y lo miró a los ojos — Ahora señorita Makis Dicho esto, Collin, encaminó hacia la zona de los elevadores, en donde aguardo con tranquilidad con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. — Creo que el jefe está algo molesto Caroline — No te burles Carlos y ve buscando reemplazos para esos holgazanes, es quinta vez que llegan tarde un lunes y sabes muy bien que eso es causal de despido — Al señor Dermoth, no le agrada despedir a la gente —le advirtió lavándose las manos y dejándole toda la responsabilidad a ella — Ya tuvieron suficientes oportunidades ¿viste su aspecto? Obviamente no es por una urgencia familiar — Lo sé Caroline, tú ganas, voy a convocar entrevistas, pero serás quien le de las explicaciones al jefe — Como siempre Carlos —arqueó una ceja acusatoria, no esperaba menos de él. — Ve, no quiero que tengas problemas, al parecer anda de malas — Al parecer… Reuniendo sus cosas se dirigió hasta los elevadores donde Collin, la seguía esperando — Siento curiosidad ¿qué parte de “AHORA” no le quedó claro, señorita Makis? — Lamento la demora señor Dermoth, pero no iba a dejar a Carlos, con la palabra en la boca, simplemente fui al grano y aquí estoy. — Suba al elevador. Hizo lo que le pidió, entró al elevador e instintivamente se refugió en una de las esquinas intentando poner toda la distancia posible ellos. Collin, no volteó a verla hasta que las puertas se abrieron nuevamente y entonces tomó su tiempo para darle un lento y descarado repaso a su elección de vestuario. Todo en ella era siempre perfecto desde sus tacones relucientes, pantalones planchados a la perfección sin una sola pelusa, blusa ajustada y bléiser, muy femenina y provocadora como siempre, salvo que cuando su ruta llegó a ese precioso rostro la seria expresión lo arruinó todo — ¿Algún contratiempo del que tenga que estar al tanto? —continuó en tono frío, no iba a dejar que el atractivo de Caroline, lo desconcentrara. — No por ahora, señor —respondió sin corresponder su mirada — ¿Hay algo que la esté molestando? — No, señor — Tengo nombre Caroline —suspiró frustrado por tanto “señor”. — Estoy al tanto SEÑOR. — Bien, estoy intentando no mezclar las cosas pero usted no lo facilita, SEÑORITA MAKIS. — Nada en mi es “fácil”… Collin —espeta furiosa porque aún insista en lo ocurrido el pasado viernes. — Eso es lo interesante Caroline — ¿Podría solo decirme qué necesita hablar conmigo? — Sí —la invitó a bajar del elevador indicándole la salida con la mano—. Nos dirigimos al archivo ¿trae con usted la tarjeta de acceso? — Sí, señor Dermoth —asintió extendiéndole la tarjeta procurando que no tocara sus dedos en un pobre intento por provocarla — Esta semana hay mucho que hacer, necesito un inventario detallado de todos nuestros contactos — ¿Por cifras? — No, por fechas Le informó abriendo la puerta con la tarjeta de acceso de Caroline. Una vez en el interior la observó acercarse a los archivos y comenzar a ojear algunos. — Necesito un inventario de todos los contactos y su documentación que quede todo perfectamente clasificado. Lo quiero listo para mañana — Muy bien — Y no olvides que hoy tienes la visita a las oficinas de Fitness&Healt, para la primera reunión con el dueño de los gimnasios —le recordó con malicia — No lo olvido, recuerdo muy bien mis compromisos señor — Entonces no es necesario que le recuerde que los lunes reviso los libros de registros digitales y manuales — No, señor —continuó ignorándolo con la mirada fija en los documentos que ojeaba. — Bien, a las 2 de la tarde la espero para almorzar, tenemos que discutir los puntos de su reunión de esta tarde —espetó exasperado por lo difícil que le estaba siendo cabrearla, esperaba algún tipo de protesta por el trabajo extra. — ¿Discutir? Siempre se lo envío por escrito y usted me regresa la corrección. — Esta vez lo vamos a hablar, es otro contrato grande, son 4 sedes — Ya tengo algo preparado —anuncia con la esperanza de evitar una situación incómoda. — Entonces comenzaremos por eso — Preferiría que fuera después del almuerzo —se negaba a pasar una hora encerrada con él — 2pm en punto, ¿está claro? — Sí señor —aceptó a regañadientes De regreso en su oficina Collin, se lanzó a su computadora e ingresó al programa de cámaras de vigilancia, hizo doble clic sobre la sección de informática seleccionando el archivo. Hacerse el duro era agotador y llamar su atención una misión imposible, al menos podía verla por la pantalla. Caroline, se había quitado su bléiser y recogido su hermoso, y sedoso cabello antes de comenzar a leer archivo tras archivo…, le encantaba el modo en que se concentraba o cómo jugueteaba con su labio cuando algo le interesaba, como se tocaba el cuello o tocaba sus pendientes…, suspirando el resto de la mañana por ella y cómo la había cagado al confesarle su oscuro deseo. Pero ella no iba a dejar que los intentos de Collin, por colmar su paciencia la llevaran al límite así que de buena gana comenzó a apilar todos los documentos sobre la mesa de la esquina. Por suerte la empresa solo tenía 11 meses de existencia. Después del mediodía Caroline, finalmente regresó a su oficina para encargarse de los libros. Esta tarea le llevaba por lo general toda la mañana y parte de la tarde, estaba tan abrumada por la presión que Collin, ejercía sobre ella, entendí que lo hiciera por haberlo rechazado en su lugar no podría ni mirarlo a la cara así que intentaba solo cerrar la boca y no caer en una discusión o volver a tocar el tema, ya era bastante incómodo ser consciente de sus descaradas miradas que le lanzaba sin el menor arrepentimiento y no dejaba de preguntarse si esa mirada estuvo allí siempre o es solo ahora que ha revelado sus deseos… A las dos de la tarde en punto Lidia, le recordó su almuerzo con el jefe e intentó retrasarlo todo lo que pudo pero finalmente acabó yendo antes que él mismo fuera a buscarla. Sabía que lo haría si no entraba pronto.
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